Secretos de vampiros

3. EL DÍA DE SAN VALENTÍN

Hace diez años, cuando aún era una niña pequeña, Alice fue salvada por Sebastian Kuran de un vampiro sediento de sangre. Se estarán preguntando qué hacía una niña sola, en medio de la nada y en una noche de invierno, pues bien, es algo que aún ella no recordaba. No sabía quiénes eran sus padres, no sabía si estaban vivos o muertos, pero lo que sí sabía era que después de aquel día y a pesar de todo, había sido una chica muy feliz...

NUEVE AÑO ANTES...

—¡¡Alice!! ¿Por qué no intentas llamarme papi?

Abel Cross no solo era el director de la academia Cross, era también el hombre que la acogió en su hogar y quién la veía como a una verdadera hija. Era un hombre muy blanco, con atuendos muy divertidos y extravagantes, cabello castaño y largo que lo sujetaba con una coleta, usaba gafas que lo hacían parecer intelectual. Era un poco extraño, pero muy amable. Pocas veces lo había visto serio, y tenía un fuerte ideal pacifista sobre que los humanos y los vampiros podían convivir en armonía; ideal que Alice también siguió.

— Tendrás que convencerla de que eres humano antes de que te considere alguna vez como su padre... vayamos a poner tú maleta en tu habitación, pequeña Alice.

Por otro lado estaba Sebastian, una de las razones de porqué Alice fue una niña feliz, él siempre estaba a su lado, la ayudó a adaptarse a su nuevo hogar a pesar de no poseer recuerdo alguno. Siempre se había preocupado por ella, le ayudaba con sus tareas, se preocupaba por su alimentación, no permitía que ningún niño la molestara, jugaba con ella, le acompañaba a hacer las compras, le daba muchos obsequios, etc. Esas y muchas otras cosas, sin contar que fue él quien salvó su vida, hicieron que comenzara a amar a aquel vampiro guapo.

ACADEMIA CROSS EN LA ACTUALIDAD...

— ¡Vamos!

— Un segundo, el lazo.

— ¿A quién se lo vas a dar?

— ¿Acaso no es obvio?

Todas las chicas de la clase diurna estaban muy alegres, envolviendo cajas con unos hermosos listones y haciendo cartas en forma de corazón.

DORMITORIO DE LA LUNA...

— ...AAAHH...—Se quejó Stefan quien se encontraba en la cama debajo de una cobija—denme un descanso, estaba durmiendo. Hay tanto ruido afuera de las puertas, deben ser las chicas de la clase diurna, ¿qué quieren? —continuó diciendo aún somnoliento.

— Son las chicas de la mañana, prepárate para correr—dijo Will mientras abría un poco las cortinas para poder observar.

— Wil!! ¡La luz! —se quejó Stefan un poco molesto.

Este día era especial para las estudiantes de la academia Cross, pues era la oportunidad para que las chicas les entregaran chocolates a los chicos que les gustaban... "DÍA DE SAN VALENTÍN".

Todas las chicas estaban paradas al frente del portón de los dormitorios de la clase nocturna, estaban muy entusiasmadas, gritaban mucho y se empujaban entre sí, así que como prefecta Alice tenía que controlar la situación.

— ¡Aún es de mañana! —gritó con todas sus fuerzas después de hacer sonar su silbato— ¿Realmente planean esperar aquí todo el día por la clase nocturna? ¡Las clases diurnas están empezando ahora! ¡Todos a sus clases! — continuó gritando fuertemente para que todos la escucharan—¡¡Oye tú!! —tuvo que hacer sonar nuevamente su silbato.