Capítulo 14: Vacaciones

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El mes de noviembre se pasó volando a la velocidad del rayo. En los primeros días de noviembre, celebran el cumpleaños número 12 de Lucy. Debido a que ella cumplía años después del 31 de Agosto, tuvo que esperar un año para entrar. El 30 de noviembre, los tres amigos comenzaron a hacer las maletas. Las vacaciones en Hogwarts habían comenzado un poco antes, debido a que querían que los niños estuvieran más tiempo con las familias por la huida imprevista de Zárifo de Azkaban.

James llevaba en su maleta: su ropa, su varita, sus libros, los libros sobre Dumbledore, los libros sobre el maleficio anti-amor, un gorro de lana con los colores de Gryffindor y una foto de ellos dos para Lucy, una varita de broma para Dan (de Sortilegios Weasley, la tienda de su tío George), una figura de unicornio en movimiento para Keila, un libro de leones para Maya y los regalos para sus papás y sus tíos que había conseguido y/o hecho por él mismo.

Dan llevaba tres maletas, ya que los regalos no le cabían en una sola. Le tuvo que pedir ayuda a Thomas y Tower para que lo ayudaran a bajar las maletas.

James miró por la ventana. Había nieve acumulada en los bordes y la ventana estaba borrosa, pero la vista era igual de hermosa. Arriba de las ventanas, había cartas de los papás de los niños que les habían enviado. Todas estaban colgadas y tenían el nombre de cada uno en el sombre, escrita en letra grande y clara.

No solo había cartas de los padres de los niños, también de otros familiares y amigos. Casi toda la cuerda estaba llena de cartas de Maya a Dan, ella lo extrañaba mucho.

Había muchas cartas para Wolsh y para Tower. Zack no recibía muchas muy seguido, pero había varias de su prima. James solo tenía dos cartas; las dos eran de su mamá. A pesar de ser el que menos cartas tenía colgadas, se sentía orgulloso de que las cartas de su madre estuvieran ahí colgadas.

James acarició las plumas blancas de Hellic mientras miraba su baúl. Quería ver a su familia, pero también se quería quedar, en esa ventana, viendo el lago congelado.

Se imaginó a Dan y Lucy haciendo una pelea de nieve justo ahí. Lucy traía el gorro que él le había regalado, la bufanda bien puesta, una chaqueta muy abrigadora y sus guantes celestes. Dan traía orejeras, una chaqueta negra y unos guantes rojos. Le arrojaba bolas de nieve a Lucy mientras se reía. Lucy se tapaba con sus brazos mientras se reía a carcajadas. James estaba seguro de que todos podían escuchar la risa de Lucy, aunque estuvieran al otro lado del universo.

Miró por última vez la habitación. Rozó la tela de las cortinas que colgaban tapando la cama. Estaba seguro de que, si se lo proponía, arrancaría esas cortinas.

Se paró del cojín del borde de la ventana y agarró su maleta. Hellic se metió solo en su jaula. Acarició las letras doradas en su baúl. "JSP" "James Sirius Potter". Sirius, siempre le había parecido ese nombre tan inusual. ¿Por qué le habrán puesto ese nombre? James era su abuelo, pero... ¿Quién era Sirius?

Siguió cuestionándose el origen de aquel nombre mientras bajaba las escaleras hacia la sala común de Gryffindor. Las esquinas de la maleta sonaban, muy fuerte, cuando chocaban con la escalera de mármol. James llegó abajo donde estaban Lucy y Dan.

Dan le sostenía la escalera a Lucy, donde ella estaba parada. Dan se notaba cansado y frustrado mientras sostenía la escalera color rojo. Lucy, mientras, trataba de acomodar el muérdago que se había caído del techo. No encontraba por donde colgarlo ya que se caía.

-¡Sostén bien la escalera, Daniel Weasley! -gritó Lucy cuando a Dan se le movió la escalera ya que se estaba quedado dormido. James se rio al verlos a ambos tratando de acomodar el muérdago. Sin duda no son buen equipo.

James Potter y el maleficio anti-amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora