Dolor, dolor y más dolor.

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Harry y yo entramos a la mansión, y por dentro, era exactamente como la imaginaba.... Más o menos... Tenía ese estilo victoriano que a mi madre tanto le gustaba. Lo primero que veías era una majestuosa escalera que comenzaba siendo una y luego se dividía hacía la izquierda y a la derecha. Un gigantesco candelabro en el techo iluminaba tenuemente la amplia sala.

— Esta... es tu casa? —le pregunté dudosa.

— Limitémonos a decir que... Es dónde debería pasar las noches. Pero lo hago muy poco.

— Porque?

— Simplemente no quiero estar aquí más tiempo del necesario.

— ... Porque me trajiste aquí?

— Te responderé esa pregunta con otra pregunta; porque no has huido?

— Ya te dije que no sé!

— Ja ja...

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, sentí el ambiente del lugar tenso de un segundo para el otro. Harry al parecer lo sintió también. Sin embargo, a él parecía angustiarle eso. Me tomó de la mano como si me intentase proteger de algo. Yo aún me sentía calmada. No veía peligro alguno a pesar de la situación en la que me encontraba.

— Otra más?! —dijo una voz quejumbrosa y masculina.

— Otra? Es la primera que traigo! —respondió Harry mirando a los alrededores como si estuviese alucinando.

— Espera, otra? —pregunté con cierta inquietud. No era la primera en ser traída aquí? Habían más personas a parte de mí?

— Eres la primera a la que traigo a este lugar —me dijo en un tono que se supone debía tranquilizarme.

— Ya no necesitamos de más sujetos. Todos han fallado.

— Y nosotros qué? Si fuera por mí no la hubiese traído —si fuera por él yo estuviese muerta, mejor dicho— Además, sabes perfectamente que nadie puede desobedecer. Ni siquiera tú. Ingrato.

Las puertas de la entrada se cerró con fuerza detrás de nosotros. Yo me alteré.

— Escucha máscara; No estoy para soportar tus insultos. Me oíste?

— Si no estás para soportar mis insultos, entonces porque te escucho enfadado? Acaso te estás rebajando al nivel de alguien como yo? —se comenzó a reír burlándose de él. Dicha risa fue respondida por un gruñido gutural. Harry respiro profundo y prosiguió— Para tu información, ella no fallará. Ella es fuerte. Ya logré bastante con traerla aquí.

— Te digo que si fallará. Hazme caso y sácala de aquí. No soporto el olor a piel quemada.

Dónde estaba ese tipo?

— No! No quiero sacarla de aquí! La quiero aquí conmigo! —sujetó mi mano con mucha más firmeza al mismo tiempo que me acercaba a su cuerpo— Además, no es tú mansión.

— Por supuesto que lo es!

— Si estás muerto no cuenta! JA JA!

— Ya basta! Los dos! —una voz adulta y áspera se apoderó de toda la habitación. Harry soltó mi mano y me aleje un par de pasos de él. El ambiente volvió a calmarse de golpe. En eso vi a un hombre casi canoso de mediana edad bajando las escaleras. Vestía de un traje de noche de color gris y alrededor de su cuello, un corbatín rojo. Al terminar de bajar las escaleras nos estuvo observando por un rato— Sam. Quisieras dejar a máscara tranquilo con sus decisiones? De todos modos, él se hará responsable de los problemas que cause la chica.

La Marioneta [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora