CAPÍTULO VI. AMIGOS

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Después de aquella extraña noche con Robin te sientes ¿bien?
Es extraño.
Sonríes mordiendote el labio cerrando los ojos.
Al parecer tu compañera de habitación está en la biblioteca.  Se le tienen que haber acumulado los exámenes.  Das gracias por que ella no éste en tu clase.
Estás tirada en tu cama,  con tu traje de Raven aún puesto.  Estás algo cansada.  Supongo que patear traseros a las doce de la noche desgasta la energía. No fue muy difícil atarlos y detenerlos.
Sentías curiosidad por el compañero de Batman y por qué te siguió.
Pero te gusto que lo hiciese. Estás ardiendo y te gusta.
Decides darte un baño frío para tranquilizarte.

Te rodeas con una toalla y te sientas en la cama a leer un rato.

Los pitidos del despertador te sobresaltan y te hacen incorporarte de un salto.
Estás sudando y jadeando.
"Que sueño tan intenso... "

Te pasas una mano por el pelo soltando un largo suspiro.

El sueño te ha dejado desconcertado.  Un sueño extraño y demasiado relista.
Salía Rachel.  Estábais hablando sobre un libro que ¿le prestaste? y de repente aparecieron unos sombras y la mataron.
Es verdaderamente extraño...
Sientes como si hubieses perdido algo importante.  Aprietas los diendes con fuerza y sacudes la cabeza.

Es como si en el sueño en verdad la apreciases,  incluso podrías decir que te... gustaba...

Sientes como te ruborizas y una oleada de sentimientos te azota como un puñetazo.

Ignoras el sueño y te levantas molesto para otro maldito día de clase.

Y te enfadas aún más cuando recuerdas al ver un mensaje en tu móvil de tu padre que este fin de semana era la cena familiar de Navidad.

Tendrás que aguantar a todos tus hermanastros y de más.

Carl no está.  Deduces que estará ya en clase.
Te acercas al armario y sacas el uniforme mientras mascullas una maldición entre dientes.


Al oír a unos niños hablando de que le van a regalar por Navidad mientras vas andando hacia la clase recuerdas de pronto que es este fin de semana.
Las Navidades no te gustan nada.  Y menos en el orfanato...
Todos están muy alegres y  eso te fastidia. Por eso casi siempre te escapas en Navidad para pasarla a solas.  Nunca ha sido nada que te haya inportado.

Mascullas algo cuando lo recuerdas y te sientas en tu sitio.  En la clase solo están los empollones y tú. Sabes que lo vas a volver a ver.  Sabes que no va a hablar contigo,  y eso te revuelve el estómago sin razón aparente.

Te das cuenta de que te has ruborizado un poco y se te ha acelerado el corazón,  así que giras la cabeza bruscamente para concentrarte en la ojas que se tambalean en el suelo del patio vacío.


DEFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora