Parte 6

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Los días pasaban sin pena ni gloria, parecía que todo había vuelto a su cauce natural y se respiraba nuevamente la tranquilidad en aquél monte.

Salvo para Piccolo, que receloso, sabía de sobra que a Eterna le estaba pasando algo muy desagradable, algo que escapaba totalmente a su comprensión.

En todo este tiempo no la había presionado ni había sacado el tema a relucir, lo último que quería era ser esa estocada en su corazón que terminara de destrozarla.

Cierta noche sobrevolaba tranquilamente el cielo estrellado. Sentía la necesidad de volar libre, sin pensar en nada, hasta que escuchó un suave murmullo proveniente de alguno de los árboles cercanos a la orilla del río.

Se acercó intentando ser lo más sigiloso posible y descubrió a Eterna. Se hallaba recostada en la hierba, con la mirada perdida en el cielo mientras entonaba una canción. Piccolo jamás la había escuchado cantar, de hecho nunca imaginó encontrarse con algo así, y sin más dilación se detuvo a prestarle atención a la triste cadencia que escapaba de sus labios.

"Sucedió justo antes de que la luna colgara

El cansado, pesado odio hacia ella

La horca y las tumbas sostienen la blanca cuna

Sus lágrimas se han convertido en amapolas

Un brillo en la medianoche

Una flor en el crepúsculo, una flor en el crepúsculo

Y sus gritos están en nuestros gritos

Sus gritos en el sauce

Le llevaron a la horca

Él sin embargo luchó contra ellos todo el camino

Y cuando nos preguntaron cómo sabíamos su nombre

Fallecimos justo antes que él

Sus ojos en las flores se encuentras

Sus manos en las ramas, sus voces en la brisa

Y sus gritos están en nuestros gritos

Sus gritos en el sauce

Estamos esperando detrás del sauce

Su blanca, blanca cuna

Su cerradura se ha oxidado

Su foto desgastada y resistente

Sus cabellos en el jardín

Las rosas en los dedos de los pies

Su corazón en flor

Sus ojos están en las ramas

Y sus gritos están en nuestros gritos

Sus gritos en el sauce..."

 

Piccolo escuchó con desasosiego la triste canción que entonaba Eterna, perdida en las estrellas que conformaban el firmamento. Se acercó a ella lentamente, con el corazón desbocado. No entendía por qué se sentía así cada vez que la veía de esa forma, tan serena y relajada, tan tenebrosa y oscura por dentro.

-Es una canción muy triste... aunque creo que no la he entendido bien -dijo él intentando calmar sus nervios.

Eterna se incorporó un poco, quedando sentada en la hierba. Le miró con los ojos más puros que hubieran pisado la tierra jamás. Se podría decir que era incluso inocente, pero tratándose de ella...

Lunas de Recuerdos OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora