Capitulo 11: Entrenamiento

57 1 1
                                    

Marcus

Han pasado cerca de cuatro días desde el juicio ante los soberanos.
Poco después del intenso silencio en su tribunal, el hombre rapado comenzó a reír sin parar.
Menciono algo de que estaba gratamente sorprendido porque por fin alguien se había atrevido a desafiarles, pues según el, o bien tenia severos problemas mentales o solamente tengo agallas, y personalmente creo que es lo primero.
Por supuesto, fue el único en reír, el hombre con anteojos estaba furioso, tanto que volvió a llamar a otro grupo de soldados para asesinarme, la mujer no se quedo atrás, pues inmediatamente conjuró una especie de tormenta eléctrica en el techo de toda la sala, lanzando una amplia serie de relámpagos y granizo dirigidos hacia mi, por otro lado el anciano, luego de un rato, se unió a las risas de su compañero.

No hubo necesidad de que Darius interviniera, pues antes de que los soldados me alcanzaran, o que lo hicieran los rayos, un circulo mágico apareció a los pies del pelotón completo, frenándolos en seco, para que luego una especie de barrera mágica con forma de cúpula se interpusiera entre los proyectiles y yo, desviando los relámpagos y destrozando los trozos de hielo que la impactaban, provocando un poco de niebla que se disipo tras un tiempo
Levanté la mirada para buscar a quien me salvo de una muerte segura, creí que había sido Swain, pero él, mas que nadie buscaba el origen de esa magia, por supuesto cuando se dio cuenta de que yo le miraba, de alguna forma supimos que nadie dentro de la sala conjuró el circulo a los pies de los soldados
Solo quedaba saber quien invoco la barrera, pero de pronto comencé a sentirme exhausto, la vista se me nublaba y perdí el equilibrio cayendo al suelo.
Darius se arrojo sobre mi casi al instante, apenas alcanzando a frenar un poco mi caída
Estaba inconsciente

Cuando desperté, ya no estaba en la sala del tribunal, me encontraba en un lugar distinto, una especie de habitación de enfermería u hospital, supongo
Había algunos anaqueles alrededor mio con varias botellas, vendajes, alcohol y muchas otras cosas de ese estilo en su interior, además de muchas camas distribuidas en toda la habitación
Después de un rato de observando con cuidado la habitación, me di cuenta de que mis manos y pies estaban firmemente atados a la cama en la que me hallaba
Traté de sacudirme las ataduras, sin éxito
Ahí me quedé esperando a que alguien entrara en el cuarto, no se cuanto tiempo pasó exactamente, pero transcurrió mucho hasta que recibí una visita de Darius
Me saludo y me explicó algo acerca de lo ocurrido en el tribunal, parece que había sido yo quien levantó la barrera, o al menos eso dijo el general Swain
Después de eso, me dio un ligero golpe en la cabeza
—¡No se te ocurra desafiarlos otra vez, Marcus!— gritó Darius, para después darme un abrazo. Por mi parte, solo respondí con una ligera carcajada

Luego de lo que fue la cosa mas tierna que vi desde que llegué a Runaterra, Darius comenzó a soltar mis ataduras, cuando por fin estaba suelto, me di cuenta de que aun tenia puesta la armadura, o al menos la mayor parte, faltaban las hombreras y la capa
No le di mucha importancia, me levanté de la cama y junto a Darius, salimos de la enfermería

Una vez fuera, lo que vi casi hace que me desmaye otra vez, casi
Cuando estaba inconsciente, parece que me enviaron directamente a los cuarteles de entrenamiento.
Es un infierno, o al menos eso parece desde lejos, el instructor al mando parecía que arrancaría cabezas en cualquier momento, pero afortunadamente para mi, mi entrenamiento seria menos exigente al inicio, según Darius, aunque aumentaría gradualmente hasta ser comparable
Además de que Darius sera quien me entrenara personalmente, claro

