Capítulo 10: El Descanso de Dumbledore

74 5 0
                                    

-No me voy a tomar un descanso, olvídalo.

-Dumbledore dijo...

-¡No me importa lo que dijo el cuadro de Dumbledore!

James no paraba de moverse de un lado al otro. Había pasado media hora desde que el cuadro de Dumbledore les había confirmado lo de la sala de Menesteres y él se negaba a tomarse un descanso.

En cambio, Lucy y Dan se lo habían tomado como la oportunidad de sus vidas. Dan estaba sentado en el sillón al frente de la chimenea mirando a James mientras que Lucy recostaba su espalda en las piernas del pelirrojo, también mirando a James.

-Tenemos que encontrar la Sala de Menesteres. Ahí está la llave, y si tenemos la llave abrimos la puerta, y si abrimos la puerta agarramos la botella, y si agarramos la botella... -habló rápido James hasta que fue interrumpido por Dan.

-Se la pasamos a tu madre, y si se la pasamos a tu madre, Zárifo o como sea no la puede robar para hacer lo que tenga que hacer con esa botella. Fin de la historia. Podríamos hasta hacer un libro -terminó Dan. Lucy asintió con la cabeza y luego miró al pelirrojo.

-¿Sabes hacer trencitas? -preguntó la niña volviendo a mirar la chimenea y pasándole dos mechones de pelo.

-Sí... tuve que hacérselas a mi hermana por tres años -confesó molesto y agarró los dos mechones empezándole a hacer las trenzas.

James miraba la escena, enojado por varias razones: primero, porque sus amigos no querían ayudarlo. Segundo, porque en este "descanso", Zárifo pudiera encontrar el maleficio. Y tercero, porque su mejor amigo y primo le está haciendo "trencitas" a Lucy, que eso lo molestaba más que nada.

-¿Pueden parar de hacer lo que sea que estén haciendo y escucharme? -preguntó enojado James haciendo que Dan y Lucy lo miren agotados-. Zárifo amenaza a mi familia, incluidos mi papá y mi mamá. Dan, mi mamá es la hermana de tu papá, deberías preocuparte. Deberían preocuparse por lo que está sucediendo -dijo moviendo exageradamente las manos. Dan volvió a hacerle trencitas a Lucy mientras que ella miraba a James.

-A ver, Jimmy Willy-empezó la niña. James abrió los ojos por la sorpresa del nuevo apodo-. ¿No crees que necesitemos un descanso? He visto tantos libros de historia en los últimos días que mi cerebro va a explotar. ¿No crees que nos merecemos este descanso? Tú sabes lo que pienso de la historia.

James la miró tratando de aclarar su mente. Él no necesitaba un descanso, él quería seguir averiguando cosas. Su mamá le había dejado una misión y él tenía que cumplirla.

-Chicos -comenzó a hablar con un tono suave. Lucy y Dan, que discutían sobre las trencitas, miraron a James-... Creo que tomaré un descanso, pero no sé si mañana piense lo mismo.

Lucy y Dan rieron mientras James se sentaba al lado de Lucy. Esta apoyó su cabeza en el hombro de él, mirando la fogata sonriendo.

-Si haces eso no puedo hacer las trencitas -se quejó Dan mirándola. Lucy volvió a poner la cabeza bien rodando los ojos. James se sintió mal que lo hiciera.

-¿Tienes una foto de tu hermana, Dan? Me recuerdo haberla visto en el Callejón Diagon, pero realmente no la miré muy bien -dijo Lucy jugando con sus dedos. James escuchó como Dan se movía, sacando algo de sus pantalones. Luego de unos segundos le pasó una foto a color en movimiento a Lucy.

La chica la miró bien. James apoyó la cabeza en el hombro de Lucy y miró la fotografía. Reconoció a sus tíos, a Dan y a la pequeña Maya todos saludando a la cámara. Ahí es cuando recordó el día que tomaron esa foto:

James Potter y el maleficio anti-amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora