Capítulo 34

181 10 3
                                    

- ¿Mal? Dios, Haneul se te ve hermoso- me dijo Hee, acercándose a mí.

- Te ves preciosa- musitó Jeonghan.

- ¿Dónde encontraste el vestido?- preguntó, maravillada.

- Pues... Jeonghan me ayudó a encontrarlo- admití, aunque debería haber dicho "Jeongan lo eligió".

- ¿En serio? No tienes malos gustos, Jeonghan- dijo y rió.

- Gracias.

Me sentí muy observada así que decidí hacerle fiesta al vestido de Seonghee.

- Tu vestido es... hermoso- dije-. Morado, claro. Tu color favorito.

Era un vestido sencillo pero lindo, en tono morado, corte de princesa y unos tirantes que lo ataban al cuello.

- ¿Te gusta?- preguntó Seonghee.

- Claro, se te ve estupendo- reconocí.

A decir verdad, el vestido era bastante sencillo, sí, pero Seonghee tenía ese no sé qué que hacía lucir cualquier cosa que se pusiera, aun así fuera la prenda más horrible del mundo. 

-Entonces, creo que tenemos los vestidos-dijo, satisfecha. 

Le sonreí, tímida. 

-Sharon, no tengo con qué pagarlo-dije, el precio del vestido no era para nada barato. Seonghee explotó en risitas tiernas.

- No seas tonta, Haneul, yo los voy a pagar-me dijo. 

-¿Qué? No, no, no-negué con la cabeza. 

-Claro que sí, y no quiero protestas. Anda, cámbiate para ir a pagarlos-me empujó hacía el vestidor y ella cerró la cortina, corriéndola de un tirón.

Me miré al espejo, ahora me sentía peor; Seonghee era una excelente amiga, ¿y cómo le pagaba yo? Enamorándome de su novio. Suspiré y decidí no pensar en ello, ¿para qué me hacía más daño? Me despojé del vestido y lo doblé sobre mi brazo, para salir cuando ya estaba vestida con mi ropa.

Seonghee pagó ambos vestidos y aproveché para agradecerle a Jeonghan la ayuda. 

-Gracias, por elegirme el vestido-dije y le sonreí de una forma desconocida para mí. 

-Por nada, me alegra haberte ayudado. 

Me le quedé mirando, justo como él a mí. Su mirada marrón era como una canción romántica en mi alma, de esas canciones que te hacen desear bailar bajo la luz de la luna.

- Jeonghan, Haneul- nos llamó Seonghee, haciendo que apartáramos la mirada del otro-. Vayámonos.

Me dio la caja del vestido y Jeonghan tomó la suya, luego se giró a mí.

- ¿Te ayudo?

- Claro- dije y le di la caja.

Salimos de la tienda, y Seonghee tomó la mano de Jeonghan para caminar hasta su Hybrid. La fierecilla se enfureció por ver el entrelazado de dedos entre ambos. De pronto, deseaba al menos confundirlo, que alguna parte de su cerebro formulara mi nombre junto a una remota posibilidad... al menos. Pero al instante de que me percaté de aquello, me retracté velozmente.



El chillido del tocino sobre la casuela caliente tronaba en mis oídos y el aroma que éste desprendía hacía que mis tripas se quejaran de hambre. Apenas había conseguido sobrevivir ayer, tenía que admitir que me dolía bastante el corazón verlos reír y abrazarse, y ni hablar de cómo se me partía el corazón cuando se besaban.

Serví el tocino sobre el plato amarillo en donde ya estaban un par de huevos revueltos, me senté a comerlos, tratando de no traer a mi mente los recuerdos de ayer, porque dolía, de verdad dolía.

Cuando terminé de comer, lavé mi plato y salí del departamento; hoy tenía que ir con Chiara a contarle todo, porque aunque yo le llevara algunos años de diferencia, ella era increíblemente madura, su manera de pensar me fascinaba y me dejaba sorprendida, y yo le tenía la confianza suficiente como para ir y contarle mi secreto inconfesable.

- Me tienes abandonada- me dijo, bromeando.

- Lo sé, lo siento.

- ¿Traes material nuevo?- sonrió, entusiasmada.

- No, realmente, hoy no traigo fotos- vacilé-. La verdad, tengo algo que contarte.

- ¿Minghao preguntó por mí?- sus ojos destellaron.

- No, realmente. Pero, créeme que sí lo hace- reí.

- Oh...- musitó.

- Vamos a tomar un café, ¿Quieres?

- Claro- aceptó.

Salimos y recorrimos algunas calles, hasta que nos sentamos en un café cercano.

- Bueno, dime que me muero por la curiosidad.

Sonreí nerviosa y la expresión me cambió inmediatamente.

- ¿Por qué esa cara?- preguntó.

Pensé en decirlo sin rodeos, era mejor, así que hablé sin tropiezos.

- Estoy enamorada del novio de mi mejor amiga- dije, atropellando las palabras.

- ¡qué dices! ¡Oh! Cuéntamelo todo, ¿eh?-su bello semblante de ángel gracilmente maquillado se puso atento, inclinándose hacía adelante un poco- Tengo bastante tiempo. 

Me le quedé mirando, sorprendida y divertida por su reacción. Ella interpretó perfectamente mi silencio. 

-Oh, lo siento-dijo, tranquilizándose-. Cuéntame-y volvió a recargarse en el respaldo de la silla.

Le conté la historia desde el principio, el tiempo nos sobraba a ambas y, desahogarme con Chiara me resultó más sencillo de lo que esperaba. Ella era mujer, me entendía y comprendía más de lo que lo hubiera podido hacer Seungcheol o Minghao. En el transcurso de la charla, la veía hacer expresiones de sorpresa y otras de que estaba sumamente atenta; todo eso me recordó a Minghao, ambos tenían un rostro expresivo pero de ángel.

Cuando terminé de contarle, el silencio que guardó me hizo sentir nerviosa y comencé a enrollar mis dedos entre el blanco mantel de la pequeña mesa redonda. 

-Es el chico de las fotos, ¿no?-preguntó. 

-Sí. + -Lo sabía-dijo y sonrió con autosuficiencia. 

-¿Qué sabías?-pregunté, confundida.

- Haneul, los ojos se te veían brillar cuando hablabas de él, y vaya que es apuesto el muchacho, ¿eh?-soltó una risotada. 

-¿En serio?-dije, afligida. Si ella lo había notado, ¿Jeonghan se habrá dado cuenta de cómo es que late mi corazón cuando está cerca? 

-Lo amas-puntualizó. 

-¿Amarlo? ¿Estás loca? ¡Claro que no!-chillé, escandalizada. No había llegado hasta ese punto, aún.

- Claro que sí, _____, se te nota. Amar y enamorarse no es lo mismo; enamorarse es disfrutar de todas aquellas sensaciones que se sienten al ver a la persona... "especial"-hizo las comillas con los dedos-. Pero cuando amas, ya empiezan a doler.

MANUALE DEL PROIBITO ; Yoon Jeonghan [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora