Capítulo 7: Familia Malfoy Wolf

76 6 0
                                    

Después de contarle lo de la puerta misteriosa a Lucy, esta no se mostró sorprendida, si no, actuó como si ella lo hubiera sabido siempre y se felicitó por eso.

―Si ya sabías que era una puerta cerrada en el último piso de el área sur, ¿por qué rayos nos mandaste a la clase de Malfoy? Fue horrible ver la cara de Malfoy al vernos tan interesados en la pintura y textura de las paredes ―se quejó Dan. James asintió mirando a su amiga, que esta ponía los ojos en blanco con un suspiro de cansancio.

―Porque había que cubrir todas las áreas. Sospechaba que estaba en un lugar donde los alumnos no iban muy seguido ya que era el estilo de Dumbledore, pero después me dije que como muchos conocían ese tipo de cosas de Dumbledore (sobre todo tu padre, James) pues debería haber cambiado de estrategia para esconder esa cosa tan preciada.

James y Dan se miraron. Ninguno de los dos entendió ninguna de las palabras que había dicho Lucy. A veces, era muy complicado hablar con ella ya que no se comprende lo que dice.

―Déjame ver si tengo una pluma, tengo que anotar la exacta ubicación de la puerta ―explicó buscando desesperadamente una pluma en el bolso rojo. Tenía un león en dorado en él, que James identificó como el león de Gryffindor. Pensó que si el profesor Malfoy veía ese bolso en las manos de su hija se pondría histérico.

Mientras Lucy sacaba todas sus cosas de su bolso una foto en movimiento le llamó la atención. La agarró y la miró curioso junto a Dan. James enseguida reconoció al profesor Malfoy y luego a Lucy, se veía mucho más pequeña, pero sus grandes ojos y su pelo ondulado y oscuro la identificaba, pero sus mechas blancas no estaban. Había una niña más pequeña con pelo claro y una mujer con el pelo igual a Lucy, que sonreía abrazándola.

Lucy, sosteniendo una pluma morada brillante, miró a los dos chicos e inmediatamente se sonrojó. Bajó la pluma y también la mirada. James pensó que se veía igual de nerviosa que el día que se conocieron cuando les pidió el autógrafo a él y a su padre.

― ¿Quiénes son ellas, Lucy? ―preguntó Dan enseñándole la foto. Ella levantó su mirada y apuntó a la niña de pelo claro cuál abrazaba el brazo del profesor Malfoy señalando la cámara.

―Ella es Keila, mi hermana menor, el próximo año entrará en Hogwarts ―explicó. Luego señaló a la mujer que la abrazaba―; y ella, es mi mamá dos meses antes de morir.

―Lo lamento, Lucy lo lamentamos ―se disculpó James nervioso. Sus abuelos habían muerto, pero el nunca los conoció, ni siquiera su padre los conoció; pero siempre le había dicho que sus abuelos eran las mejores personas del mundo. A parte de ellos ningún otro familiar se le había muerto. No sabía como se sentía Lucy, pero de todos modos sintió de alguna forma lo que ella sentía.

― ¿Quieren que les cuente sobre mí familia? ―preguntó Lucy sorprendiendo a sus amigos―. Hablar de ella siempre me calma. Vengan siéntense.

Ambos se sentaron en la butaca mientras que Lucy se sentó dándole la espalda al fuego, acariciando a Hellic, el búho blanco de James que había venido volando. Al parecer se llevan bien.

―Había una vez una chica que le encantaba conocer gente, convivir con ella y animarla. Un día un mago alto y rubio llegó al bar mágico donde trabajaba ella. El lugar estaba vacío, no había ni una sola alma.

» El joven mago, de alrededor de diecisiete años, se sentó y pidió del trago más fuerte que tenían. Mi madre, es decir, la chica ―corrigió Lucy. Al parecer la idea de contarlo como una historia le gustaba mucho― lo miró confundida. Se lo sirvió y apoyo ambos codos en la barra ―relató Lucy mirando el espacio que había entre los dos amigos mientras acariciaba el lomo del búho―. Le preguntó por qué estaba tan deprimido y angustiado, este contesto que Harry Potter había vencido quién-vosotros-ya-sabéis. ―James sintió un escalofrío―. La chica se puso contenta, pero disimuló ya que notó que el chico no estaba feliz por este suceso.

James Potter y el maleficio anti-amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora