Parte 10

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Consiguiendo calmarse, Eterna dejó de llorar y comenzó a pensar fríamente. Todos, alrededor de la mesa escrutaban curiosos la carta, que aún permanecía intacta. En el reverso del sobre se hallaba escrito "Luna" con una fina caligrafía, como si el que lo hubiera escrito fuese alguien elegante, distinguido... Pero nada más lejos de la realidad. 

Reuniendo el valor suficiente, Eterna abrió el sobre y leyó en voz alta:

"Mi querida Luna

Como habrás podido observar, siempre vamos un paso por delante de tus actos. Desde mi humilde guarida te escribo estas líneas con la esperanza de que, por propia voluntad, aunque con algún pequeño chantaje, decidas venir a mi acogedora morada. Por supuesto, de entregarte sin oponer resistencia, liberaremos a tu querido extraterrestre y prometo no hacerle el menor daño durante su estancia con nosotros.

Se despide cordialmente este hombre que tanto te ha echado en falta.

Dr. Gero"

-Sin duda es una trampa -terció Goku.

-De eso estoy completamente segura, pero he de ir y liberar a Piccolo -respondió Eterna.

Observaron que dentro del sobre había un plano con la ubicación del laboratorio. Por lo que se deducía, había una base como tapadera en una planta baja, pero el centro de operaciones se especificaba en un piso inferior, en un subterráneo.

-Creo que han cambiado su base. Ese lugar no me suena en lo más mínimo -especificó Goku.

-Eso da igual. La cuestión aquí es llegar hasta allí y que liberen a Piccolo.

-Sí, pero habrá que pensar en algo por si las cosas se tuercen. Esto parece demasiado fácil, y aparte de que se ve que es una trampa hay algo que no me encaja del todo -explicó Gohan.

-Ya se nos ocurrirá algo. A veces es bueno improvisar...

-Ay Goku, siempre igual -decía su mujer con cara de enfado.

-Lo único que a mí respecta es que debería ir yo sola. No quiero que vosotros también os expongáis a semejante riesgo por mi culpa. Será lo mejor -zanjó Eterna.

-¿Y no crees que es mejor que te acompañemos? Cuantos más seamos, más posibilidades tenemos -señaló Goku.

Eterna, ante la insistencia de sus amigos, fingió estar de acuerdo y se retiró a su casa, aludiendo que a primera hora de la mañana estarían preparados todos para emprender rumbo hacia el laboratorio.

Finalmente marchó de allí con el propósito de romper ese plan y esperaría un par de horas para calmarse, y luego, sin hacer el menor ruido, marcharía ella sola.


Gohan, convencido de que no se equivocaba en respecto a ella, consultó sus dudas con su padre y decidieron esperar a que Chi-chi se durmiera para poder marchar ambos, dada la absoluta negación que opuso ante la idea de que su hijo se embarcara en semejante peligro. Pero bien sabían todos que Goku era completamente diferente. Tras ver como el chico se había entrenado con Piccolo, no dudó ni un instante de cuán fuerte era ahora. Y por supuesto, en esta nueva empresa, toda ayuda era poca.

Por otro lado, ya pasada la media noche Eterna salió de su casa, plano en mano, totalmente lista para ir al rescate de su querido guerrero.

Se adentró en el bosque y justo cuando iba a emprender vuelo, dos figuras se pararon delante de ella, cerrándole el paso.

-¿A dónde crees que vas tú sola? -preguntó una voz infantil.

-De ti me lo esperaba, Goku, pero hacer venir a tu hijo... Esto es peligroso.

Lunas de Recuerdos OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora