1. LA CLASE NOCTURNA EN LA ACADEMIA CROSS

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Sus primeros recuerdos empiezan en ese día nevado, diez años después... en la Academia Cross. Aquella tarde estaba igual de agitada que siempre, alumnas alborotadas reunidas en frente de los dormitorios, y ella se sentía en el deber de hacerse cargo de la situación... su nombre era Alice Cross, una chica de cabello corto y oscuro, ojos de color castaño, delgada, tez blanca y de estatura promedio. Era una chica muy extrovertida, enérgica y tenía el corazón más puro de todos, además era delegada de la clase diurna.

— ¡De acuerdo, todos para atrás, por favor... Apresúrense y no empujen! ¡Hay toque de queda para todos en la clase diurna, así que vuelvan a sus cuartos!

La Academia Cross, era una prestigiosa escuela privada que dividía su cuerpo de estudiantes en dos grupos: la clase diurna y la clase nocturna.

— ¡No seas tan mandona solo porque eres delegada! —todas las chicas empujaban a Alice, pero ella era una alumna que hacía cumplir las normas... la clase diurna y nocturna se rotaban el uso de las instalaciones, pero cuando había cambio de turno en la tarde... como se podrán dar cuenta... era un caos total.

De repente las puertas se abrieron, todas estaban entusiasmadas y ella sacó más fuerzas de donde no tenía... la razón por la que la clase diurna siempre se amontonaban en la tarde era porque... la clase nocturna era un grupo elite de estudiantes, y todos ellos eran guapísimos.

— ¡Buenos tardes chicas! Veo que están tan bellas como siempre—el saludo de aquel chico guapo hizo que todas gritaran de alegría, esto a la vez hizo que Alice se desconcentrara y callera al suelo.

— ¿Estás bien Alice? — El chico más guapo que había visto en su mi vida se inclinó hacia ella—siempre son tan difíciles de controlar.

—...Sebastian Kuran! —Fue lo único que pudo decir ya que estaba muy sonrojada— Sí... ¡Estoy bien! —se levantó rápidamente, pero no pudo evitar los murmullos de las chicas a sus espaldas.

—Siempre eres tan formal conmigo, me pone muy triste...

— ¡Oh! ¡No quise... es porque salvaste mi vida! —Él era Sebastian Kuran, el representante de la clase nocturna, así como el líder del dormitorio de la luna, pero también... ése día nevado, diez años atrás... él fue quien salvó su vida.

—No te preocupes más por eso, sucedió hace mucho tiempo— dijo mientras acariciaba delicadamente su cabello. En verdad era muy alto, pero eso era lo de menos, el corazón de Alice comenzó a latir rápidamente... hasta que... alguien lo apartó de ella, tomando su brazo.

—La clase está empezando...Kuran—dijo otro chico, soltando el brazo de Sebastian bruscamente y mirándolo con una expresión seria... de odio, mientras Sebastian se alejaba.

—Me estás asustando, señor delegado— dijo Sebastian con un tono burlón, mientras giraba su cabeza hacia donde estaba parada Alice y aquel otro chico. De repente una chica se le acercó.

—¡Kuran! Mmm... esto... ¿aceptarías esto? —aquella tímida chica le entregó una linda rosa.

—Gracias— Sebastian le aceptó la rosa con una amable sonrisa... aquella sonrisa hacía suspirar a Alice y cada vez que la veía le hacía sacar una sonrisa a ella.

—No es mi asunto como aspiras por Kuran, pero conoces las reglas, ¿verdad? —aquel chico impulsivo era Andrew Black, un chico con el cabello castaño, ojos azules, alto y una tez muy blanca... también era un delegado.

—Cállate... ya lo sé, son distintos a nosotros.

Porque la clase nocturna no era solo un grupo elite de estudiantes hermosos, el secreto que nadie supo acerca de la clase nocturna... fue que todos eran vampiros. Por esa razón... su trabajo como prefectos era solo una pantalla, su verdadero trabajo era de "guardianes de la escuela" para proteger los secretos de la clase nocturna.

— ¡Escuchen bien mocosas, vuelvan de una vez a sus habitaciones! — Con una mirada asesina, Andrew hizo que todas las chicas corrieran asustadas— ¿Por qué tengo que lidiar con sus tontos gritos cada maldito día? ¿¡Por qué!?

— Llegaste tarde otra vez, tarado inútil— Alice estaba muy molesta así que decidió darle unos puños merecido.

—Oye, eso duele, me las pagarás luego— dijo Andrew, de forma malhumorada y sin dolor en su rostro.

—Si como no.

Por pelear con Andrew, no se había percatado de que la rosa que tenía Sebastian en sus manos comenzó a marchitarse poco a poco...

Volviendo a las sombras de la historia, hace mucho más tiempo, habían conflictos entre humanos y vampiros, la existencia de vampiros era aún una realidad aterradora; en este país solo un número selecto de personas recuerdan el pasado, pero... la razón por la que los estudiantes de la clase diurna no conocían el secreto de la escuela, era porque algunos se encargaron deliberadamente de romper todo contacto entre ambas clases.

—Esto es ridículo... ¿¡cómo puede esperar que nosotros dos podamos lidiar con esa manada de chupa sangres y esas gritonas idiotas!? ¿¡Sr. Directo!? — Andrew estaba muy furioso... como siempre.

—Admito que es algo difícil de lidiar cada noche... gracias por su esfuerzo—dijo el director calmadamente.

— ¡Así que encuentre alguien más, antes de que todo esto explote...ella es más que inútil! —dijo el gritón mientras señalaba a Alice con su dedo.

— ¡Hey! ¡No escucharé eso de alguien que llega tarde la mitad del tiempo y está ausente el resto! De ninguna manera— Andrew siempre sacaba lo peor de ella.

—Imposible— susurró el director mientras agarraba una tasa de chocolate con sus dos manos y bebía de esta— el rol de los guardianes es crítico, si las clases diurna y nocturna logran coexistir exitosamente, ustedes dos serán los únicos en que podré confiar. Además, es un trabajo sin gratificación, largas jornadas, noches sin dormir y falta de respeto, nadie más lo tomaría... estoy seguro que mis amados hijo e hija no me decepcionarán.

—Tal vez hayas cuidado de mí ¡Pero no recuerdo haberme vuelto tu hijo! —gritó Andrew aún más enfurecido hasta el punto de con su puño romper el escritorio del director.

—Tú siempre tan obsesionado por los detalles—el director siguió bebiendo de su chocolate tranquilamente.

—Oye Alice, ¿Tú eres más cercana a él que yo, no tienes nada que decir? — Andrew ya estaba un poco calmado.

—Pero... la clase nocturna parece llevarse muy bien con los demás... simplemente estoy feliz de ayudar— ella siempre decía la verdad, no le importaba ayudar al director, Andrew era el que complicaba la situación.

— ¡Eres una chica tan buena, estoy orgulloso de ti! Alice es la única que entiende mis ideales pacifistas—El director comenzó a llorar de repente— ¿y yo? ¡¡¡Yo sueño con algún día romper ese oscuro circulo de odio entre vampiros y humanos, yo creo que si nuestra juventud crece con el corazón abierto y mentes inquisitivas, finalmente podremos construir un puente donde ambas razas puedan vivir en armonía!!! Esa es la gloria de la educación... ¡ese es el propósito de la clase nocturna!

—Voy a patrullar, este loco es todo tuyo Alice—dijo Andrew mientras se tapaba los oídos con un dedo.

—Es una lástima... pero entiendo por qué Andrew se siente así— dijo el director inmediatamente después de que Andrew saliera cerrando bruscamente la puerta—incluso dentro de la comunidad de vampiros, aún hay criaturas malvadas que buscan presas humanas, es por eso que sería un desastre si el secreto de la clase nocturna saliera a la luz.

— ¡Sebastian jamás haría algo así, y hay muchos vampiros también honestos como él! Son pacifistas— Alice se apoyó contra el escritorio partido, ella siempre defendía a Sebastian, pues pensaba que él era diferente a cualquier vampiro— es por eso, que todo estará bien Sr. Director, ¡déjelo a nosotros los guardianes!

—Sí, sí—

Alice se acercó a la venta, y salió por esta, ella siempre hacía esta clase de actos, pues consideraba que era más rápido que salir por la puerta ya que llegaba directamente al patio.


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