Erase una vez, un Rey y una Reina, gobernantes del mundo Subterráneo, lleno de criaturas que alguna vez habitaron nuestra tierra con la esperanza de vivir en paz y en armonía.
Cuando la guerra entre especies se desató, tuvieron que irse a desoladas lejanías y llamarlas hogar. En ese entonces, el Rey de todos ellos estaba solo. Fue mucho tiempo después cuando llegó una mujer a la cual, por increíbles peligros e innumerables fatigas, venció en un juego de arrogancia y poder contra el Rey, y ella convirtió en su Reina, pues se había enamorado perdidamente de ella.
Sin embargo, la mente de la joven Reina estaba siendo invadida por tormentos y pesadillas a los que el Rey propuso una terrible cura que, para bien o para mal, erradicó el mal en su esposa. Pese a todos los malentendidos que hubo esa noche, y la siguiente a esa y más, pese a la desconfianza, el miedo, el desasosiego, y la furia por todo lo que el Rey hizo pasar a la Reina, ella terminó por perdonarle y dejarle ser parte de su vida; se permitió amarlo y dormir a su lado y despertar cada mañana junto a él.
El Rey le mostró a la Reina todo el mundo, su mundo, partiendo en increíbles travesías y mágicas aventuras visitando y recorriendo cada rincón de sus Tierras, navegando por los mares, enfrentando cada adversidad juntos como uno solo.
La Reina, fascinada y recordando una de las cosas que solía hacer de niña, tomó pluma y papel, y comenzó a escribirlo todo, teniendo así un recuerdo y una historia que contar al niño que yacía en su vientre, mismo del cual se habían enterado cuando habían regresado de su gran viaje por el mundo, trayendo alegría con la noticia a todo el reino.
Esta vez, habían llegado a su castillo, el Castillo Más Allá de la Ciudad de los Goblins, el Duque y la Duquesa Blanco para hacerles compañía a la hora del té.
-Estoy tan feliz por ti, Sarah -había dicho Meredith, la Duquesa Blanco, quien había llegado a serlo tan solo unos años atrás.
Sarah sonrió correspondiéndole a la fey, ella también estaba feliz.
Mientras los hombres hablaron sobre las noticias más recientes del reino, las mujeres se concentraron más en compartir sus alegrías y tristezas, sabiendo que ante todo se tenían para apoyarse entre ellas cuando ellos no estaban.
-Yo también estoy feliz -respondió Sarah.
Tiempo después, nació una pequeña y hermosa princesa la cual llamaron Eliza, su heredera al trono fue celebrada en una gran fiesta por sus padres, quienes estaban tan orgullosos de ella, pues sabían que en el futuro su princesa se iba a convertir en una tan poderosa y generosa Reina, como su madre.
La vida, como nunca la había imaginado la Reina, era mucho más de lo que ella podía desear, teniendo al Rey a su lado y a su princesa sobre sus brazos, ella se sentía como creía que había olvidado la sensación.
Se sentía en casa.
-Te amo, Sarah –murmuró él una vez más a su oído, bajo las mantas y sabanas del lecho, en una noche de gran luna en el cielo.
-Te amo, Jareth -respondió ella-. Siempre lo he hecho.
En su ahora inmortal cuerpo, alma y corazón, la Reina lo amó hasta el fin de los tiempos, perdonando cada tropiezo y desconcierto que alguna vez hubo entre los dos, más no olvidando el pequeño incidente que había hecho que, pese a la pelea y las trampas, se conocieran.
"Pero lo que nadie sabía, era que el Rey de los Goblins se había enamorado de la chica...", y se amaron para siempre, pese a que para ellos, 'siempre' no era suficiente.
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El Poder Sobre Mí
FanfictionANTES 'YOUR DREAMS'. El Laberinto es real. Algunas veces, un deseo es capaz de cambiarnos la vida para siempre. Después de cuatro años de confusión y aturdimiento, el Rey de los Goblins acude al llamado de la chica que hacía tiempo había vencido en...