Reina a los 16

CAPITULO 2

         EL TRASLADO

Desgraciadamente llegó el día y yo como no tenía un poco de miedo y a la vez comenzaba a sentir nostalgia.

Llamó alguien a mi puerta y abrí. Era el soldado con el que iba a ir a la Tierra.

- ¿Qué haces tú aquí?

- Me ha enviado el rey, debemos partir - fue bastante amable pero a mi seguía sin gustarme.

Cogí mis cosas y salí hacia el patio donde se encontraba la nave. Me despedí y subimos a la nave, primero yo, luego Morfeo y a continuación el soldado y su pegaso.

Despegamos, yo iba en el asiento del copiloto y los pegasos y nuestras cosas en la parte de atrás. La nave no era muy grande pero por dentro paracía bastante espaciosa. Mientras yo estaba absorta en mis pensamientos había un silencio incómodo pero entoces fue cuando el soldado decidió abrir su bocota.

- Me llamó Shane y la yegua Canela ¿Cómo se llama tu pegaso? - dijo

- ¿Qué te hace pensar que me puedes hablar? - dije lo más borde posible.

- Tu padre me ha enviado y supongo que tendremos que congeniar - explicó

Estuve pensando un rato.

- Se llama Morfeo - dije algo arrepentida de responder

- ¿Qué te pasa ahora conmigo?

Le di un codazo, pero a los instantes me empecé a arrepentir porque la nave empezó a descontrolarse. Por suerte después de unos minutos tuvo la nave bajo control.

- ¿En qué pensabas? - me gritó.

- ¿Cómo te has atrevido a gritarme? - respondí en el mismo tono.

Me fui a la parte de atrás de la nave con Canela y Morfeo. Empecé a acariciar a Canela.

- ¿Cómo le aguantas? - pregunté aún sabiendo que no iba a escuchar una respuesta.

Shane se giró y me miró con cara rara.

- ¿Esperas alguna respuesta?

- No, pero acaso te importa.

- Supongo que si voy a tener que vivir contigo debo saber si vivo con una loca - dije aguantandose la risa.

- ¡Esa no es forma de hablar a tu princesa! - grité aunque no estaba enojada.

Empecé a pensar ¿Cómo se me había ocurrido decir "tu princesa" de esa forma? Definitivamente lo del traslado me estaba afectando a la cabeza.

Después de unas horas aterrizamos en la casa que nos habían asignado, era enorme y tenía un gran prado y unas cuadras. La nave estaba camuflada y no sabía ni cómo lo habían hecho. Salí de mis pensamientos y pronuncié el conjuro que mi abuela me había enseñado para ocultar las alas de los pegasos y que pareciesen caballos o cómo se llamasen. Bajamos de la nave y yo me encargué de llevar a Morfeo y a Canela a sus respectivas cuadras, mientras que Shane cargaba con mi equipaje. Cuando terminé mi parte me pusé la ropa que usaba para montar antes de que nadie me viese con mi vestido azul cielo, debía usar eso hasta que comprase otra ropa. Como cuando llegamos ya era de noche decidí acostarme en mi habitación y Shane en la suya, que se encontraba al lado de la mía desgraciadamente.