FRAGILIDAD

44 7 3
                                    

Una mañana de lunes, se podía escuchar el freír de los huevos que Ai preparaba para el almuerzo, mientras que en el antecomedor, se escuchaban las risas de una pequeña de 11 años, de cabello color turquesa hasta los hombros, con unos hermosos ojos grisáceos, que terminaba su tarea sobre la mesa; al igual que las risas de su hermano mayor, un guapo joven de 13 años, de hermosos ojos turquesa y cabellos castaños, que terminaba de armar un prototipo de un bote.

-por favor Natsume, debes comer algo- Ai trataba de contener sus risas mientras acercaba los platos a la mesa

-no, ya comeré algo en la escuela-

-sí, comida chatarra- dijo el pelicyan en tono irónico-

-no mamá, debo comer carbohidratos por el partido- el pequeño castaño, estaba muy entretenido en la pieza frente a él

-y por el examen- Reiji entraba con el diario entre sus manos, a la par que Ai, le dirigía una discreta mirada

-si- el joven dejó el desarmador a un lado –estoy preparado, en serio- suspiro, para guardar también el bote

-mamá, si tu pasas por mí, no tendré que esperar un millón de horas viendo su aburrido juego- Amerïe volteaba a ver a su madre con ojos suplicantes

-no podré Amerïe, debo ir a una junta, y Tokiya irá por ti después- Ai colocaba el plato de su hija frente a ella –pero antes de tu hermano, irá en la camioneta- Ai se colocó a la altura de su hija, quien desviaba un poco en rostro en señal de desacuerdo- te escucharé en el coro mañana-

-creí que no irías- el tono frío de la niña hizo voltear a Reiji

-no quiero perdérmelo, te prometo que estaré ahí- y sin más, el pelicyan depositó un dulce beso en la mejilla de su hija, quien le abrazó

-ohaio- un joven alto de cabello azul oscuro y ojos del mismo tono entraba a la cocina- se nos hace tarde- anuncio para luego acercarse a Natsume –sacaré la camioneta-

-ajá- El joven castaño, acomodó unas cosas en su maletín y se dispuso a levantarse de la mesa

Reiji sonreía, mientras tomaba su café –quiero un 10 eh- despeinó un poco a su hijo

-claro- la sonrisa de natsume no se veía del todo conforme, más sin embargo se acercó también a su madre y beso su mejilla, seguido de su hermana que también tomaba sus cosas para irse, no sin antes darle un beso a su padre

Ai comenzó a reír mientras probaba el almuerzo, contagiando a Reiji

-quieres su almuerzo?- le cuestionó al castaño señalando el plato de su hija

-mmm no-

Sin duda era un cuadro divertido, ya que ambos reían sin parar

Mientras tanto afuera, Tokiya se aseguraba de que Amerïe y Natsume subieran a la camioneta y abrocharan sus cinturones

-Espera Toki!!!- Reiji corría antes de que arrancarán, haciendo que bajará el cristal del copiloto donde viajaba la pequeña Amerïe –toma, tu madre te puso cosas nutritivas- entregándole un pequeño bento – no las cambies por....-

-por galletas, lo sé, lo sé- respingaba la pequeña mientras Reiji besaba su frente

Natsume solo volteó a donde su padre y se despidió de él con una mano mientras continuaba con la lectura del libro que había sacado; Reiji los contemplaba a ambos, los amaba demasiado, eran tan hermosos, sin embargo, no esperaba lo que estaba por suceder.

Tokiya conducía con cuidado, mientras intercambiaba unas palabras con Natsume, era divertido hablar con él, era tan culto como Ai, mientras que la pequeña, disfrutaba de los pétalos de cerezo que se metían por la ventana

Sigh of the SoulWhere stories live. Discover now