FAMILIA RICA

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No había estado nunca en la casa de su único amigo, pero no fue muy difícil encontrar la mansión del multimillonario de la oscura ciudad.

Se esperaba algo más de complejidad para una familia rica.

Se paró frente a la imponente verja negra y muros de la mansión Wayne.

Pensando en su reciente encuentro con el compañero de Batman y en la reacción de su amigo por presentarse allí en un día festivo de familia por la noche.

Pero como Damian le había informado su estado en su "familia" y sobre sus hermanastros, supuso que no le vendría mal una compañía distinta, de todos modos, no pensaba quedarse.

No había timbre en ningún muro ni junto a la verja. Y supuso que "llamar a la puerta" no serviría de nada.

Así que, con toda la naturalidad del mundo, sin importarle las cámaras claramente escondidas, colocó un pie en la verja y comenzó a escalarla con una ayuda muy disimulada de sus poderes.

Fué bastante fácil, en su opinión.

"Pensaba que los ricos tendrían una mejor seguridad... "

Aterrizó con la agilidez de un gato al otro lado de la verja, y andó tranquilamente hacia la entrada del edificio.

Tomó aire lentamente y miró el hermoso jardín cubierto por la luz de la Luna antes de tocar con los nudillos la puerta de madera oscura.

Se sorprendió por la rápidez en la que un anciano alto y erguido vestido de punta en blanco le abrió la puerta.

Las palabras no pudieron salir de su boca.

El que parecía ser el mayordomo de la mansión enarcó una ceja, inclinándose hacia adelante esperando que hablase y pensándo en como demonios había atravesado los muros aquella adolescente.

-¿Quién es usted, señorita? - habló por fin.

Rachel se aclaró la garganta con disimulo y sonrió algo tímida.

-Soy... amiga de Damian... - susurró algo torpe.

Gracias a la puerta medio cerrada ambos pudieron oír el estruendo de unos platos rompiéndose y unas 4 voces discutiendo a voz abierta.

La medio demonio levantó una ceja al reconocer entre todo el barullo la voz de su amigo.

El anciano ni siquiera se inmutó.
Parecía hasta acostumbrado.

-Ah, usted debe ser Rachel Roth- sonrió sereno. Le brillaron los ojos- el joven Damian nos habló de usted...

"¿Damian habló de mí? "

-Sí - salió de su trance. Otro ruido de platos y más gritos enfadados- esa soy yo- sonrió algo forzada y confusa.

-Estupendo, pase, pase, fuera hace un frío terrible- comentó el anciano haciendose a un lado para que la chica pasase al recibidor- soy Alfred Pennyworth - estrecharon sus manos. A Rachel le cayó bien desde el primer instante - el mayordomo de los Wayne.

"Mayordomo incluido, vaya... "

-Encantada- dijo en voz baja soltandolo.

El anciano la dirigió hacia lo que parecía un amplio comedor con una larga mesa cubierta por un mantel blanco de encaje.

Alfred y Rachel se pararon ante la escena, esta última intentando no reír con todas sus ganas. Se esforzó por no sonreír y esperó a que la escenita familiar terminase.

Allí, un chico con una chaqueta azul se encontraba tendido en el suelo, con otro de una chaqueta marrón oscura encima de él. Se gritaban enfadados entre ellos.

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