Los horarios típicos de este lugar no varían mucho. Por la mañana, un pelotón completo sale a correr al menos cuatro horas seguidas y pobre del incauto que regrese de ultimo lugar, pues no le permiten comer el almuerzo, para luego volver casi al mediodía y descansar cerca de veinte minutos.
Por la tarde, todos se dirigen al patio central para comenzar con una serie de ejercicios bastante pesados en grandes cantidades.
La noche no se queda corta, el instructor al mando se dedica a dar al menos media hora de charla motivacional  frente a todos los soldados y aspirantes, y advierto que no es nada lindo de ver.
Ser un aspirante a soldado de Noxus requiere muchos sacrificios por lo que veo

En fin, la noche del quinto día llego y fui llamado otra vez, aunque en este caso para una audiencia personal con Swain, en esta ocasión Darius solo me acompaño hasta la entrada de la habitación, me despedí de el y entré en el cuarto, dentro de la sala vi a Swain, sentado con una taza en mano y con el cuervo sobre su hombro

—¿Me llamó, General Swain?—. Salude e hice una pequeña reverencia, lo ultimo que quería era hacerle enojar así que debía de ser un poco cortés
—Toma asiento, Invocador—. Respondió de forma cortante. Obedecí, me senté en silencio en una silla frente a el
—Dime, Invocador, ¿has notado algo raro durante tu estadía en los cuarteles?—pregunto Swain, intrigado, ó eso parecía
—¿Raro de que forma? Si se refiere a porque Darius me trata de forma distinta a sus subordinados, lo desconozco, quiero pensar que es porque soy el nuevo y tendrá algún tipo de... ¿Tolerancia hacia mi, quizás?—. Respondí rascandome la cabeza y encogiendo los hombros

—No, quiero saber si hay algo que sientas fuera de lugar, alguna mirada fijada sobre ti especialmente o simplemente algo que te incomode— dijo Swain, tomando un sorbo de su taza y dándole una galleta a su cuervo, quien la devoro rápidamente, parecía que tenia hambre
Me quede pensando un buen rato, analizando y buscando algo, que no fue hasta que me vino algo a la mente que respondí

—Uhmm... Recuerdo que cuando llegue a Noxus junto a Darius, cuando abrieron las puertas de la ciudadela, los soldados me veían distinto a él, algunos tenían miedo, otros querían mi muerte, pero solo unos pocos parecían no darme importancia... ¿Eso es algo?—

Swain arqueo la ceja y dejo su taza vacía sobre una pequeña mesa a su lado, tomo otra galleta y la ofreció otra vez a su cuervo, esta vez comiéndola mas pronto apenas la tuvo cerca
Yo por mi cuenta, continúe pensando e intentando recordar si pasó algo cuando quede inconsciente

—... Tendrás que descubrirlo por ti mismo, Invocador— dijo Swain
Solté un suspiro y me relaje un poco sobre la silla
—... Esta bien... ¿Desea hablarme de algo mas, señor Swain?—
—Si, ¿has pensado en unirte a las fuerzas de Noxus?—
Casi me caigo del asiento por tan repentina propuesta, realmente es una buena oferta mientras estoy en Runaterra
—De hecho... No, jamas lo consideré, es decir ¡mirenme! No tengo el físico o la confianza para esto— me levanté de la silla y me señalé a mi mismo

—Podre portar una armadura como la de Darius pero es obvio que no estoy hecho para estas cosas...— continué, sentandome otra vez

El cuervo graznó y se echo a volar por toda la habitación, donde después de un rato se dirigió hacia un armario, del que saco la capa de mi armadura, para que luego volara con ella y soltarla sobre mi cabeza. Graznó otra vez y de un par de aleteos, llego al lado del general Swain

—No son los únicos requisitos necesarios para ser parte de la Armada Noxiana, solo necesitas un poco de voluntad, creeme cuando te digo que para estas cosas somos mejores que los Demacianos— Swain habló muy seguro mientras se levantaba de su asiento, y apoyándose de su bastón se encaminaba hacia la puerta de salida
—Ven a verme cuando tengas una respuesta, Invocador, o mejor dicho, Marcus — dijo Swain sin mirar atrás

La persona que mas admiro: Darius, la mano de NoxusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora