⚡️8 / Dic / 17❄️

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Era medio día cuando Barry llego, él pasó delante de nosotros, mientras Cisco y yo nos mirábamos de reojo; Barry parecía molesto, ni siquiera nos miro o saludo, sólo paso de largo como si no existieramos.

- Hey amigo...-.

- Ahora no Cisco-.

Nos miramos de nuevo y de alguna extraña forma, por medio de miradas acordamos que yo iría tras de él.

Se encontraba en el cortex, tenía la mirada fija en algo, pero no parecía prestarle demasiada atención.

- Barry - Pasaron algunos segundos hasta que él me miró -¿Qué sucede?-.

- No es nada -.

- Barry... - Insistí.

- Es algo sin importancia Cait -.

- Claro que tiene importancia - me miró durante un largo rato.

-¿Por qué?... ¿Por qué la tiene? -.

Suspire, mientras lo señalaba -Bueno... Pareces molesto -.

Bajó la mirada - Es sólo que discutí con Iris -.

Ahora lo comprendí mejor, era por eso que estaba de tan mal humor.

Iris era el amor de su vida, Barry siempre había estado perdidamente enamorado de ella, desde que eran niños o al menos es lo que él aseguraba, Iris no lo sabía, o mejor dicho lo sabía pero se hacia como que no. Después de que rechazará tantas veces a Barry, lo mejor que ella creyó que podía hacer, era fingir que nunca había pasado.

Pero Barry no se rendía tan fácilmente.

- ¿Quieres hablar sobre eso? - me miró con los ojos abiertos como platos y negó efusivamente mientras un suave tono rosa comenzaba a cubrir sus mejillas; espera un minuto... Barry... Bartholomew  Allen... ¡¿Se estaba sonrojando?!.

Él era tan tímido como yo o incluso un poco más, pero, sí hay algo que te puedo asegurar, es que quien era mas propensa a sonrojarse, era yo.

No Barry, nunca Barry.

Mi estamago dió un vuelco.

¡Dios!, Barry se veía tan lindo cuando se sonrojaba.

- Yo no... no... - parecía nervioso, sin poder evitarlo posé mi mano izquierda sobre su hombro y sonreí intentando calmarlo.

- Oye tranquilo - susurré con tono dulce - No te obligaré a hablar sino quieres, pero si en algún momento quisieras hacerlo, yo estaré aquí - me miró sin decir nada, sus ojos se cruzaron con los mios y ninguno hizo el intento de mirar hacía otro lado.

Mi corazón latía desmesuradamente mientras mis manos temblaban, sentía como el calor comenzaba a subir a mis mejillas; inconscientemente me acerqué más a él, era como si mi cuerpo se moviera por voluntad propia y sino hacía algo pronto... Posiblemente... Lo besaría.


Con la poca fuerza y voluntad que me quedaba me separé de golpe - Entonces... ¿Vienes? - no hubo respuesta -Barry- negó.

-Te alcanzó en un minuto -.

Asentí y me fui rápido de ahí.


Maldita consciencia.


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No era tan tarde, cuando nos decidimos regresar a casa.

- Así que... ¿Que planes tienes justo ahora? -.

- Bueno... Pensaba en ir a casa y ver algo en Netflix, dado el hecho de que no tengo una vida - Una sonrisa divertida se extendió por mi rostro mientras Cisco reía; al final sólo quedábamos él y yo, ya que Joe parecía necesitar a Barry.

Querida Dra. SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora