Emily

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Maratón parte III 

 — ¿Haces esto siempre? — Le dije sin poder dejar de reír por sus acciones. Él tomó un casco que tenía colgado en uno de los costados de su moto color negra y lo colocó en mi cabeza.

 El casco era pesado e incómodo pero mejor esto a que morir en un accidente. Había accedido a dar un paseo con él y Christopher se veía encantado con eso. De repente un aire renovado y peligroso me invadió. El chico quería estar conmigo. El día anterior había dicho que yo le parecía atractiva… Bueno más bien me había invitado a tener sexo con él, pero se entiende. Esas ideas me hicieron sentir más confiada de mi misma y a la vez peligrosa. Tenía la llave para hacerlo, solo hacía falta colocarla en el sitio correcto y sucedería. Aunque si bien esas ideas me resultaban atractivas no podría hacerlo. De modo que solo me dedicaba a jugar un poco con la situación. ¿Qué había de malo con eso?

 Me agarré a la cintura de  Christopher y cuando arrancó el motor tuve que sujetarme con más fuerza a su cuerpo. La fría brisa de la mañana se colaba por mi camiseta que no era adecuada para un paseo en moto. Estaba segura de que con el viento corriendo en contra de nosotros y la velocidad de la moto se me veían varios centímetros del abdomen, pero si intentaba acomodar la blusa tenía miedo de caerme y posiblemente morir en el intento. Podía ver como dejábamos atrás varios autos y en alguna que otra oportunidad alguna moto. Christopher manejaba como un completo desquiciado, supuse que le gustaba la velocidad y aquello me hizo pensar en Grant. Probablemente él jamás se subiría a una moto y manejaría de aquel modo. Se veía tan centrado que la simple idea de verlo sobre una moto me pareció demasiado ilógica.

 —Entiendo que te parezca atractivo pero si quieres abrazarme puedes hacerlo en mi casa— Escuché su voz un poco amortiguada a causa del casco. Y cuando caí en la cuenta Christopher ya había detenido el motor y nos encontrábamos estacionados frente a una cafetería me solté rápidamente de él. Él solo reía y yo le tendí su casco con demasiada fuerza. La sonrisa de idiota no se le quitaba del rostro.

 —Eres un idiota— Dije en un intento de sonar enfadada y evitando a toda costa reírme.

 —Sabes que no es lo que piensas de mí— Me guiñó un ojo y luego de dejar el casco sobre el manubrio de su vehículo y ponerle alguna clase de seguro, me tendió su mano. La tomé con decisión y decidí que el resto del día no pensaría más en nuestro bendito profesor Gustin.

 En cuestión de dos horas descubrí que Christopher era un adicto a la velocidad. Le gustaba el café y lo bebía en exceso. Fumaba tabaco, salía de vez en cuando. Prefería los bares a las fiestas llenas de gente. Tenía diecinueve años ya que se había perdido un año en un viaje familiar y había sido alumno de Grant en la escuela de Texas. Eso me provocó algo de curiosidad y las ganas de saber sobre lo que había sucedido en esa escuela fueron más fuertes que todo.

 —Él simplemente no podía pasar inadvertido por ninguna alumna— Dijo al tiempo que comenzaba a reír, tal vez recordando alguna situación. Esa era mi oportunidad, él me había dado el pie perfecto para preguntar algo solo que no sabía de qué manera hacerlo sin parecer demasiado interesada.

 —Al igual que aquí— Me encogí tratando de sonar despreocupada. Si me dejaba demasiado en evidencia Christopher se daría cuenta de inmediato. Él podía parecer un imbécil pero había comenzado a descubrir que era más inteligente de lo que aparentaba. Me agaché ligeramente colocando mis codos en la mesa y lo miré fijamente —Escuché que una chica de biología II dijo que lo habían despedido del Instituto de Texas— Dije hablando en un tono más bajo. Puse mis ojos en blancos y solté una risa tonta —Pff, esos rumores tan típicos de las escuelas secundarias.

 Christopher no sonrió. Y no hubo rastro alguno de diversión en su rostro. Por el contrario de un momento a otro pareció completamente perturbado e incómodo.

 — ¿Qué sucede?— Pregunté tratando de no sonar demasiado desesperada. Por la expresión en su rostro estaba segura de que él lo sabía. Él sabía lo que había sucedido en Texas y esperaba poder averiguarlo por mi cuenta.

 —Tú no tienes idea de lo que sucedió allí Amy— Negó con la cabeza repetidas veces, luego tomó mi mano y la acarició ligeramente —Grant realmente no es lo que aparenta. No tendría que decirte esto pero mantente alejada de él lo más que puedas. No quiero que te suceda lo mismo que a Emily.

 ¡Con qué ese era el nombre de la chica!

 — ¿Emily?— Pregunté fingiendo no entender nada del tema.

 —De verdad no puedo decirte más nada, ya hablé demasiado sobre eso y me hace recordar cosas horribles. Lo siento Amy, solo te pido que sigas mi consejo. Mantente alejada de él.

Don't let me fallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora