La niña y yo salimos de la habitación y caminamos por los pasillos del lugar. La mansión era tan grande y tenía tantas habitaciones, que bien parecía un hotel. Seguimos caminando hasta que llegamos a una puerta que tenía una estrella hecha de flores en el centro. La niña se quedó mirando la estrella por unos segundos.— No es la mejor decoración para una puerta. Lo sé —me dijo la niña un poco avergonzada.
No respondí a eso. Ella abrió la puerta y entramos. La habitación era algo grande para una sola persona. Estaba decorado con un estilo victoriano, como si fuera de la realeza. Las paredes estaban pintadas de un color amarillo. Una gran mesa de noche al lado de la gran cama cubierta con cortinas semi-transparentes, iba acompañada de un gran colección de artículos de peluquería y un gran espejo. Caminé hasta una puerta que estaba dentro de la habitación y la abrí. Era una habitación un poco más pequeña, pero aún la consideraba algo grande. En ella se guardaban vestidos y zapatos que parecían muy caros. Habían prendas de ropa de todos los tamaños, colores y diseños. En el fondo de la habitación pude distinguir una gran vitrina con muchas joyas. Cuando dí dos pasos en dirección al fondo del gran armario, sentí un fuerte escalofrío en mi cuerpo. Respiré profundo y salí del armario. Me di la vuelta y contemplé una luz entrando por la terraza. Caminé hasta ella, abrí la puerta y salí. Una gran cantidad de nubes estaban dando paso a la luz de la luna. Se veía tan majestuosa. Tan perfecta. La luz de la luna hacía que apreciara mejor la vista. Veía el extenso bosque y algunas estrellas. Pero no podía ver rastro alguno de la ciudad —o de la civilización—. Sentía que mi persona entraba en un estado de soledad que me invitaba a poner mi mente en blanco y a relajarme. No soledad de tristeza, sino más bien soledad de tranquilidad. Escuché atentamente el sonido de los animales nocturnos. Cigarras, grillos, búhos y... un cuervo? Era un cuervo lo que se había colocado al borde de la terraza. Me hice para atrás unos pocos pasos. Como yo, había detenido su vuelo nocturno para apreciar el paisaje. Nunca había visto un cuervo tan de cerca —y eso que soy fanática de los libros y poemas de Poe—. El cuervo me vio e inclinó su cabeza hacia la derecha, cómo si estuviese confundido. Sentí el impulso de acercarme a él, así que lo hice, poco a poco.
— Amm... —me dijo dudosa la niña— Yo... Yo no me acercaría tanto si fuera tú. Ese cuervo me odia bastante. Realmente odia a todos aquí, y...
Antes de que ella hubiese terminado de hablar yo ya estaba acariciando las plumas del ave con la comisura de mis dedos. Sus plumas se sentían suaves al tacto y parecía estar disfrutando de mis pequeños masajes.
— Es increíble —dijo asombrada la niña que aún seguía dentro de la habitación. Supongo que por miedo al cuervo no se atrevía a salir a la terraza conmigo— Él... Él te quiere!
Seguí acariciándolo por unos minutos hasta que se apartó de mí, comenzó a revolotear y se fue. Me quedé viendo el cuervo hasta que desapareció en la oscuridad. Esos segundos en los que había acariciado a ese simple cuervo, no sé, pero me hicieron sentir bien. Me di la vuelta y vi cómo la niña preparaba la cama cuidadosamente. Ya se había colocado un camisón verde manzana.
— Ven —me dijo invitándome a acostarme.
— Pero no estoy cansada.
— Yo sí. Y... Esperaba que pudieses estar conmigo... Al menos... Hasta que me duerma.
La miré a los ojos por un rato y fui con ella. La cama era lo suficiente amplia como para que pudiéramos dormir dos —incluso tres— personas en ella. Me metí bajo las sábanas y me relajé. La cama se sentía muy cómoda. Coloqué mi mejilla derecha sobre la almohada y quedé cara a cara con la niña. Vi esos ojos verdes por un rato y pude distinguir un par de ojeras que no había notado antes. Estábamos tranquilas. Supongo que podía hacerle algunas preguntas.
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La Marioneta [PAUSADA]
Mystery / ThrillerDespués de un terrible accidente de camino a su fiesta de graduación, Kate se despierta en el hospital con solamente la compañía de un chico con máscara. Todos están desaparecidos y ella no sabe que está pasando. Y sin saberlo, puede que Kate se est...