Capítulo 22

174 12 21
                                    

El sudor me perlaba el rostro cuando me desperté jadeante entre las sábanas. Eso sí que había sido una pesadilla. Un extraño y loco sueño, nada más. Miré el reloj, eran las ocho de la mañana. Recordé los planes que tenía con Minghao y salí disparada de la cama para bañarme y vestirme.

Salí entonces a buscar a Minghao, pasadas las nueve y treinta, y como siempre, esa bonita sonrisa en su rostro me alegró la mañana.

- Hola- me saludó.

- Hola.

- ¿Lista para irnos?

-Claro.

Enredé mi brazo al suyo y nos encaminamos a su mustang antiguo, color negro. Me abrió la puerta y luego puso el auto en marcha. El motor rugió bajó nosotros y las llantas comenzaron a rodar.

- ¿Por qué ayer hablabas tan bajito? ¿Por qué no querías que te oyera?- me preguntó.

- Seonghee y Jeonghan.

- Déjame adivinar, las especulaciones de Seonghee- rió.

- Ehm... sí, eso.

Me miró, no muy convencido debido a mi vacilar a la hora de responder.

Llegamos a la plaza de San Marcos y bajamos a caminar. Saqué un par de fotografías de cada monumento mientras que la gente andaba de aquí para allá bajo el tenue y apenas visible sol de la ciudad de Venecia.

- Minghao- musité.

- Dime.

- ¿Te ha gustado alguna vez alguien... prohibido?- me miré los pies, entre tanto, esperando la respuesta de Minghao.

- ¿Prohibido?

- Sí, alguien que no debería gustarte.

- Mhm...- pensó-. Bueno, a los cuatro años me enamoré de mi tía.

Me reí.

- ¿Es en serio, Minghao?

- ¿De quién pudiste haberte enamorado, Haneul? ¿De un padre?

- Enamoramiento no, de un padre tampoco- lo fulminé con la mirada, medio divertida.

- Bueno, está bien. ¿En quién te pudiste haber fijado?

- Pues...

- ¿Jeonghan?

- ¿Qué?- se me bajó la sangre de la cabeza hasta los pies y sentía como tocaba el suelo.

¿Cómo lo sabía? ¿Cómo pudo adivinarlo tan rápido? ¿Era yo tan obvia?

Miré a Minghao, temerosa y con labios trémulos; pero entonces me percaté de que Minghao no me miraba a mí, sino que su mirada se posaba lejos, observando un punto fijo.

- ¿Ese es Jeonghan?- preguntó, mirando a lo lejos.

Seguí el trascurso de su mirada y pude visualizar a unos tantos metros, entre la gente que pasaba de un lado para otro, un cuerpo que me quitaba el aliento. Caí en la cuenta de que mis pensamientos habían funcionado mal y que Minghao no se refería a lo que yo había creído; sino que musitó el nombre de Jeonghan porque a lo lejos lo vio.

- Creo que sí- musité-. ¿Qué hace acá?

- A lo mejor salió a pasear, como nosotros. Hablémosle.

Me tomó de la mano y me arrastró varios metros entre la gente hasta llegar a las espaldas de Jeonghan. Él parecía como si buscase a alguien, ya que asomaba su cabeza sobre la de los demás.

- Jeonghan- musitó Minghao, haciendo que el mencionado pegara un brinco.

Se giró a mirarnos y abrió los ojos en un disimulo.

- Perdón, no quería asustarte- dijo Minghao, educadamente.

-No... no hay problema-tartamudeó y luego colocó su mirada en el entrelazado de dedos entre Minghao y yo; su rostro dejó la expresión de nerviosismo y pasó a una con un ceño fruncido.

- ¿Estás con alguien? Porque se nos ocurrió que sería una buena idea que anduvieras con nosotros, si quieres- dijo Minghao.

- ¿Eh?- subió la mirada-. Ah, sí, claro.

- Bien- sonrió Minghao-. Vamos hacia allá- señaló hacia la izquierda-. Hay lugares que de seguro te gustarán- me dijo.

Seguí a Minghao, aun atada a su mano y Jeonghan a mi lado. El corazón cantaba emocionado y palpitaba extraño, con alguna clase de latidos que yo desconocía, pero que sin embargo me llenaban de placer.

- Que casualidad haberte encontrado, Jeonghan- musitó Minghao.

- Ah sí, vine porque...- se quedó callado, repentinamente nervioso de nuevo- porque quería salir un rato.

- Nosotros igual, además que Haneul aprovecha de sacar espectaculares fotografías, ¿Verdad, Haneul?- me sonrió.

Le devolví la sonrisa, por que la voz se me había ido y sólo podía escuchar los escandalosos latidos de mi corazón producidos por el perfume tan varonil que Jeonghan desprendía en cada paso que daba.

- Por cierto, Haneul. Aún no entiendo qué quieres decirme- me dijo Minghao-. No respondiste mi pregunta.

- ¿Qué pregunta?- dije en voz baja.

- ¿En quién te fijaste y por qué dices que es prohibido?- inquirió.

Abrí los ojos de par en par, casi se me salían de las órbitas. Y Jeonghan, quien estaba a mi lado, encaminando su paso con el mío, nos miró rápidamente. Íntegramente atento.

- Emm... en... ahm...- tartamudeé.

 La mirada de ambos se centraba en mí, y la de Jeonghan casi no parpadeaba.

- ¿En quién?- volvió a preguntar, esta vez Jeonghan.

Lo fulminé con la mirada, queriendo taparle la boca en ese instante. Las manos comenzaron a sudarme ante la posibilidad de quedar en evidencia.

MANUALE DEL PROIBITO ; Yoon Jeonghan [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora