🍃Capitulo nueve🍃

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Capitulo dedicado: La linda de  ForeverGastina 💙💙.
Porque si, una de mis dos actrices favoritas es Lily Collins 💙

Después de salir del cementerio, hice la misma rutina de siempre. Correr hasta cansarme, regresar al departamento, ducharme e irme directo al gimnasio. El lugar estaba despejado a comparación de anoche. Me dirigí a uno de los almacenes de entrenamiento y me encontré a Julian, mostrándole a otro chico las diferentes técnicas de defensa. 

Deslicé la correa de mi mochila y la dejé caer en la banca. Juliam me miró y asentí en modo de saludo, mientras me quitaba la sudadera. 

Estiré los brazos e hice movimientos circulares, contrayendo los músculos de mis hombros. Respiré hondo, me posicioné frente al saco de boxeo y comencé a golpearlo una y otra vez.

Seguía recordando el momento inapropiado en el que me topé con Carolina. De todos los lugares que existían, tenía que encontrármela en ese. No quise dar más detalles del por qué me encontraba allí, el tema se extendería y no quería tener su compasión y mucho menos su lástima. Pero de cualquier forma, me alegró verla de nuevo, aunque me disgusté un poco al notar que se encontraba sola.

Otra cosa que vagaba por mi mente, aparte de tener noticias de mi padre, era volver a golpear a Josh. Si no fuera por Ernest, que se interpuso en medio del ring, hubiera terminado con él. Me repugnaba demasiado, y más aún cuando supe que Caro lo conocía.  

―¡Así no, idiota! ¡Mantén los puños firmes! ―Derek le gritaba al puberto que parecía tener brazos de trapo. El chico haciendo un intento de defenderse, terminó en el suelo cuando Julian le dio un ligero golpe en las costillas―. El tiempo terminó, fuera de aquí y recuerda cuidar tus reflejos. 

Una vez que se fue, Julian bufó y cogió su botella de agua. Me detuve, tranquilizando mi respiración agitada y me volví hacia a él.

―Se supone que debes estar en reposo ―dije, recordando una de las indicaciones que el médico le había dicho.

―A la mierda con eso, me siento bien ―hizo un ademán, restándole importancia. Negué con la cabeza. Siempre aparentaba hacerse el fuerte. Al cabo de unos segundos, Jay apareció y se sentó en la banca, impaciente. 

―Necesito saber dos cosas: Agustín, ¿por qué diablos no me dijiste que compraste un auto? y Julian, ¿se puede saber que pretendes con esa tal Cecy? porque yo que recuerde, estás con Marissa ―dijo, alternando la mirada de forma acusadora. 

―No tengo por qué darte explicaciones, así de simple ―respondí, intimidante. 

―Digo lo mismo que Agustín ―dijo Julian encogiéndose de hombros. Jay y yo le lanzamos una mirada escéptica y frunció el ceño―. ¿Qué? 

―¿Cómo que qué? Esperábamos que respondieras "Sólo me la estoy follando", pero ni siquiera te molestaste a decir algo parecido ―explicó Jay. Asentí, dándole la razón y me crucé de brazos. 

Era un tema que teníamos qué resolver. No íbamos a permitir que Julian se convirtiera en un tipo cursi, que perdía el tiempo regalando flores. No soportaríamos tener que lidiar con él si su mente llegara a contaminarse de romanticismo. Lo golpearía primero antes de que eso sucediera. 

Heridas Ocultas  [Aguslina] [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora