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Abrí la puerta del lugar y me quede sorprendida al ver que el lugar se veía más espacioso por dentro.

-Es una suerte.-Musito Edd entrando detrás míos, acomodándose unos mechones de su cabello.-Es una suerte que esto todavía funcione.-Yo sonreí, mire la llave que tenía en mis manos con el número de la habitación, mientras escuchaba la conversación de fondo.

-¿Matt?-La voz de Camila sonaba cansada y agotada.

-Hablando con la recepción.- La voz de Edd también sonaba cansada, pero sobretodo se escuchaba mucho más dulce que la de Camila.-Fue a preguntar si no habían visto dos rubios por aquí.-Levante la cabeza y mire a Camila, sin titubear, no quería perderme ninguna de sus palabras.-No queremos problemas de nuevo con Will y con Noah, ¿No?-Edd asintió pestañeando pesadamente.

-Hay más cazadores.-No era una pregunta, era una afirmación. Esas palabras brotaron de mis labios de repente, y Camila me miro sorprendida.-Porque.... ¿Por qué solo nos preocupamos por Will?

-Debemos tener cuidado con todo y con todos.-Musito rodeando los ojos Camila.-Somos los principales objetivos de Will y de Noah, hay más cazadores rastreando criaturas por aquí.-Trago saliva.-Nos podemos encontrar con cualquier cazador en cualquier lugar del mundo.-Los cazadores resultan un poco idiotas. Pero con Will...Will es Will, tenemos que preocuparnos de él más que ninguno.-Sus ojos recorrieron todo mi cuerpo, mientras fruncía el ceño.-Y de Noah.-Agregó.-Si está con Will....Resulta tan peligroso como él.-Me lo imagine, y eso, literalmente me rompió el corazón.

Y yo que pensaba que mi corazón era fuerte.

-No estaremos nunca seguros...-Musité, enojada. Todas las esperanzas abandonaban mi cuerpo.

Hubo un silencio incomodo hasta que Matt y Mark llegaron a la sala. En todo ese rato, descubrí una escalerita de mármol a un lado de la habitación. También había una chimenea con tanto hollín que me pregunte si alguien limpiaba alguna vez. Vi un sofá con el tapiz rajado. Probablemente los dueños tienen gatos en el lugar.

-No.-Fue la exclamación de Matt al entrar por la puerta de madera que comunicaba el salón principal con el que estábamos.-No ha visto ningún rubio.

-Dudo que hayan visto personas en siglos.-Agregó Mark.-Somos los primeros de la temporada, y creo que los primeros en años.-Soltó una carcajada y se dirigió a la escalera. Los peldaños crujieron bajo su peso cuando subió.

-Bien...-Murmuro Edd.-Ahora....A descansar.-Soltó un suspiro y siguió el ejemplo de Mark. Subió por las escaleras hasta las habitaciones.

Yo me apoye contra la muralla de cemento mal pintada y solloce. Camila me miro y yo me apure en sonreír. Al final ella salió por la puerta de entrada. No sabía porque había sollozado. Solo lo había dejado escapar.

Solo estaba demasiado cansada.

Sentí como si un remolino se formara en mi corazón. Tenía que admitir que me había dolido escuchar la respuesta de Matt. ¿Por qué? Tuve ganas de pegarme cabezazos contra la fea pared. Era una idiota, eso era lo que era, empezaba a sentirme mal otra vez. No podía dejar pasar por alto las ganas que tenia de volver a ver esa sonrisilla en su boca. Esa sonrisa que ponía antes que besarnos.

Estúpida. Estúpida. Eso era lo que era. Aunque me lo repitiera mil veces, mi corazón no quería entenderlo. Solo lo quería a él. Pero yo no se lo podía otorgar. Ya no estaba.

Es un idiota. Un puto idiota. Es un idiota. Él es un puto cazador. Me repetí en mi mente respirando profundamente. Tenía que sacarme ese remolino de sentimientos de mi cuerpo. Antes que acabara con todo mis otros órganos. Antes que fuera muy tarde.

Tardes De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora