En ti

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Habíamos salido del club por la parte trasera del lugar. Me apoyé en una escalera de incendios que había allí fuera, tratando de mantenerme de pie. Todo me daba vueltas. Sentí el ruido de la puerta cerrarse y luego a David acercándose a mí. Traté de apartarlo pero él era más fuerte y me pegó a él tomándome fuerte de la cintura. Me besó, pero el beso ya no se sentía bien, no sentía que estaba besando al dueño de esos ojos verdes.

 —David, para por favor— Dije algo incómoda tratando de apartarme pero lo único que conseguí fue que el comenzara a besar y morder mi cuello.

 —Oh si nena, me gusta tu cuello— Susurró contra este y me mordió pero algo fuerte. Solté un gemido pero no de placer, sino de dolor.

 —Ya para, por favor— Apoyé mis manos sobre su pecho para apartarlo pero mi fuerza en mi estado de ebriedad no servía de demasiada ayuda.

 Sentí una de sus manos subir por mis muslos y levantar el vestido. Cerré los ojos ahora llenos de lágrimas, con miedo. Allí no había nadie, era de noche.

 — ¡PARA! ¡POR FAVOR! — Intenté gritar cuando su mano ya se estaba dirigiendo a mi feminidad.

 — ¿Pero qué demonios...?

 David había apartado la cabeza de golpe y vi cómo se doblaba al tiempo que apretaba los dientes.

 ¿Grant? Estaba detrás de él retorciéndole la muñeca.

 —No le pongas las manos encima.

 —No te he escuchado bien— Respondió David incorporándose poco a poco.

 Entonces con un rápido movimiento, David se abalanzó sobre mí grité cuando él intentó rodearme con sus brazos. Lo que yo había ignorado por completo era que Grant era mucho más fuerte que él y lo apartó propinándole un golpe en el medio de la mandíbula. David cayó hacia atrás y escupió sangre. Intentó lanzarse sobre Grant pero nuestro querido profesor lo tomó de la chaqueta e inmovilizó su cabeza contra la pared de ladrillo.

 —Te he dicho que no le pongas tus asquerosas manos encima— Gruñó Grant.

 El viento me daba en la cara provocándome un mareo. Me enderecé lo mejor que pude y tomé a Grant del brazo.

 —Por favor, para- Supliqué— Te va a hacer daño.

 -—No me importa lo que me haga, este estúpido se aprovechó de ti, pero tú no estás lo suficientemente sobria como para darte cuenta— Su voz sonaba fría y enfadada. Aún seguía teniendo inmovilizado a David de cara a la pared.  Traté de aclarar las ideas.

 —Vámonos de aquí, por favor.

 Azotó la puerta de su vehículo dando un fuerte golpe. Apoyó las manos sobre el volante y cerró el puño provocando que sus nudillos quedasen prácticamente blancos.

 — ¿En qué demonios pensabas cuando te metiste con él? — Dirigió su mirada a la chica y la miró mal.

 —Lo lamento, no pensé que se pondría así— Respondió algo avergonzaba y acurrucándose en el asiento de acompañante, donde Grant la había ayudado a subir.

 Los ojos de Grant estaban clavados en los suyos y con la poca iluminación que se filtraba de los postes de luz hacia el interior del auto, pudo ver el color en ellos. Verdes. De un precioso verde.

 Se acercó un poco hacia adelante para contemplarlos mejor y dirigió una mano a la mejilla del muchacho. Grant se tensó al sentir la caricia de la chica, pero luego de unos segundos largó un suspiro y cerró los ojos. Ella no estaba sobria, aún actuaba bajo los efectos del alcohol y él trataba de recordarse eso a cada segundo. Abrió los ojos.

Don't let me fallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora