14. RECUERDOS DE SEBASTIAN

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Una memoria del principio que no puede ser borrada...

¿Puedo tomar tu sangre?

Eres una desgracia para todos los vampiros...

¿Estás bien?...

Sangre en toda la nieve.

Ojos y dientes de depredador.

El comienzo de sus recuerdos.


Después de que Sebastian acabara con el vampiro que quería tomar de su sangre, toda la nieve quedó cubierta de la sangre de aquel ser. Era la primera vez, según su memoria, que una pequeña Alice veía la sangre carmesí; con su guante tomó un poco de aquella sustancia y la olfateó un poco, estaba sorprendida del color tan intenso y del fuerte olor que despedía.

— No toques eso— dijo un joven impidiendo que Alice olfateara la sangre del vampiro— ¿Por qué estás sola en esta clase de lugar? —preguntó con un rostro triste y un poco salpicado de sangre—ven aquí, soy Sebastian... ¿y tú?

La pequeña Alice buscó entre sus recuerdos su nombre pero nunca lo encontró, solo lo tomó fuertemente de su mano y lo siguió sin duda alguna. A pesar de no recordar nada, aquel joven le hacía sentir una confianza indescriptible.

Su memoria empezó esa noche hace 10 años...

— Todo está bien... ¿tienes miedo verdad? —la abrazó fuertemente sin hacerle daño, mientras la pequeña dejaba a la vista una lágrimas en el borde de sus ojos—está bien ahora...


BANG BANG BANG BANG...

Alice solo lo observaba, tapando sus orejas con dos de sus dedos.

— ¿Qué estás mirando? —preguntó Andrew mientras cambiaba el cartucho de su pistola—nunca vienes al área de tiro, ¿tienes curiosidad?

— No... ¿no puedo acaso? —respondió ella con cara de pocos amigos—solo estoy mirando, porque... es normal que me preocupe... solo me preguntaba si realmente estás bien.

— Buena suerte con tu trabajo, guardián—dijo antes de que comenzara a disparar al blanco sin dudar.

A ella se le erizó toda la piel, odiaba el ruido de los disparos, pero a la vez le daba tranquilidad porque sabía que Andrew había vuelto a ser el mismo de siempre. A continuación volvió a taparse las orejas. Alice quedó sorprendida de las habilidades de Andrew, ella nunca antes lo había visto entrenar, pero era realmente bueno, siempre le disparaba al blanco sin titubear.

— Deberías quitarte ese vendaje del cuello, es demasiado notorio—le dijo mientras la miraba de reojo.

— Pero esto es necesario... no solo esos vampiros viejos, incluso Stefan y los demás lo quieren quitar. Además la marca de tú mordida no puede ser vista.

— Pero si fueras mordida por alguien más... no sería un problema o ¿sí? Tal vez deseas... que Sebastian beba de tu sangre, ¿no es cierto?

— ¿Eh...?—al escuchar esas palabras Alice se puso un poco nerviosa.

— Siempre he sabido que te gusta él... tú sangre me lo confirma...

— Pervertido, ¿qué estás diciendo? —dijo mientras sus mejillas se teñían de un rosa intenso—¡lo que más odio es que me espíen—continuó mientras intentaba abrir la puerta para poder salir.

Secretos de vampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora