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Me levanté feliz, demasiado feliz diría yo. ¿Por qué? No lo sé. O no lo quieres saber dijo conciencia, que oportuna oye. Una vez terminé de prepararme cogí la mochila y salí de casa. Me dió por mirar si había cartas en el buzón y encontré una para mi. Que raro.

"Niña, se ve que no aprendes. Daniel es mío y solo mío. Además, te estás haciendo demasiadas ilusiones me parece a mi. Eres una más en su lista, una más en su larga lista. Se acuesta contigo y con 1000 más pero la que se lo va a quedar soy yo. El problema es que ya no hay más oportunidades, cuando menos te lo esperes estarás en peligro. Te vigilo de cerca, de muy cerca"

Vale, reconozco que me había cagado. La letra no me suena de nada. Lo que sí estaba claro es que tenía que ser alguien cercano a mi, ¿pero quién? Solo podía pensar en Aria. Desde el primer día se había mostrado distante conmigo y la mayoría de las veces me miraba mal. ¿Pero qué necesidad hay de andarse con este juego? Debía contárselo a Daniel.

Le mandé un mensaje diciéndole que me pasará a buscar que tenía algo que contarle. Él muy idiota respondió diciendo que sí ya había caído rendida a sus pies. Ni le contesté, pasaba de sus jueguecitos. Mierda de repente me acordé de la confesión que me había hecho el otro día. Espero que no me saque el tema hoy...
Paró enfrente y me abrió la puerta.

"Hola preciosa" me dió un beso en la mejilla. Me ruboricé, no sé por qué pero últimamente cualquier palabra salida de él o cualquier contacto hacían que me flaqueara todo el cuerpo. Estúpido Carter, ¿qué me estas haciendo?

DANIEL

Cada día que pasaba Amy me cautivaba más. Nunca nadie me había dicho que no y eso es lo que más me llamaba la atención. Al principio solo quería ir a lo de siempre pero ahora no, ahora la necesitaba. Que cursi ha sonado eso. Estúpida Evans, ¿qué me estás haciendo?

SOLO MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora