Cαριтυlσ 11

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Escuchen la canción leyendo el capitulo ♥ 


Vamos a salir de aquí -dijo Jiminie-. Vamos hacia las murallas. Ellos ya dijeron que quien quisiera se podía ir. -Es mejor que descansemos, Jiminie. "Vas a morir", susurraron las Voces de nuevo.

Quiero mirar el valle una vez más, JungKook. Tú sabes que voy a morir. Sí, él lo sabía. Era un hombre acostumbrado al campo de batalla, conocía las heridas que acababan con sus soldados. La herida de Jiminie  llevaba tres días abierta, envenenando su sangre. Las personas cuyas heridas no cicatrizaban podían durar dos días o dos semanas. Nunca más que esto. Y Jiminie estaba cerca de la muerte. Su fiebre había pasado. JungKook  también sabía que esto era una mala señal. Mientras el pie dolía y la fiebre quemaba, el organismo aún estaba luchando. Ahora ya no había más lucha, tan solo la espera.

"Tú no tienes miedo", dijeron las Voces. No, Jiminie no tenía miedo. Desde pequeño sabía que la muerte era apenas otro comienzo. En aquella época, las Voces eran sus grandes compañeras. Y tenían rostros, cuerpos, gestos que sólo él podía ver. Eran personas que venían de mundos diferentes, conversaban y nunca lo dejaban solo. Tuvo una infancia muy divertida, jugaba con los otros niños, utilizando a sus amigos invisibles, cambiaba cosas de sitio, hacía ciertos tipos de ruidos, pequeños sustos.

Las Voces estaban de nuevo allí, y él no se molestaba por eso. Al contrario, las necesitaba, ellas le enseñarían el camino, después de morir. -No te preocupes por mí, Jungkook. No tengo miedo de morir -dijo él. Llegaron a lo alto de la muralla. Un viento frío soplaba sin parar y Jungkook procuró abrigarse con su capa. Jiminie no sentía ya el frío. Miró hacia las luces de una ciudad en el horizonte y hacia las luces del campamento, al pie de la montaña. Había hogueras en casi toda la extensión del valle. Los soldados  aguardaban la decisión final.

Escucharon el sonido de una flauta procedente de allá abajo. Algunas voces cantaban. -Son soldados - dijo Jungkook -. Saben que pueden morir en cualquier momento, y por eso la vida es siempre una gran fiesta. Jiminie  sintió una inmensa rabia de la vida. Las Voces le estaban contando que Jungkook  encontraría otras mujeres, tendría hijos, y se haría rico con elsaqueo de ciudades. "Pero jamás volverá a amar a nadie como a ti, porque tú formas parte de él para siempre", dijeron las Voces. Se quedaron algún tiempo mirando el paisaje de allá abajo, abrazados, escuchando el canto de los guerreros. Jiminie sintió que aquella montaña había sido escenario de otras guerras en el pasado, un pasado tan remoto que ni siquiera las Voces conseguían recordar.

JunKook  conocía el Don de su Jiminie.  Pero hacía mucho tiempo que él no tocaba el tema. Aun así, ninguna vida es igual a la otra. Y puede ser que no nos encontremos nunca más. Necesito que sepas que te amé mi vida entera. Te amé antes de conocerte. Eres parte de mí. Voy a morir. Y como mañana es un día tan bueno para morir como cualquier otro, me gustaría morir junto con los sacerdotes. Nunca entendí lo que ellos pensaban del mundo, pero ellos siempre me entendieron. Quiero acompañarlos hasta la otra vida. Tal vez yo pueda serles una buena guía, porque ya estuve antes en esos otros mundos.

Jiminie pensó en la ironía del destino. Había tenido miedo de las Voces porque ellas podían llevarlo por el camino de la hoguera. Y, sin embargo, la hoguera estaba en su camino. JungKook  miraba a su chico. Sus ojos estaban perdiendo brillo, pero aún conservaba el mismo encanto que cuando lo había conocido. Nunca le había dicho ciertas cosas, no le había contado sobre las mujeres que recibió como premio de batallas, las mujeres que encontró mientras viajaba por elmundo, las mujeres que estaban esperando que él volviera algún día. No le había contado esto porque estaba seguro de que él lo sabía todo y le perdonaba porque él era su gran Amor, y el gran amor está por encima delas cosas de este mundo.

Pero había otras cosas que él no había contado y que posiblemente él jamás descubriría, que había sido él, con su cariño y su alegría, el gran responsable de que él volviera a encontrar el sentido de la vida. Que fue el amor de aquel muchacho el que lo había empujado hasta los más distantes continentes de la tierra, porque tenía que ser lo bastante rico como para comprar un campo y vivir en paz, con su Jiminie, el resto de sus días. Fue la inmensa confianza en aquella criatura frágil cuya alma se estaba apagando, que lo había obligado a luchar con honor, porque sabía que después de la batalla podía olvidar los horrores de la guerra en su regazo. El único regazo que era realmente suyo, a pesar de todas las mujeres del mundo. El único regazo donde conseguía cerrar los ojos y dormir como un niño.

Ve a llamar a un sacerdote, JungKook -dijo él. Quiero recibir el bautismo. JungKook pensó un momento, sólo los guerreros escogían la manera de morir. Pero el hombre que tenía en frente había dado su vida por amor, quizá para él, el amor fuese una forma desconocida de guerra.

Se levantó y descendió las escaleras de la muralla. Jiminie intentó concentrarse en la música que venía de allí abajo, que hacía la muerte más fácil. Mientras tanto, las Voces no paraban de hablar. "Todas las personas, en su vida, pueden usar los Cuatro Anillos de la Revelación. Tú usaste uno solo, y era el anillo equivocado", dijeron las Voces. Jiminie miró sus dedos. Estaban heridos, las uñas sucias. No había ningún anillo. Las Voces se rieron. "Tú sabes de lo que estamos hablando -dijeron-. La virgen, la santa, él mártir, la bruja." Jiminie sabía en su corazón lo que las Voces decían. Pero no se acordaba. Había sabido esto hacía mucho tiempo, en una época en que las personas se vestían diferente y miraban al mundo de otra manera. En aquel tiempo él  poseía otro nombre y hablaba otra lengua. "Son éstas las cuatro maneras en que las personas comulgan con el Universo -las Voces dijeron.

Jiminie continuaba mirando al campamento, allí abajo. "Y el Mártir -continuaron las Voces -, El Mártir posee el poder de aquellos a quienes el dolor y el sufrimiento no pueden causar daño. Se entrega, sufre, y a través del Sacrificio descubre la sabiduría del mundo."

Jiminie  volvió a mirar sus manos. Allí, con brillo invisible, el anillo circundaba uno de sus dedos. "Podías haber escogido la revelación de la Santa, aun cuando no fuera éste su anillo -dijeron las Voces -. La Santa posee el coraje de aquellas  personas para quienes Dar es la única manera de recibir. Son un pozo sin fondo, donde las personas beben sin parar. Y, si falta agua en su pozo, la Santa entrega su sangre, para que las personas no cesen jamás de beber. A través de la Entrega, la Santa descubre la Sabiduría del mundo." Las Voces se callaron. Jiminie escuchó los pasos de JungKook subiendo la escalera de piedra. Sabía cuál era su anillo en esta vida, porque era el mismo que había usado en sus vidas pasadas, cuando tenía otros nombres y hablaba lenguas diferentes. En su anillo, la Sabiduría del Mundo era descubierta a través del Placer.

Pero no quería acordarse de esto. El anillo brillaba, invisible, en su dedo. JungKook se aproximó. Y de repente, al elevar los ojos hacia él, Jiminie reparó en que la noche tenía un brillo mágico, como si fuese un día de sol. "Despierta", decían las Voces. Pero eran voces diferentes, que él nunca había escuchado. 

 

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Nos Vemos en el Próximo Cap ♥


Mɪ ᴏᴛʀᴀ ᴍɪᴛᴀᴅ ☯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora