Capítulo 5

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Sarah mentiría si dijera que disfrutó de aquella cena en el Underground, por más inocente y regular que pareciera.

El tosco ruido en conjunto de todas las armaduras de los Goblins que llevaban la comida entre sus brazos estremeció a Sarah y le causo un incómodo dolor de cabeza que ella no podía explicar. Hubo un momento en donde Jareth se exaltó por que se había quemado la lengua con cierto platillo y Sarah reaccionó de manera alerta alejándose de él por precaución como si se tratara de un mero instinto de supervivencia. Solo comió pequeñas porciones de lo que se servía y daba ligeros sorbos a su copa porque sentía que su ni su garganta ni su estómago tenían permiso para digerir algún alimento. Los ruidos constates de los cubiertos rozando y chillando contra los platos hicieron que tuviera que contar hasta diez, pues lo único en lo que pensaba era en salir corriendo de allí, y se sintió aún más abrumada cuando Meredith le alcanzó la lista de la que le había hablado en su recamara. Leyó, en esta hoja de fina caligrafía, una serie de asignaturas que le recordaban a sus días en el colegio:

Modales y Conducta

Música

Geografía

Historia

Lenguas

Política

Ciencias Ocultas

La fey mencionó que por el momento solo tendría que estudiar dichas materias, pues las demás eran de menor importancia o era algo que aprendería por su cuenta cuando ella gobernara junto a Jareth.

Meredith la inspeccionaba de tanto en tanto mientras escuchaba sin atención la pequeña conversación que Jareth había iniciado.

-¿Qué tal el viaje, Meredith? –preguntó Jareth.

-Inesperado, diría yo –respondió-. Me habría preparado para la ocasión si me hubieras avisado con anticipación.

-Yo no sabía que las cosas se darían de esta forma, ¿Verdad, Sarah? –Jareth lanzó una mirada a la chica mientras esta tenía la vista perdida en el frutero al centro de la mesa y asintió casi involuntariamente ignorando por completo esa y las demás preguntas que él le hizo durante toda la cena.

Después de lo que Sarah llamaría como una eternidad, el monarca soltó los cubiertos, se levantó de la mesa y ofreció llevar a las mujeres a sus respectivas habitaciones. Meredith aceptó, pese a que luego le anunció que se excusaría por unas horas en lo que iba y venía por las cosas que debió de traer consigo de haber sido requerida con aviso y anticipación; ahora quedaba Jareth en compañía de la silenciosa Sarah, quien parecía estar tan concentrada en su cabeza como para prestarle atención al mundo frente a ella. Mientras caminaban, Jareth puso su mano sobre el hombro menos próximo de la chica tratando de acercarla a él, y pese a que esto le resultó extraño a ella, lo vio meramente como una acción inofensiva y no movió la mano de allí. Conforme iban avanzando por el castillo, la mano del monarca fue descendiendo por la espalda de Sarah, ella, de un momento a otro, sintió como aquella mano descendía lentamente, y está en un impulso estiró sus brazos para alejarse y se recargó contra la pared. Jareth la vio con sorpresa y confusión.

-¿Qué estás haciendo? –preguntó el Rey Goblin.

-¿Y tú? –fue la respuesta de Sarah- ¿Qué estabas haciendo?

Él la vio incrédulo a lo que sea que ella se refiriera.

-No sé de qué estás hablando.

Sarah sintió aquello como un detonante que de un momento a otro se había activado.

El Poder Sobre MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora