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Soy tan estúpida... ¿Donde tengo pensado quedarme cuando llegue a mi desconocido destino? Cada día en mi vida es un nuevo problema y hoy no iba a ser la excepción. No, por supuesto que no. De lo único que me alegro es de alejarme de mi padre. Idiota, idiota, idiota son las únicas palabras que mi cabeza me repite desde que me subí al autobús. Ahora que lo pienso, la puta de mi madrastra se sentirá satisfecha con mi marcha pero... ¿mi padre? Bah, esta acostumbrado a estar sin mi, tampoco creo que me eche mucho en falta ese impresentable y la verdad es que ni siquiera me preocupa. En cambio, Daniel, ¿qué pensará? Cada vez que pienso en él leyendo mi carta se me viene el mundo encima. Él no se merecía esto pero yo tampoco le merecía a él. No quiero que sea la persona que me salve de todos mis demonios, de mi desastroso y doloroso pasado. Bueno, sí quiero, pero él necesita algo mejor. Alguien mejor.
Cuando llego a mi destino el conductor me despierta.
-Oiga señorita, despierte, ya hemos llegado.
-Oh, discúlpeme. Ya salgo.
-No se preocupe. Hasta pronto.
Salgo y me encuentro perdida en esta gran estación. Es tres veces mayor que la de mi ciudad. Decido encender el móvil y tengo 2 llamadas de mi padre, 7 de Daniel y 3 mensajes. Me decanto por abrir los mensajes aunque me arrepiento al instante cuando veo que son de Daniel. Voy tan concentrada leyendoles que no me doy cuenta y choco contra un chico.
-Eh tú! Mira por donde vas!
-Perdona que te lo discuta pero creo que eras tú la que iba distraida.
No sé que decir.
-Lo siento, es que llevo un rato buscando la salida y no la encuentro.
-Vamos anda, yo te acompaño.
Le sonrío amablemente mostrándome agradecida.
Me detengo a observarle y enseguida me doy cuenta de lo atractivo que es. Que atractivo ni que atractivo, ¡está buenísimo! Ay pero que tonterías dices, este comparado con Daniel no tiene donde caerse muerto.
-Bueno pues ya estamos.
-Gracias y perdona otra vez por la forma con la que te trate antes.
-No te preocupes mujer. ¿Que vienes de visita?
-La verdad es que no lo sé.
-¿No lo sabes?
-No... Me he ido de casa y ni siquiera tengo donde quedarme.
-Bueno, en mi casa hay una habitación libre, si quieres puedes venirte.
-Muchas gracias pero no quiero ser molestia, imagino que encontraré algún hostal barato.
-No, de verdad que no me importa que vengas. Al fin y al cabo me paso los días aburrido ahí metido, será bueno tener compañía.
No sé que hacer, lo conozco de apenas unos minutos pero, ¿acaso tengo otra lugar mejor a donde ir?
-Está bien, iré pero intentaré encontrar casa pronto.

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