Capítulo 13: Halloween

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La mañana del 31 de octubre fue muy fría. La primavera se estaba yendo prematuramente, por lo que hacía mucho frío. Parecía que venía un invierno muy frío.

James ya había dejado de usar las muletas desde hace unos días. Su pierna ya estaba mucho mejor, él también se sentía mejor. Miró a Dan durmiendo y rio debido a que parecía que fuera a caerse de la cama si no fuera por un montón de sábanas que lo sostenían.

James se puso el uniforme y bajó sin despertar a ninguno de sus compañeros de cuarto. También pensó ir a despertar a Lucy, pero luego se arrepintió. Iba a dejar que disfrutaran de sus últimos momentos de descanso. Estaba seguro de que iba a encontrar la llave que abría la puerta de donde estaba escondido el maleficio anti-amor.

Llegó a la sala común. Tenía decoraciones de Halloween gracias a los dos prefectos de Gryffindor que se habían esforzado para que Halloween fuera perfecto. Salió por el cuadro de la Señora Gorda y se sorprendió al ver muchos alumnos fuera de las camas.

Fue corriendo hasta el Gran Comedor con la esperanza de encontrar a muchos alumnos, y así fue. Todos estaban deslumbrando el techo mágico del Gran Comedor donde flotaban calabazas y había murciélagos. Se sentó en su asiento de siempre y comió de la comida servida.

Hagrid entró por la puerta del Gran Comedor caminando por el pasillo. Cuando llegó hasta donde estaba James se detuvo.

-Hola pequeño Potter... ¿Cómo estás de tu pierna? -preguntó amablemente el semigigante. James se limpió la mermelada que tenía en la boca y sonrió.

-Muy bien, Hagrid. Hoy estoy feliz, ¿sabes? -comentó James. Hagrid alzó las cejas sonriendo-. Hoy gano yo.

Hagrid quedó confundido con el comentario de James, pero igual le sonrió y fue a la mesa de profesores. James siguió comiendo su comida esperando que sus amigos llegaran.

Pensó en cómo sus amigos lo habían tratado durante estas tres semanas. Él había insistido en continuar con la investigación, mientras que sus amigos se negaban. Quién ríe último, ríe mejor.

Lucy fue la primera en llegar al comedor. Tenía su pelo amarrado en una coleta malhecha y su bufanda y guantes puestos, como todos los días. Se sentó en el banco del comedor y comenzó a comer.

-Sospecho que la Sala de Menesteres podría estar en el séptimo piso. En mi bolso tengo libros sobre lo que podría estar dentro de esa sala. Supongo que tienes claro que es un lugar lleno de cosas y que será muy difícil de buscar ahí adentro, ¿no? -preguntó Lucy. James asintió y siguió comiendo feliz.

Después de unos minutos llegó Dan. Parecía cansado. Se sentó de mala gana y miró la comida de más mala gana aún. Su pelo estaba parado y sus parpados no querían subir, se querían quedar abajo. Tenía ojeras. James se preguntó por qué tendría tanto sueño, normalmente él se duerme antes que él.

-Me quedé hasta tarde averiguando sobre Zárifo, el maleficio anti-amor y el Ministerio de Magia. Resulta que les importa un bledo que uno de los magos más tenebrosos de estos tiempos ande suelte siendo libre. Sigo creyendo que los del Ministerio son idiotas, no me importa que mi papá trabaje ahí, deberían hacer algo, se están quedando sin ideas.

James miró confundido a Dan y siguió comiendo feliz. Notó que ambos de sus amigos le temían a Halloween, porque significaba el final de sus vacaciones y el regreso a estar horas y horas en la biblioteca buscando información para salvar el maleficio anti-amor.

James terminó de comer justo cuando entraron los búhos con el correo. Reconoció a Hellic con un sobre de entre el montón. Se posó sobre el hombro de su dueño y James le quitó la carta del pico.

James Potter y el maleficio anti-amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora