Capítulo 15: El Rayo

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-Sí.

No se sabía que había sido peor; si la pregunta o si la respuesta. Keila no había dudado por ningún segundo su respuesta. Había dicho que sí sin haber pensado en las consecuencias que eso podría llevar.

Lucy se quitó a Emily de las piernas y se la pasó a James, que de mala gana la agarró. Ella sabía que ilusionar a su hermana así no iba a ser buena idea,

-Señora Potter, se lo agradecemos mucho, pero nosotras estamos bien con nuestro papá -mintió Lucy. El efecto de la azucarada sincera ya había pasado.

-No es cierto -contradijo Dan alzando la vista de la tarjeta que le había tocado en los dulces-. A principio de curso estuviste leyendo los derechos del mago menor de edad. Nos mostraste un artículo que decía sobre que el menor podía irse con un mago mayor de edad si el padre o tutor -dijo imitando voz de ministro- maltrataba al menor. Es su caso. Además, mi tía hace los mejores pastelitos.

Keila asintió con la cabeza emocionada mientras Lucy aguantaba la risa. James miró a Lucy sonriendo, pero ella negó con la cabeza.

-No podría hacerle eso a mi papá. Perdió a mi mamá y ahora, no puede perder a sus hijas -dijo triste mientras se acomodaba su abrigo azul marino. Ginny asintió y luego acarició a Emily. Keila le sonrió y luego abrazó a su hermana.

Cada vez el viaje a la casa de los Potter era más largo. Dan leía sobre criaturas mágicas mientras susurraba hechizos. James miraba por la ventana esperando ver pronto el campo y dejar de ver los edificios antiguos de Londres. Lucy se había quedado dormida en el hombro de James con Emily. Keila jugaba junto a Maya.

James sentía la lana de la bufanda color negro en su brazo. Lucy dormía plácidamente. El peso de la cabeza de la chica hacia que James se fuera quedando de a poco dormido, hasta que finalmente cerró los ojos.

Estaba corriendo por el bosque con pies descalzos. Estaba mojado y las gotas de agua le recorrían la cara. Seguía corriendo, como si huyera de algo. Sentía como sus lentes se resbalaban de su rostro, pero aun así seguía corriendo.

Reconoció el bosque: era el bosque prohibido de Hogwarts. Lo reconoció debido a que, al fondo, se veían las torres del campo de quidditch. No se quedó observando debido que el objeto o la persona que lo perseguía se escuchaba cerca.

Siguió corriendo hasta que tropezó con una rama de árbol. Tirado en el suelo, miró hacia donde se escuchaban los ruidos que hacía el que lo perseguía.

Un lobo negro salió elevándose por los aires. Tenía ojos verdes resplandecientes. Cayó sobre el espacio entre las piernas de James y lo miró intensivamente. James cerró los ojos por unos segundos y luego los abrió. La chica de la caperuza roja estaba frente a él, sonriéndole. Él se reía.

-James ya llegamos.

La voz de su mamá lo despertó. Sintió nuevamente el peso de la cabeza de Lucy en el hombro, debido a que todavía seguía ahí. La sacudió un poco haciendo que se despierte. Abrió los ojos poco a poco y miró a Ginny. Se paró de a poco y salió del auto, no sin antes sonreírle a James y despertar a Emily.

A James cada vez más le asustaba todo sobre estos sueños extraños. No era normal, para nada.

• • •

-Mañana es Na-vi-daaaaad -cantó Dan por toda la cocina.

Dan era insoportable, pero cuando se trataba de Navidad era increíblemente insoportable para James. Iba cantando y bailando todo el tiempo.

La Navidad con los Potter era asombrosa, pero muy trabajosa. Ginny estaba agradecida que Lucy y Keila estuvieran para ayudar, porque si no se hubieran demorado un poco más.

James Potter y el maleficio anti-amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora