Cap 3: Deshonra a la memoria de un héroe.

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 Horas más tarde, el sol ya empezaba a aparecer en el cielo nocturno cuando Abdier se despertó por los quejido y lloriqueos del lobo, quien se removía en el suelo con desesperación.

¡Clack!

 El chico palideció al escuchar el sonido de huesos romperse, el Licantropo comenzó a trasformarse de nuevo en humano: su piel, huesos, músculos, hocico, orejas y pelo cambiaron hasta tomar una forma humana, mas inofensiva y menos monstruosa. Busco desesperado una manta o algo con que tapar al chico, se levanto y salio corriendo a la puerta, creía recordar donde había una. Levanto el plástico y examino con desesperación las cajas que descansaban bajo un viejo plástico a un costado de la caseta. Tuvo suerte, había encontrado tres viejas mantas y un par de sabanas blancas.

 Corrió hacia la caseta con las cosas en sus brazos, estaba amaneciendo y pronto despertarían sus odiosos familiares, tenia que apurarse. Cuando entro, se encontró con un joven de cabello castaño claro y de piel pálida llena de cicatrices, era mayor que él pero aun así seguía siendo un adolescente. El chico se encontraba recostado boca abajo en los húmedos tablones del suelo, estaba cansado y muy lastimado.

- ... - se acerco con cuidado y cubrio al chico desnudo con una manta.

- Huh... ¿Q-quien eres...? - murmuro el joven entre abriendo sus ojos con mucho esfuerzo. Abdier se sorprendió al ver que los ojos del castaño eran rosas, un color muy inusual y hermoso en los ojos de un humanos - ¿D-donde es-estoy...? - le pregunto con cansancio.

- Shhh, no te preocupes. Mi nombre es Abdier y estas en la mansión Wagon - le dijo gentilmente mientras usaba las mantas y las sabanas para hacer una pequeña pero cálida cama para el Hombre Lobo, estaba herido y cansado, es por eso que él decidió cuidar le a escondidas de sus estúpidos tíos y primos.

- ¿W-Wagon? - murmuro viendo atentamente al muchacho a través de sus desorientados ojos rosas - ¿tu apellido es Wagon? - pregunto débilmente, ya no tenia fuerzas, tenia que descansar a como diera lugar.

- No - le respondió acercándose al ojirosa; con cuidado y paciencia levanto al muy herido Licantropo y lo guió a la improvisada cama - ¿Cual es tu nombre? - le pregunto ayudando le a recostarse.

- Kairos... - logro articular antes de caer dormido en la cama que le hizo el niño para que descansara, ya había cruzado el limite de lo que su maltratado cuerpo podía soportar.

 Abdier le miro con una profunda tristeza, pobre muchacho, lo mas seguro es que sea un Licantropo de una familia de clase media. Sacudió su cabeza con fuerza, no tenia que distraerse. Ya era hora de levantarse e ir a hacer el desayuno. Si tenia mucha suerte, podría ir a buscar el libro sobre hechizos curativos que había dejado en su pequeña habitación.

- Descansa, pronto regresare con un poco de comida - le dijo en un susurro mientras salia de la casa y cerraba la puerta con cuidado, no quería molestar mas al joven herido. Cuando salio de la caseta, miro hacia abajo, el hombre lobo había echo un desastre anoche.

 Con parsimonia se dirigió a la mansión, tenia que hacer el desayuno, limpiar las habitaciones de sus primos y tíos, barrer la casa y cocinar la cena. Apenas entro fue recibido por una mirada hostil de parte de su tía, la ignoro y comenzó a hacer sus tareas del día.

 El día paso tranquilo para alegría de Abdier: sus primos se encontraban estudiando con su padre y su tía estaba muy ocupada viendo el diario como para prestarle atención; su tía Darelis adoraba ver todo lo que tuviera que ver con las familias nobles, le gustaba ver las desgracias que tenían estas y burlarse de ellas, como por ejemplo: La desaparición completa de la noble familia Nabal. Sus tíos se rieron durante días de la extinción de esta noble familia; ya no había descendientes y el ultimo Nabal desapareció hace nueve años, nadie se atrevió a entrar y saquear las mansiones y demás propiedades de tan poderosa familia, se decía que demonios muy poderosos custodiaban sus riquezas. Nadie es tan loco como para adentrarse en propiedades Nabal y saquear su dinero y reliquias.

La luz del León (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora