Mɪ ᴏᴛʀᴀ ᴍɪᴛᴀᴅ ☯

Cαριтυlσ 3

Esta es la primera y más importante lección -- dijo el Mago --, mira el mundo a tu alrededor, y percibe todo cuanto puedas percibir.  A cada momento, ante cada persona, la Tradición del Sol muestra la sabiduría eterna. Desde el fondo de su corazón, imploró que el menor entendiese lo que iba a enseñarle. Al fin de cuentas, él era su Otra Parte, aun cuando todavía no lo supiera, aun cuando todavía fuese demasiado joven y estuviera fascinado por las cosas y personas del mundo.

Jimin llegó a ver, a través de la oscuridad, la figura del Mago entrando en el bosque y desapareciendo entre los arboles que había a su izquierda. Tuvo miedo de quedarse solo allí y procuró mantenerse relajado. Esta era su primera lección, no podía mostrar ningún nerviosismo.

'' El me aceptó como discípulo. No puedo decepcionarlo.''

Estaba contento consigo mismo y al mismo tiempo sorprendido por la rapidez con que todo había sucedido. Pero jamas había dudado de su capacidad -- estaba orgulloso de él --, y de lo que lo había llevado hasta ahí.

Estaba seguro de que, desde algún lugar de la roca, el Mago estaba observando sus reacciones, para ver si era capaz de aprender la primera lección de magia. El había hablado de coraje, pues, hasta con miedo -- en el fondo de su mente comenzaban a surgir imágenes de serpientes y escorpiones que habitan en el bosque, Jimin debía demostrar valor. Dentro de poco él volvería, para enseñarle la primera lección.

''Soy una persona fuerte y decidida'', repitió, en voz baja para sí mismo. Era privilegiado por estar allí, con aquel hombre, a quien las personas adoraban o temían.

Revivió toda la tarde que habían pasado juntos, se acordó del momento en que percibió alguna ternura en su voz. '' Quien sabe si también me encontró un chico interesante. Tal vez incluso quisiera hacer el amor conmigo''. No seria una mala experiencia, había algo extraño en sus ojos.

''Que pensamientos tan tontos''. --De seguro ni siquiera soy su tipo. Estaba allí, detrás de algo muy concreto, un camino de conocimiento y, de repente, se percibía a sí mismo como un simple muchacho . Procuró no pensar más en esto y fue cuando se dio cuenta de que ya había pasado mucho tiempo desde que el Mago lo dejó solo.

Comenzó a sentir un inicio de pánico, la fama que corría respecto de este hombre era contradictoria. Algunas personas decían que era el mas poderoso Maestro que jamás conocieran, que era capaz de cambiar la dirección del viento, de abrir agujeros en las nubes, utilizando apenas la fuerza del pensamiento. Jimin, como todo el mundo, quedaba fascinado por prodigios de esta naturaleza.

Otras personas, sin embargo - personas que frecuentaban el mundo de la magia, los mismos cursos y clases a los que asistía, garantizaban que él era un hechicero negro, que cierta vez había destruido a una persona con su poder porque se había enamorado de la pareja de esta persona. Y había sido condenado a vagar en la soledad de los bosques.

''Quizás la soledad lo haya enloquecido más aun'', y Jimin comenzó a sentir de nuevo un inicio de pánico. A pesar de su juventud, ya conocía los daños que la soledad era capaz de causar en las personas, principalmente cuando se hacían mayores. Había encontrado personas que habían perdido todo el brillo de vivir porque no conseguían ya luchar contra la soledad, y acabaron viciadas en ella.

Eran en su mayoría, personas que consideraban al mundo un lugar sin dignidad y sin gloria, que gastaban sus tardes y noches hablando sin parar de los errores que los otros habían cometido. Eran personas a quienes la soledad había convertido en jueces del mundo, cuyas sentencias se esparcían a los cuatro vientos, para quien las quiere oír. Tal vez el Mago hubiera enloquecido con la soledad.

De repente, un ruido más fuerte a su lado lo sobresalto e hizo que su corazón se disparase. Ya no había ningún rastro del abandono en que se encontraba antes. Miró a su alrededor sin distinguir nada. Una ola de pavor parecía nacer desde su vientre y difundiéndose por el cuerpo entero.