LÁGRIMAS DE CRISTAL

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"Te juro que Tokyo es el lugar más extraño, te presionan demasiado para que pierdas la cabeza antes de que tu loquero lo logre, las leyes o sirven, me quieren llevar, otra semana y quizás me suicide..."

Ai se acercó al espejo de su tocador, y limpio el vapor que le empañaba, mientras contemplaba su rostro en él, vestido solo con una playera ligera de seda color lila, se sentó en el taburete frente a él.

"Es por mi propio bien"

Tomó ese capillo de cerdas suaves para cepillar su cabello turquesa, dejando ver las viejas cicatrices que yacían en su muñeca derecha.

"Tuve al esposo y el amor que debí tener, dos hijos maravillosos, bendiciones que nadie se atrevería a esperar de algo tan arbitrario como la vida"

Acarició sus mejillas, llevando su mano izquierda a su rostro para contemplar la sortija de matrimonio; a un costado, había una taza grande, con una cuchara con una mezcla como si una natilla o yogurth se tratase, con una extraño espolvoreado en tonos verdes y azules, paso su dedo por sobre la cubierta y lo llevó a su boca, degustando ese extraño postre

"La verdad es sencilla. Todo acabó. Hay algo, que está sin terminar"

Tras probar a aquello, sus orbes aquamarina se llenaron de lágrimas, su pecho se movía como si quisiera hipar por el llanto, más no hizo ninguna de las dos cosas, sentía un horrible nudo en su garganta, más sin embargo, se contempló por última vez; tomo el tazón entre sus manos, para luego sentarse en medio de esa gran cama que compartía a lado de Reiji, esa cama que fue testigo de tanta entregas de amor, dejó el tazón a un lado para tomar aquel diario y continuar escribiendo.

"No quiero despedirme, estar muerto y lo lamento....No quiero decir adiós...pero te diré otra cosa.... A través de la distancia, Reiji... te envió mi amor"

Ai llevó su mano a sus labios para besarla y luego depositar ese beso, sobre las hojas de aquel desolado diario de pasta dura.

****

Era de noche en aquel bello páramo, Reiji se encontraba pensativo cuando, Aine apareció a su lado, acercándose poco a poco, quizás, había sido un poco rudo con el castaño

-Hola-saludó

-dónde estabas?- Reiji cuestionó con una sonrisa

-muy lejos, lo siento mucho Reiji, debía trabajar- el tono de Aine era sereno, pero aun serio

-no sé cómo agradecerte, por, hallar a Amerïe- pero Aine, solo agacho el rostro, algo no andaba bien, lo conocía y ese comportamiento no era normal, algo me ocultaba

-está bien?- estaba comenzando a preocuparme

-Amerïe está bien, la verás, en otra ocasión- su voz se entrecortaba, háblame por favor Aine –te envía su amor, especialmente ahora- aine paso de lado, para quitarse el blazer que llevaba y tomar asiento en los escalones afuera de la casa

-Tenemos que enfrentar algo muy duro Reiji, ahora mismo- ok estaba asustándome, así que me senté a su lado –estoy contigo, no estas solo-

-...- por más que quisiera no podía articular palabra

-Ai...Ai murió- un suspiro ahogado escapo de mis labios –se suicidó- no pude más, lágrimas inundaban mi rostro sin control alguno – es algo, que, realmente no esperaba-

-ya te dije que no nos conoces- intentaba no quebrarme más –así se comportan las almas gemelas? Una no es mucho sin al otra? Pero....está bien- quise sonreír –descansa porque su pena terminó-

-no, es que no lo entiendes Reiji- el rostro de Aine, de ese joven tan serio, por vez primera lo veía angustiado

-Ai no lo resistió- no podía parar de llorar

-no entiendes-

-cuándo lo veré?- quise saber con un rayo de esperanza, que poco duró al escuchar sus palabras.

-jamás- estaba confundido –no vas a verlo jamás!!, es un suicida, los suicidas van a otra parte-

-por qué lo estas castigando?-

-no, Reiji, no quieres comprenderlo-

-ya sufrió lo suficiente!, Qué demonios estas diciendo?!- estaba perdiendo los estribos

-No, no, no, no hay juicios, ni hay crímenes aquí, todos somos iguales, es la realidad y así funciona- quería explicarle y tranquilizarlo un poco

-así es la realidad- solté una risa irónica – Y LOS SUICIDAS SE VAN AL INFIERNO!! VEO QUE NO HAY UN MALDITO JUICIO- le grité, para empujarlo al levantarme, para irme, pero en eso el se apareció delante de mí

-Quieres pelear?-me confrontó – puedes evadirte o intentar entenderlo- yo solo bufaba –el infierno es para aquellos que están muerto pero no lo aceptan, no se dan cuenta de lo que hicieron, de lo que les pasó, estaban tan ocupados que construyeron ese mundo en el que..-

-OCUPADOS?! DICES OCUPADOS?! ESO NO SE APLICA A AI- lo sujete de la camisa, quería golpearlo –NO A ÉL-

-los suicidas son diferentes, ellos no van al infierno por que sean inmorales o egoístas, van por una razón muy diferente- se que era difícil para Reiji, pero tenía que tratar de hacerlo entrar en razón –todos tenemos un instinto que es como un guía natural en nuestro viaje y Ai violó eso, y no lo enfrentará, no se dará cuenta, ni aceptará lo que ha hecho- su rostro se desfiguraba mientras hablaba –y se pasará la eternidad descifrándolo-

-Entonces está en el infierno?-

-El infierno de cada uno, es diferente al de los demás- la voz de Aine se hizo serena –el verdadero es que tú vida se haya torcido-

Esa noche, el cielo del páramo se llenó de nubes, y relámpagos iluminaban el cielo, era una noche tormentosa

-soy su alma gemela, puedo hayarlo- dije con determinación

-TÚ NO QUIERES ENTENDER COMO FUNCIONA!!- Aine se había desesperado

-NO ESTOY HABLANDO DE ENTENDER, HABLO DE NO DARSE POR VENCIDO- le sonreí – dijiste que no hay reglas, qué me dices del árbol púrpura? Te sorprendió que apareciera gracias a mí eh?- le doy un golpe en la frente y río, provocando que esboce una ligera sonrisa –si no hay reglas, cómo puedes decir que todos los suicidas son iguales?-

-no lo sé-

Es una regla? y como dices que Ai no se da cuenta de que está muerto?-

-no lo sé, solo se lo que algunos hemos visto y.. NUNCA SE HA VISTO QUE UN SUICIDA VUELVA-

-pon atención Aine, porque no has visto nada- estaba lleno de confianza

-Reiji, tendrás tu oportunidad, buscaré un rastreador- después de tanto, había conseguido que Aine me ayudará a encontrarlo de nuevo.

Sigh of the SoulWhere stories live. Discover now