"Auf Wiedersehen"

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Ella estaba feliz.

-Es todo -dije-. Mi trabajo terminó aquí.

-¿Te vas? -dijo ella, su sonrisa se fue desvaneciendo.

-Ya no tengo más que hacer, la historia que tenía que escribir llegó a su fin, Meine Muse.

Sus ojos parecían guardarme rencor. ¡Oh, ¿Por qué lo pones tan difícil, querida?! Decir adiós...

-No es justo -dijo enojada. No pude evitar reír.

-¿No es justo para quién?

Nuestra caminata por un lugar indefinido se puso en pausa cuando su figura se detuvo ferozmente delante de mí y me miraba casi con el mismo odio con el había visto a su ahora esposo hace mucho tiempo.

-¡Para todos! -exclamó- ¡Si te vas dejamos de existir!

Vaya concepto suyo que tiene sobre el espacio, el tiempo y la mente. Curiosesco, curiosesco...

-No es así -su enojo y frustración pareció disminuir mientras me acomodaba el abrigo y seguía el camino a pies descalzos. Vaya sensación fría y reconfortante que es...-. Según mi voluntad sobre este mundo, su felices para siempre, tú felices para siempre, es tu presente y tu futuro. Su mundo siguirá existiendo, y su historia sigue y sigue ocurriendo a cada momento, Sarah querida. He escrito todo lo que tenía que escribir y mucho más, y tu futuro es tan claro como un cristal. Tan solo te falta vivirlo.

Su brillante mirada descendió para evitar verme al rostro.

-¿Entonces es un 'adiós'?

Mis manos llegaron a sus hombros en donde se vio obligada a enfrentar cada parte de mi rostro de no tan cerca.

-No -respondí-. No lo es. En alguna parte al borde de la imaginación, de la mente, de la locura y la cordura, de lo real y lo irreal, hay un Laberinto, que se tuerce y gira como malvados pensamientos, en cuyo centro habita un Rey y una Reina; allí es donde te encontraré alguna vez, cuando más te necesite, cuando menos lo esperes, regresaré. Pero no a concebir y a quitar como un dios o como un verdugo, no; sino como un amigo. Alguien con quien caminar largas horas y charlar de infinidad de pensamientos y que acepta una taza de té a cualquier hora. Algún día... solo tienes que ser paciente.

Sus ojos ahora se llenaron de dudas, curiosidad, y de aquella tristeza que hacía tiempo que había abandonado su ser y solo venía una ultima vez.

-¿Y qué es lo que vamos a hacer? -murmuró.

-Vivir, Sarah -respondí- Vive todos los días sabiendo que tú guerra ha terminado, respira de la eterna mágica brisa del Laberinto y sonríe ante todas las criaturas por más horridas y grotescas que puedan llegar a parecer. Saca la bondad y el corazón que hay en ti ante todos. Muéstrate intimidante, poderosa, fuerte, pero también se generosa, gentil, leal y de buen corazón. Lee, escribe, canta, baila y juega sacando a la niña que aún vive dentro de ti, despierta cada mañana sabiendo que el hombre a tu lado te ama con toda su inmortal vida, que eres una buena madre de la niña que acunas en tus brazos y que ella es la viva imagen de tu niña interior, y que el mundo en el que vives es la vida real, tu vida. Entonces vívela. Vive tu vida, Sarah, es lo único que te pido.

Un pequeño ataque sorpresa de su parte me hizo corresponder el abrazo que ahora me estaba dando. Estaba llorando.

-Gracias -dijo abrazada a mí.

-No, Sarah, gracias a ti. Nada de esto hubiera ocurrido de no haber sido por ti, por Jareth, por demasiadas personas y por la voz en mi cabeza que susurraba cada noche que merecías algo mejor que esto.

Ni siquiera yo estaba preparado para despedirme de ella, y no lo iba a hacer, pues de alguna forma y otra, nos volveríamos a ver. Pero hasta entonces, quiera algo con qué recordarla bien.

-¿No te gustaría tocar algo en el arpa para mí, Meine Muse?

No pudo más que reir.

-Creí que te habías olvidado de ello -rio.

-Por un momento yo también lo creí, pero me gustaría escuchar que tanto has aprendido en estos años, querida.

-Depende qué tanto quieres que aprenda –creo que nunca va a entender cómo funciona el mundo, no creo que los personajes alguna vez lo entiendan en verdad.

-Seamos realistas -sonreía ante la broma, misma que ella también había entendido-, Meredith te enseñó bien.

Y mientras las cuerdas del arpa bailaban y se deslizaban entre las yemas de los dedos de Sarah creando una espléndida, encantadora y mágica música que me dejó suspirando más de una vez, pues no quería olvidar ninguna nota de aquella canción que tenía la sensación de haberla escuchado antes, solo que no la recordaba, pero ahora, quería recordarla por completo. Tenía un lugar especial en mi cabeza, y allí iba a estar siempre que la necesitara.

Allí estaba ella, tan sumergida en su música como nunca antes la había visto, poniendo su mente y corazón en aquella pieza que tan cordialmente había aceptado a darme, después de todo lo que le hice, esta era la forma en la que ella me perdonaba todo, pese a que ser el demonio en persona no tenía perdón alguno, pero allí estaba ella.

Cerré los ojos, sumergiéndome en el hechizo que su música estaba haciendo en mí. Caía y caía y no llegaba a ningún lado.

-¿Cómo es el futuro? -preguntó ella.

Tuve que tomarme mi tiempo para responder.

-Bastante interesante.

Y siempre estaré completamente agradecido y en deuda con Meine Muse, pero fue un solo momento en el que bastó para escribir la palabra tan esperada de la historia.

Adiós, Sarah. Hasta que nos volvamos a encontrar...

Fin

El Poder Sobre MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora