Capítulo 8

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La bella y tranquila mañana fue interrumpida por la llegada de una carroza bastante llamativa, al igual que su ocupante, a la Ciudad de los Goblins y posteriormente al castillo.

Lady Meredith estaba con Sarah y con la modista, quien discutía unos últimos detalles del vestido de la chica con ambas mujeres. Al menos Jareth había dejado el vestido a decisión de Sarah, con la supervisión de la fey, claro.

La gran entrada del personaje bajando de la carroza se hizo notar hasta en los más remotos rincones del castillo, y el monarca, fastidiado al igual que lo iba a estar Meredith de saber de quien se trataba, fue a recibirlo a la entrada mientras un hada lo anunciaba, pese a que la pobre muy apenas tenía la fuerza y la voz para hacerlo.

De la carroza salió Fintster, con una gran capa colgando en su espalda y haciendo contraste con su gran cabello pelirrojo que si bien, no era tal revoltoso y alarmante como el de Jareth, a este sujeto le quedaba perfecto junto con los mismos ojos del monarca y una perfecta sonrisa la cual presumía y mostraba como todo el completo engreído que era.

-¡Hermano! –exclamó Fintster al ver a Jareth, este fingió alegría al ver a su hermano menor.

-Fintster –dijo en falsa alegría-, mi hermano, ¿Qué te trae a mi reino días antes de la boda?

El pelirrojo rio con gusto, más Jareth seguía sin creer, como siempre, que este sujeto llevara su misma sangre. "A Meredith no le va a gustar esto" pensó mientras elevó su mirada hacia el techo, creyendo que tal vez, la fey se haya dado cuenta de la presencia del pelirrojo.

-Papá me ha enviado para ver que te traes entre dientes, ya sabes, una pequeña inspección por parte de "Su Real Majestad", no es la gran cosa –explicó-. Me alegra estar aquí, hermanito.

-Sí, a mí también me alegra que estés aquí –respondió con oculto sarcasmo antes de que Fintster soltara otra carcajada como si hubiera escuchado el mejor chiste del mundo.

Esto último no pasó desapercibido por la fey, la cual dejo caer los libros que sostenía entre sus manos y el monóculo que reposaba en su ojo derecho cuando sus oídos captaron la amarga y reconocida carcajada. Sarah la observó temerosa de saber lo que fuera que hubiera perturbado a su amiga de tal manera que se cayera el lente de su rostro.

Meredith pegó el oído a la puerta de la habitación, donde Sarah y la Goblin la miraban con extrañeza por su inusual comportamiento. Del otro lado de la puerta, pudo escuchar a lo lejos la alarmante e inquietante risa la cual era más que distinguible el dueño de la misma.

-Él está aquí –murmuró Lady Meredith-. ¿Qué se supone que ese hace aquí?

-¿Quién es? –dijo Sarah mostrando interés. La Goblin había regresado a su quehacer y ahora sostenía unas tijeras y alfileres mientras daba vueltas alrededor del vestido.

-Es tu cuñado –respondió Meredith perturbada-, Fintster.

Sarah se inquietó al escuchar como la fey nombraba al tal Fintster como si fuera alguien de pesadilla o si habría que tenerle miedo. ¿Todos en la familia de Jareth daban la misma impresión o sería solo cosa de él y de su hermano?

-¿Tan malo es el hermano de Jareth?

Meredith la miró incrédula como si la pregunta fuera estúpida y la respuesta más que obvia. Los libros volvían a estar entre sus manos y el monóculo volvía a su inmóvil posición en el rostro de la fey.

-Debo advertirte que Fintster es el fey más engreído de todos –Meredith tomó a Sarah entre sus brazos advirtiéndole sobre el pariente de su prometido-, y es un completo pelmazo. De toda la familia de "Don Esferas de Cristal", Fintster es el peor de todos. Ni siquiera eso, él es lo peor. El Príncipe Goblin se cree el más importante del Underground solo porque es hermano del Rey, que estupidez. Menos mal que Jareth nació unos quinientos años antes que ese tipo, ¡¿Te imaginas tenerlo a él por Rey?!

El Poder Sobre MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora