CAPITULO 14

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                                                                         En el hospital      

 Entramos y fui a por el botiquín.

_ ¿Quién es el primero? - dije mirándoles consecutivamente.

- Yo - dijo William levantandose.

Se sentó en la silla que había apartado y yo cogí lo necesario del botiquín. 

- Perdón - dije cuando me tropecé y caí sobre sus piernas.

- No pasa nada, puedes hacercarte más - dijo cogiendo mi cintura y provocando que me acercase más a él.

- Ya - dije cuando terminé.

Me levante y me di la vuelta para mirar a Shane. Pero cuando iba a hablar William me abrazó por detrás y me dio un beso en la mejilla.

- Gracias - dijo mientras Shane le miraba desafiante.

Sin duda se estaban picando, y ahora le tocaría el turno a Shane. Éste se sentó en la silla en la que el otro se había sentado.

- ¿Por qué no te sientas encima de mí? - dijo señalando sus piernas.

Yo lo hice aún sabiendo de que se trataba.

- Esto tiene mala pinta - dije cuando vi una de sus heridas.

Cinthya se acercó.

- Hay que llevarte al hospital - objetó.

William nos llevó en coche. Shane y yo bajamos y entramos en el hospital mientras Cinthya y William buscaban sitio para aparcar.

No tardamos mucho en entrar a la consulta a que le pusiesen los puntos. Shane me cogió de la mano mientras se los ponían, cada vez apretaba más, hasta tal punto que cuando me soltó mi mano estuvo blanca durante unos instantes. En ese momento vi a William asomado por la ventanilla de la puerta, parecía ¿Triste? Sí, sin duda triste, y el inteligente de Shane (irónico) me besó en ese instante.

Cuando salí de la consulta con Shane me adenlanté a los demás para evitar incomodidades. Entonces William me cogió del hombro y me dio un beso en la mejilla, sin duda seguían con el juego. Entonces me percaté de que Shane se acercaba por detrás y no parecía contento. Cuando llegó le pegó tal puñetazo que William cayó inconsciente al suelo.

- ¿Qué has hecho? - dije arrodillandome junto a William - Ve a buscar a alguien.

A los pocos minutos unos enfermeros se llevaron a William en una camilla.

- ¿Por qué lo has hecho?

- Simplemente se lo merecía.

- ¿Por qué? ¿Por darme un beso en la mejilla? ¿No podeis olvidar vuestra rivalidad ni un solo segundo?

Cuando terminé me fui a la puerta de la habitación donde había instalado a William a esperar que alguna persona saliese a informar sobre su estado.

Pasaron unos minutos y salió un doctor, en ese momento me levanté.

- El paciente está consciente pero pasará una noche aquí ¿Se va a quedar usted con él?

- Sí - respondí.

- Excelente, dile a su novio que se mejore - se despidió.

¡No es mi novio! Estoy hasta las narices de los dos chicos que me piden que sea su novia quise gritarle pero me limité a entrar a ver a William.

- ¿Te quedarás tú conmigo? - me preguntó.

Asentí.

- Ire  a avisar a tu hermana y a Shane, enseguida vuelvo - dije.

Les encontré fuera del hospital.

- Debe quedarse esta noche en el hospital y me quedo con él ¿Os importa?

Shane refunfuñaba y Cinthya sonreía.

- Muy bien, Shane ¿Te vienes a mi casa? - dijo mi amiga la aprovechada.

Yo la sonreí.

- Vale - aceptó Shane forzando una sonrisa.

Volví a la habitación con William.

- Has tardado mucho - dijo haciendo pucheros.

- Sabes que eso no es verdad.

- Tú sabes que sí lo es.

- Dejalo - dije haciendo un gesto con la mano.

- ¿Y qué hacemos?

- No se ¿Qué quieres hacer?

- Decirte lo mucho que te quiero y porque te amo.

- No, no quiero saberlo, luego empiezan las peleas y yo no quiero saber nada.

- Venga, nadie lo sabrá si tú no quieres.

Suspiré.

- De acuerdo...

- Pues para empezar cada vez que te veo me pierdo en tus hermosos ojos, en tu sonrisa y en tu preciosa voz. - me puse colorada - sin ti ya no soy nada, no ahora que te he conocido y no me rendiré hasta conseguirte. Adoro cuando te pones colorada - en ese momento me acarició la mejilla - y cuando te enfadas estas muy guapa. Te adoro y quiero tenerte conmigo siempre.

Sin duda eso era cursi y romántico y estaba roja como un tomate por aquello. No sabía lo que debía responder así que hubo silencio, pero no fue incómodo, fue como si nos dijesemos miles de palabras a la vez, como si lo expresaramos todo.

- Dianne te QUIERO - dijo al cabo de un rato.

En ese momento una lágrima recorrió mi sonrrojada mejilla. Lloraba de felicidad, de emoción, aquello fu simplemente preocioso.

Reina a los 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora