Capítulo 8: Mujeres

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      ―¿Cómo dice?

      James miraba confundido a la anciana. Se paró del banquito del cual estaba sentado y miró confundido a la anciana. ¿Qué le estaba diciendo? Hace un momento estaba en el campo y ahora estaba de vuelta en la biblioteca. Todo era demasiado confuso.

      ―El libro te echó polvo mágico ―continuó la anciana. James encarnó las cejas escuchándola―. Eso es lo que hace. Al respirarlo, te encuentras en una situación externa, y ves a la persona más hermosa según tus ojos. En tu caso, gritabas Lucy.

      James miró asustado y emocionado a la anciana con pelo blanco. ¿En realidad él había estado gritando a los cuatro vientos el nombre de Lucy? ¿Ese era el nombre que no podía escuchar?

      Solo de una cosa estaba seguro el pequeño Potter: ese libro no lo ayudaría en nada para encontrar la llave. Dejó el libro en una de las torres y se fue sin siquiera despedirse de la anciana muy concentrado en sus pensamientos.

      ―¡Potter! ―gritó una voz. James se giró y vio a Savanna Andersen corriendo hacia él. El pelo rubio de la chica se movía alegremente mientras ella corría. Sus ojos azules brillaban y su sonrisa blanca de paletas separadas se podía ver a kilómetros de distancia.

      Se demoró un poco en llegar hacia él (mejor dicho, James se le hizo eterno ya que estaba hipnotizado). Sonriendo la miró. Era sin duda la chica perfecta: linda, un año mayor y es muy buena en los deportes. ¿Cómo era posible?

     ―Hola James ―saludó respirando agotada―. Vine corriendo desde la clase del profesor Potter. Estaba enseñando los encantamientos de defensa con fuego. A Tiana Greenwich, de Ravenclaw, se quemó toda la cara. Debías haberla visto, era muy chistoso. ―James y ella rieron un poco. James no tenía ni idea de porqué Savanna Andersen le estaba contando esto a él, después de todo él era más pequeño.

     ―Espero que esté bien. Yo me quemé un día el pie, todavía tengo la uña negra ―relató James haciendo que Savanna se partiera de risa. James primero se quedó sorprendido, no se consideraba alguien chistoso, pero luego rio con ella.

     ―James mira lo que encontré ―lo llamó otra voz. Ambos niños miraron. Atrás de Savanna estaba Lucy sujetando un libro. Miraba a ambos nerviosa―. ¿Interrumpo algo?

      ―Fíjate que sí, Malfoy ―gruñó Savanna. James la miró confundido y fue hasta Lucy, enojado por interrumpir su momento.

      ―Mira James ―le dijo Lucy sin prestarle atención a Savanna. Le mostró el libro y James lo hojeó, pero no se pudo concentrar ya que la voz de la chica rubia interrumpía nuevamente.

      ―James ¿me acompañas? Tengo que tengo que hablar contigo sobre el partido contra Slytherin. ―James levantó la vista y miró a Savanna muy concentrada mirando a Lucy.

      ―Si claro, en un segundo Savanna ―le dijo volviendo a mirar el libro.

Era una frase escrita por Dumbledore.

      ―¿Crees que sea una indirecta? ―preguntó Lucy. James iba a decir algo hasta que nuevamente Savanna lo interrumpió, esta vez llamando la atención de Lucy.

      ―James, tengo que hablar contigo sobre quidditch. Tengo unas tácticas muy buenas. Puedes coquetearle luego, Malfoy —reclamó la rubia alzando las cejas burlonamente.

      ―A mi no me interesa James. Ni que fuera un objeto. No soy como tú Savanna ―exclamó con un tono burlón en el nombre de la chica―. Yo por lo menos, no necesito la atención de todos los chicos para sobrevivir.

James Potter y el maleficio anti-amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora