Capitulo 17: Incertidumbre

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Darius

Estúpidos pájaros, su cántico matutino es una molestia.
No entiendo a la gente que le agrada despertar con ese ruido desde tan temprano.

Desde siempre he sido de sueño pesado, los ronquidos del "maravilloso" de mi hermano nunca fueron un problema.
Me atrevo a decir que, incluso me ayudaban a conciliar el sueño mas rapido.

Lo único que no puedo soportar es el maldito trino de un pajaro por la mañana, mucho menos si esa ave no tiene buenos dotes para el canto.
Como lo son los cuervos.

Una parvada de cuervos se encontraba en el tejado de un edificio, justo enfrente de donde nosotros dormíamos.
No se callaron en buena parte de la noche, asi que había decidido hacer ejercicio hasta el cansancio.
Comencé con abdominales, luego continúe con sentadillas y terminé haciendo lagartijas.
Me habría gustado un set de pesas y mancuernas, pero creo que es mucho pedir.

—Buenos dias Darius... ¿Que haces ahi abajo?— Marcus preguntó, medio adormilado desde encima de su cama.
—¿Tu que crees?— le respondi, levantándome del suelo y estirando los músculos.
—Hmm... ¿Intentas calmarte por algo?
—No, que va ¿que te hace pensar eso?
—Intuición.

La expresion suave y despreocupada de Marcus puede tornarse seria con tan solo un instante, sus ojos verdes exigen a que quien los vea aunque sea un momento, se relaje.
Desvíe la mirada hacia otro lado, derrotado.

A este chico es imposible vencerlo en un concurso para ver quien parpadea primero, mucho más sería sacarlo de sus casillas.

—Anda, vamos a desayunar— dijo Marcus saltando de la cama y acercandose a uno de los armarios, sacando de ahi una toalla.
—Pero antes date una ducha, estas sudoroso.

Tenia razón, me ejercite tanto tiempo que me olvide de los cuervos... Y de dormir.
Le arrebate la toalla de un manotazo y entre al baño, cerrando la puerta con pestillo tras de mi.

Un buen baño caliente ayuda a relajarse... Pero prefiero el agua fria, me sirve para despertar.

.  .  .

Quince minutos después, echando un ultimo vistazo a mi reflejo en el espejo alto del baño, salí sin prisas del cuarto y busqué el mismo traje de ayer.
Marcus no estaba en la habitación, probablemente el hambre lo obligó a adelantarse al comedor.

Un gruñido de mi estomago salió sin aviso, yo tambien quería algo de comer.
Rápidamente encontré mi ropa y comence a vestirme.
Usar una vestimenta tan formal no es lo mio, pero son ordenes de Swain...
Aunque siendo sincero, es mejor que usar un traje tan apretado como el que usa Marcus.

Salí con prisas del cuarto, no sin llevarme la bolsa mas grande de dinero conmigo, metiéndola con cuidado en el bolsillo interno de mi abrigo.
Caminé por el pasillo y bajé con cuidado las escaleras, pues crujían a cada paso que daba.

—Buenos dias, señor...— habló el encargado que nos recibió la noche anterior.
—Frederick— respondi a secas, buscando con la mirada al chico.
—Entiendo... Su compañero esta en la cafetería, en el otro extremo del edificio.
—Gracias... por cierto, casi lo olvido— agradecí, mientras sacaba el papel con la direccion que buscábamos ayer, mostrándoselo.
—¿Podria decirme donde queda este sitio?

El encargado no dudó en mirarlo, un momento después esbozo una pequeña sonrisa.
—Justamente es este lugar, señor Frederick— respondió
Agradecí una vez más y de paso, pague por adelantado otras dos noches.
Despues de ello, fui directo hasta el comedor.

La persona que mas admiro: Darius, la mano de NoxusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora