Cuando llevaron ya varias horas volando por el cielo, con la luna sobre sus cabezas y con las estrellas brillando en la oscuridad infinito del universo, supieron que ya estaban sobre las tierras del Norte. Los animales sabían adonde se dirigían, el Norte es una tierra fría donde casi nunca brilla el sol. La nieve lo cubría todo y su clima era muy hostil, pero al parecer hay un ser capas de soportar esos climas, uno que Abdier estaba muy emocionado de conocer.
- ¡Hey! ¿¡Adonde nos quedaremos!? - grito Fermin mirando al niño, quien giro la mitad de su cuerpo sin dejar de aferrarse a Asteri, negando con la cabeza no sabiendo como contestarle.
- ¡Podemos quedarnos en la casa de campo de los Lupin! - grito Kairos sobre Neumond, quien volaba a un costado de su alfa, manteniendo el ritmo sin cansarse - es enorme y tiene un gran establo para los Unicornios y Quimeras, es suficiente mente grande como para albergar a una manada de Pegasus.
- ¿¡Y donde queda esa casa de campo!? - pregunto Eliot mirándole con recelo, él ya tenia frío y estaba cansado, pero le sorprendía de sobremanera el aguante de Únik, el animal ni siquiera parecía cansado, estaba más fresco que una lechuga.
- Cerca de la mansión de los Blank... - le respondió intentado no soltar un quejido, tenia sus manos y pies entumecidos, su cara estaba helada y casi no sentía su cuerpo. El lobo y el gemelo mayor miraron con odio y envidia a Abdier, Charbel y Fermin, quienes no parecían sentir frío o estar cansados.
Después de un par de minutos, el Licantropo le indico al niño que hiciera bajar al Pegasus blanco, siendo él el líder de la manada tendría que guiar a los otros animal al suelo. Abdier toco suavemente el cuello de Asteri, llamando su completamente atención solo para hacerle una pequeña seña con la mano y un sonidito que hizo entender al animal que ya era hora de bajar, que ya habían llegado a su destino.
Lentamente fueron perdiendo altura, planeando elegantemente con las alas y con las cabezas en alto para poder aterrizar perfectamente en el suelo helado. Los muchachos tuvieron que inclinarse para atrás y apretaron con un poco de fuerza sus rodillas en las costillas de los Pegasus para evitar caer a semejante altura, el pobre de Eliot y Charbel tuvieron que comerse su orgullos cuando se aferraron con fuerza del cuellos de sus compañeros mientras gritaban en su interior del terror que sentían en esos momentos.
Poco a poco descendieron, tocando el suelo nevados apenas con sus pesuñas, cerrando en el proceso sus enormes alas emplumadas. Los chicos suspiraron aliviados una ves que estuvieron en el suelo, temblaron del frío, todos estaban en medio de una fuerte tormenta de nieve que no vieron porque sobrevolaban en las nubes negras que eran en realidad de tormenta.
- ¿Hacia donde vamos ahora? - le pregunto Abdier a Kairos, quien le hizo una seña a su compañero para que comenzara a caminar hacia el oeste, cosa que el animal obedeció estando un poco nervioso al igual que la manada entera.
- Hey, cachorro - le llamo Fermin haciendo que su Pegasus se pusiera a un lado de Asteri, intentando calmar a su nervioso compañero - ¿No te parece que los caballos están un poco nerviosos? - le pregunto con un tono bajo, mirando a sus costados intentando ver la razón del nerviosismo de la manada.
- Si - dijo calmada mente viendo como Asteri parecía querer echar a correr en ese mismo momento, estaba muy tenso y aceleraba el paso de vez en cuando - puede que sea por la presencia de espíritu del invierno.
- ¿El espíritu del invierno? - pregunto asustado, poniendo aun mas nervioso a Mareridt - ¿¡Que no era un mito!? - grito mirando de derecha a izquierda con terror en sus ojos.
- Silencio - le reprendio su hermano, acariciando el cuello y el lomo de Únik en un intento de tranquilizarle, estaba demasiado nervioso para su gusto - no podemos llamar la atencion de Ryden.
- ¿Ryden? ¿Quien es Ryden? - pregunto el pelirrojo menor mostrando sus colmillos por el terror que le invadió al ver los pálidos que se pusieron su hermano mayor y el lobo.
- Ryden es el ultimo descendiente de la desaparecida familia Glacies - le explico Abdier mirando hacia el frente con indiferencia - su nombre completo es Ryden Larry Glacies, un mago y descendiente directo de la reina Aqua, pose-yente del elemento agua que caracteriza a todos los miembros de los Glacies. Se dice que Ryden asesina a cualquiera que entre en sus tierras y que busca los miembros perdidos de su familia, volviéndose un espíritu de hielo.
- ¿Como sabes tanto? - le pregunto Kairos mirándole con la boca abierta.
- Simplemente me llama la atención - respondió encogiéndose de hombros, siguiendo a Kairos con la mirada - aunque no creo que sea verdad toda la historia ya que se dice que aun ahí un lord en el castillo del Norte.
Después de eso los muchachos se mantuvieron en silencio, siguiendo al lobo con paciencia y manteniéndose siempre alerta. Kaiser los guió por un bosque nevado, intentando que su compañero no saliera corriendo despavorido por cada sonido que escuchaba. Charbel iba al final borrando la huellas con magia junto con Kuro, quien resoplaba y caminaba por entre la nieve mostrando su fuerza y su coraje, listo para defender a su manada del peligro.
Los gemelos iban a los costados, uno atento a cada sonido que escuchaba y el otro algo estresado por lo intranquilo que se encontraba su compañero, casi lo derriba cuando se paro en sus patas traseras cuando apareció de sorpresa una liebre blanca corriendo en frente suyo.
- Llegamos - dijo deteniendo la marcha de la manada justo donde se encontraba un gran y vacío claro en el bosque. Los gemelos y Charbel iban a replicar pero se callaron cuando el lobo se bajo del lomo de Neumond de un ágil salto, cayendo con la elegancia propia de un príncipe en el suelo nevado, caminando con seguridad hacia el centro del vacío claro - Yo, miembro de la honorable familia Lupin, con sangre de Licantropo Puro corriendo en mis venas y con un deseo ardiente de proteger a los míos. Muéstrate ante la orden que te da el poder guardado en mi sangre - cuando termino de recitar, saco sus largas garras y se izo un corte en la palma de su mano, dejando que la sangre cayera en la blanca y pura capa de nieve que cubría el suelo.
Cuando la sangre tiño de rojo la nieve, una especie de puerta se abría dejando ver una gran mansión de dos plantas algo decaída, no se veía que alguien la habitara pero aun así se veía en buenas condiciones. En la entrada había una gran estatua cubierta de escarcha de luna media con extraños gravados en ella. Cuando la barrera invisible se abrió, Kairos se adentro con mucha confianza en el jardín de la mansión.
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La luz del León (Yaoi)
FantasíaLa guerra estallo en un mundo donde la magia existe, lo imposible se volvió realidad en forma de monstruos echos de oscuridad que dominan la noche con pánico y terror, convirtiendo la vida de todo ser viviente en una completa pesadilla. Una batalla...