Romance en la fiesta

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Había quedado cautivado con su belleza desde el primer instante en que la había visto. La noche se estaba tornando demasiado aburrida al punto que ya no consumía alcohol por antojo sino por mero mecanismo. Creía que estaría mejor en su casa que en aquella fiesta donde no se relacionaba con nadie, hasta que aquella pelirroja de piel pálida se cruzo en su campo visual. No penso dos veces en acercarse hacia ella pues la veía deambulando como si estuviese perdida.

Disculpe mi intromisión, señorita ¿En que puedo ayudarla? — Por mas alcoholizado que estuviera, podía premeditar sus intenciones y también como disfrazarlas.

Ella lo miro con recelo, como si pudiera visualizar sus verdaderas intenciones. Luego de un incomodo silencio, respondió:

Me gustaría irme a casa.

Sin esperar respuesta alguna, le dio la espalda y se dirigio hacia el pasillo que se interponía entre la entrada y el living, donde se llevaba a cabo la fiesta. Una vez dentro del pasillo, se acerco a ella con pasos torpes. Aparentemente, estaba muy apresurada por irse debido a que estaba forcejeando con la puerta.

—¡Que extraño!—dijo la muchacha avanzando cautelosamente.— ¡Que puerta mas pesada!

—¡Dios mío! —dijo el hombre— Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Como nos han encerrado a los dos!

A los dos no, a uno solo.—dijo la muchacha.

Paso a través de la puerta y desapareció.

El hombre quedo perplejo frente a lo que había acontecido ¿Acaso había enloquecido? ¿O los efectos del alcohol había ido demasiado lejos? Cuando creia que no podía estar mas desorientada, el amigo suyo que lo había invitado a su casa, apareció en el pasillo e interactúo con el.

—¿Qué esta pasando, hermano? Corrías como si hubieras visto al diablo ¿Necesitas algo? —indago el anfitrión con altos grados de preocupación.

Si.— Necesito saber acerca de aquella hermosa pelirroja de piel pálida ¿De donde la conoces? Se la veía bastante incomoda en la fiesta. Me pidió que la acompañara a casa y cuando llego a tu puerta dijo que estaba muy pesada, como si no tuviera picaporte del otro lado ¡Y luego traspaso la pared como si fuera un fantasma! No se si me he vuelto loco o los efectos del alcohol me han ganado o simplemente he visto una ilusión...

El anfitrión se estremeció y comenzó a balbucear hasta que llego a formular la siguiente frase:

Las habladurías son ciertas. —el interesado en la misteriosa pelirroja quería motivarlo a que prosiguiera, sin embargo, se encontraba temeroso de lo que podría notificarle.

Luego de una pausa incomodante, el anfitrión añadió:

Esa chica pelirroja vivía aquí, antes que yo comprara este departamento. Según lo que cuentan, esa chica se suicidio aquí mismo ¡Todo por culpa de un amor enfermizo! Ella no quería saber nada de aquel pretendiente, no obstante, terminaba cediendo a la manipulación de el para quese siguieran viendo. La joven había perdido todas sus fuerzas con el, ya no le encontraba sentido a la vida por culpa de todo el acoso de su parte que padecía. Yo siempre creí que eran meros cuentos de viejas miserables que no soportan ver a alguien mejor que ellas. Dentro de todo, aquella es una situación bastante realista. Se hablaba algo en los departamentos vecinos sobre el fantasma de una mujer con las características físicas que mencionas y todos decían que la notaban desorientada. ¡Fui tan necio como para pensar que lo hacían para molestar! Ahora se que hay vida después de la muerte pero no estoy tan seguro de que sigamos siendo seres racionales pues, esa chica parecía haber olvidado que estaba muerta. Lamentablemente, amigo mío, no fueron los efectos del alcohol. Te has enamorado de alguien que no pertenece a este mundo. —Concluida sus palabras, lo abrazo más fuerte de lo que alguna vez lo hizo y simultáneamente se echaron a llorar

Cuando el amor nos lleva a la locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora