CAPITULO 13

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      No se qué hacer (Parte II)

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          NARRA DIANNE

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- ¿Cómo te fue ayer por la tarde? - me atreví a preguntar.

- No se, pero está claro que a Shane le gustas tú - dijo mi amiga.

- ¿Cómo? Ahora me siento fatal, pensaba que lo iba a conseguir, pero... - me sentía mal.

- No paró de preguntarme cosas sobre ti.

- Cinthya, esta tarde estaba con Shane y luego invité a tu hermano y..... madre mía. Ayudame. - preocupada estaba - Espera ¿Dónde estan?

- No se - respondió tranquila.

Me levanté sobresaltada de la silla y salí a buscarles ¿Dónde narices estaban? ¿Cuándo habían salido?

Cogí mi celular y llamé a Shane, no lo cogía, llamé a William, tampoco lo cogía ¿Qué mierda estaban haciendo?

Me recorrí ¿Todo el pueblo? Sin obtener resultado alguno. Debía volar por peligroso que fuera. Al cabo de unos minutos los divisé en una explanada fuera del pueblo. Fui descendiendo y los escuché hablar.

¿Qué decían? ¿Una apuesta? ¿¡Yo era la apuesta!? No podía seguir volan...

- ¿Dianne? - oí mientras me recuperaba.

- ¿Te encuentras bien? - dijo otra voz.

Al instante me di cuenta de que tenía a William y a Shane casi encima mía, pero, espera ¿Estaban llenos de sangre?

- ¿Qué mierda habeis hecho? - dije alterada - ¿Y qué es eso de la apuesta?

Los dos se miraron.

- Eeee.... - dijo uno.

- Mmmm..... - dijo el otro.

- Quiero saberlo ya, y todo.

- Tú primero - dijo Shane señalando a William.

Éste bajó la mirada.

- Pues.... Hicimos una apuesta, a los dos nos gustas y quien te conquistase primero se quedaría contigo, en fin, se supone que yo gané y nos peleamos aquí por ti - explicó.

Aquello era bonito y frustrante a la vez, bonito porque se habían peleado por mí y frustrante porque había sido como un objeto.

- ¿He sido un objeto? ¿Un instrumento de vuestras peleas? - dije levantandome enojada.

- Supongo que si lo miras así, sí - dijo Shane.

- No me lo puedo creer - miles de lágrimas empezaron a caer a la hierba.

- Dianne por favor no llores - dijo William.

- Quiero ver tu hermosa sonrisa - dijo el otro - lo siento.

- Ya estoy harta de esas dos palabras, ya no son nada, estoy harta de perdonar para que luego pase esto ¿No lo entendeis? Habeis jugado conmigo, con mis sentientos y me habeis hecho confundirme, ahora veo lo que sois, sois unos monstruos ya no se si podré confiar en vosotros.

Después de haber dicho esto salí corriendo.

- ¡Dianne!

- No, dejala tiene razón.

- Pero no puedo estar sin ella.

Eso fue lo último que pude escuchar antes de alejarme más.

Llegué a casa y Cinthya estaba esperándome.

- ¿Ya te han hecho llorar? Sube anda ahora voy - dijo.

A los pocos minutos Cinthya subió con pañuelos y chocolate.

- ¿Me cuentas todo? - preguntó.

Asentí y empecé a relatar todo.

- Ya lo entiendo, pero sabes, lo dicen de verdad.

- No es imposible - negué con la cabeza.

- Dianne cuando subiste llegaron los dos corriendo preguntando por ti y les eché fuera para que no te molestaran, ellos sí te quieren y creeme, me duele decirlo - dijo.

Mi amiga era la mejor.

- Gracias Cinthya, pero ya no se qué creer, me han tratado como un objeto y además si a los dos les gusto ¿Cómo voy a elegir?

- Mira Dianne, solo tienes que dejar que el corazón se decida o que ellos hagan lo posible para que los elijas.

- ¿Crees que no se estaran pegando otra vez?

- Ni idea ¿Te apetece ir a verles?

- Vale, pero sales tú a ver primero, no quiero que se peleen de nuevo solo por mí, me hace sentirme mal.

Bajamos la escaleras despacio, muy despacio. Cinthya abrió la puerta y me dijo que saliese.

Estaban los dos sentados en las escaleras de la entrada charlando como si nada.

- Ho-hola - saludé.

- ¡Dianne! - dije los dos al unisono mientras se levantaban.

- ¿Podras perdonarnos? - dijo Shane.

- Hemos sido unos tontos - dijo William.

- No se..... - hice como que pensaba - Puede.

Los dos me abrazaban y me susurraban cosas con sus respectivos estilos, Shane era más romántico y William más lanzado. Adoraba a los dos y a la vez no podía soportarlos.

- Chicos me estais estrujando - dije casi sin aire del abrazo/apretón.

Los dos se apartaron.

- Vamos a curaros estas heridas, sino mañana ireis llenos de sarpullidos y nadie quiere eso - dije al verles bien la cara.

Reina a los 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora