Capítulo 14

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Levanté la mirada y me topé con un bello rostro meramente inmaculado. Su piel llana y pálida hacía lucir oscuros sus ojos, sin embargo poseían un hermoso color castaño oscuro. Sus labios rellenos y rosados se estiraron y formaron una bonita sonrisa curiosa.

- Hola- pronunció.

- Hola- dije medio atontada por el rostro que tenía en frente mío.

- Perdóname, es que soy un poco distraído- musitó

- No, no; la distraída soy yo- dije y luego me reí.

- Soy Xu Minghao- me estrechó la mano.

- Kim Haneul-  me presenté.

- Eres coreana- adivinó.

- Sí, Daegu, de ahí vengo.

- ¿En serio? Yo nací en Haicheng, China. Soy asiático.

Ahora había entendido entonces, por qué me había hablado desde un principio en español; pero luego dirigí la mirada hacía la puerta del departamento en el que él iba a introducir la llave antes de que yo le chocara.

- ¿Vives aquí?- balbuceé, al captar el 308 en la puerta.

- Sí, con mi tía; ella es Europea.

La vieja gruñona con la que Seonghee me había dejado la llave de su apartamento era tía del lindo muchacho que me sonreía en este instante. Abrí los ojos ante la sorpresa.

- ¿Eres sobrino de la señora Montórfano?- inquirí.

- Sí, ¿La conoces?

-Sí, bueno no-dije y su expresión pasó a ser una mueca de confusión-. Mi amiga me dejó la llave de su departamento aquí y sólo pasé a recogerla, de allí conozco a tu tía-expliqué.

- ¡Oh! ¿Eres tú la chica linda que se mudó con Seonghee?- preguntó, como si hubiese sido un rompecabezas resuelto.

- Sí... gracias por lo de "linda".

- Oh, bueno, eres linda- se encogió de hombros- ¿Vas a algún lado?

-Sí, a un laboratorio de fotografía. ¿Sabes dónde queda la calle Squero de San Trovaso?-pregunté, mirando el papelito arrugado en mi mano y tartamudeando al leer el nombre de la calle.

- Sí, es cerca de unos canales hacia el norte.

- ¿Está muy lejos?

- No, puedes ir caminando, son como a cinco cuadras .

- Oh, gracias.

- Tengo auto, puedo llevarte si quieres- ofreció.

- No gracias, hoy caminaré, tengo tiempo de sobra- musité con aplomo.

-Oh, está bien, ¿puedo invitarte luego un café? Para conocernos, digo, vamos a ser vecinos-se encogió de hombros un tanto avergonzado.

- Claro, me encantaría.

- Hasta luego entonces.

-Hasta luego-dije-. Oh, y grazie mille-murmuré lo que había aprendido de Jeonghan el día de ayer, cuando agradeció al mozo.

Minghao me sonrió.

- Di niente, bella ragazza- pronunció.

Le dije adiós con la mano; luego bajé las escaleras y me encaminé por las calles de Venecia esperando encontrar lo que buscaba.

Luego de unos minutos y de contabilizar mentalmente las cinco cuadras que Minghao me había mencionado, miré hacía el pequeño recuadro blanco ubicado en el muro externo del último edificio de la cuarta calle: Squero de San Trovaso. Sonreí satisfecha al haber acertado en mi búsqueda. Tenía la calle, pero aun me faltaba el laboratorio, decidí caminar hacía la izquierda, en donde los números ascendían, tenía que encontrar el doscientos treinta y siete.

Afortunadamente lo encontré, además de que pude visualizar fuera del lugar el letrero en letras grandes y negras que decía "Photo Lab". Eso hasta un torpe puede entenderlo.

Crucé la acera y me adentré en el lugar solitario y oscurecido, solamente iluminado por las luces del exterior que traspasaban por el ventanal, pero aquello no redujo ni un poco los escalofríos.

- ¿Hola?- musité, esperando que alguien me respondiera en ese oscuro lugar.

- ¡Tonta máquina!- gruñó una voz fina y delicada que salió detrás de los almacenes. Una voz de mujer.

Me quedé pasmada, y mis pies se quedaron congelados en el mismo lugar en donde se habían parado.

- Hola...- volví a hablar, un poco más temerosa.





MANUALE DEL PROIBITO ; Yoon Jeonghan [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora