19

24 4 0
                                    


Golpeo la mesa con sus puños. Yo me estremecí.

-Habla.-Musito Mark. Yo suspiré y volví a pensar con claridad. Haciendo caso omiso al dolor.

-Yo...-Mi voz me salió ahogada y comencé a entrar en pánico ante los cincos pared de ojos que se centraban en mí.-Corrí hacia el pueblo.-Admití. Mark tornó los ojos y frunció el ceño, cruzando los brazos sobre el pecho.

-Muy estúpida tu actitud. Nunca debes separarte de alguien con experiencia.-Ladró.-Pudiste haber muerto.

Sentí mis mejillas arder y estuve tentada a responder en mi defensa, pero luego reflexioné que todo lo que digiera sería usado en mi contra, por lo que opté por mantenerme en silencio y soportar los restos de Mark.

Desvié la mirada al suelo y repasé cada segundo del acontecimiento. Y mientras más lo pensaba, menos conseguía entender que había ocurrido, o como. Lo último que recordaba era el ardor en mi labio inferior y el sabor agrio de la sangre en mi paladar, además del entumecimiento de mi pómulo izquierdo y mis pies resbalando hasta que fui a dar al sucio suelo, que no recordaba que fuera tan duro.

Tragué saliva. Todo eso lo había hecho Noah. Se había aprovechado de lo débil que me ponía. Ya era tiempo que dejara correr las cosas, de verdad. Tenía que prepararme por si nos volvíamos a encontrar. Tenía que repararme para poder borrarle esa sonrisa de la cara. Volví a mirar a Mark.

-Tú ganas.-Admití de mala gana.-Fui muy estúpida.-Mark cerró la boca y me escucho colocándome atención, sin sacar su mirada cortante de mí.-Quiero aprender.

Mark coloco una mueca.

-¿Perdón?-Musitó. Yo tuve unas ganas de mandarlo a la mierda. Pero con todos ellos alrededor, no podía.

-Quiero aprender a no comportarme como una estúpida.-Alce la voz.-Tú dices que Will jamás dejara de perseguirnos... Yo quiero estar preparada por si nos encuentra de nuevo.- Miré a cada uno de los presentes. Él único que sonreía era Edd.

-No es así.-Musitó Mark mirándose las uñas de sus dedos de la mano derecha.-No es tan fácil.-Apreté los dientes.

-Pero...

-Si discuten más.-Matt me interrumpió.-Será posible que Will vuelva.

-Mañana partimos.-Musito seco Mark. Matt abrió los ojos como plato.

-Mañana será muy tarde.-Musitó Safia.-Mañana quizás ya estemos...Muertos, Mark.

-Estoy cansado.-Musito Mark sin mirarla. Camila bufo.-Dormiremos aquí. Mañana nos vamos a primera hora.-Giró a Edd.-Decías que tenías dinero...-Edd se encogió de hombros.

-No he pasado a ningún banco.-Musito. Mark rodeó los ojos.

-Will se encargó de hacer el trabajo sucio.-Rio por lo bajo. Miro a Safia y sonrió.-Necesito que me ayudes a con ese trabajo.

-Will va a volver.-Musite. Mark volvió a clavar sus ojos en los míos.

-No. Will no va a volver. Él pensara que ya estamos muy lejos de acá. Se supone que no somos tan estúpidos para quedarnos una noche más.-Seguía encontrando una falla en el plan.

-Bien.-Desafiante, sin mirar a ninguno de los presentes, menos a Mark, abandoné la habitación.

Arrastré los pies por el pasillo aferrando mis dedos a mi camisa y enterrándolos con fuerza hasta presionar mi piel contra las costillas. De alguna manera el dolor que la presión me producía me hacía liberarme de toda la rabia que tenía en mi interior. Y todo el dolor que se volvía a acumular. Me encontré caminando hacia el cuarto de Edd. La puerta no estaba con llave.

Ya adentro me tendí en su cama, mirando el techo blanco que producía una cierta sensación de paz. Me encontré mirando el techo, como si nada malo hubiera pasado en las últimas dos semanas. Como si solo fuera una chica normal con una vida normal.

Escuche como la puerta se abrí con un ligero clic.

-Sabía que te encontraría aquí.-Murmuró. Yo gire mi cabeza para mirarlo. Se veía tan bien como siempre. A pesar de esas grandes ojeras negras que tenía bajo los ojos y ese aire cansador.- ¿No quieres ir a pasear?-Yo solté una carcajada.

-¿A estas horas?-Pregunté sarcástica.- ¿Es que no recuerdas quien puede estar afuera? ¡Es que no recuerdas lo que acaba de pasar hace poco!-Algo se me vino a la mente.-Nos vio.

Hubo un silencio infernal.

-¿Qué?-Preguntó Edd, entrando completamente a la habitación y cerrando la puerta tras suyo.

-Noah nos vio la otra noche en el balcón.-Volví a mirar al techo, mientras Edd se sentaba a orillas de la cama.-Juntos.-Soltó una carcajada.

-Bien. Ahora sabe que fumas.-Río por su propio chiste. Aunque yo no le encontré gracia. Se acomodó más en su lugar.-Elena. Eso no me importa. Estábamos bien en ese momento. Si él nos vio un carajo.-Suspiró.- Él ya no...

-Lo sé.-Le interrumpí. No sabía completamente lo que iba a decir, pero algo para responder eso.-Él ya... Ya no cuenta, ya no vale.-Sentí la mirada de Edd clavada en mi rostro. Yo, al muy al fondo de mi alma, quise que fuera verdad. Lo deseé con todas mis fuerzas.

-Elena.-Al mirar a Edd me encontré con que ya me miraba. Cerró los ojos y negó lentamente con la cabeza.-Supongo que dormirás aquí de nuevo, ¿No?-Yo le sonreí. Él me devolvió la sonrisa.-Te advierto, no dormiré en el sofá.

-¿Me obligas a dormir a mí en el sofá, a mí, la que tiene la cara deformada?-Alegué.-Necesito descansar en paz.

-Yo no me refería a eso.-Musito. Yo cerré los ojos y respiré lentamente. Sabía a lo que se refería.

Nos quedamos en silencio un buen rato. En verdad, no tenía ganas de hablar. Los moratones verdes y morados que llevaba conmigo dolían demasiado.

-Me quiero ir mañana.-De repente dice Edd, yo lo miro, colocándole atención.-Quiero empezar el viaje mañana.-Cerré los ojos.

-Lo que quieres es alejarte de ellos de una vez.-Musite, Edd sonrió con esa sonrisa seductora y burlesca que siempre ponía.

-O estar a solas contigo de una vez.- ¿Por qué decía eso? era algo aterrador. Lo miré, y el soltó una leve risa, así que sonreí negando con la cabeza. Edd no me haría daño.-Tuviste que ver tu reacción.-Se incorporó de donde estaba sentado, y camino a paso lento hacia la ventana.-Vámonos. Por favor.

-¿Cómo confiar verdaderamente en ti?-Arquee una ceja.

-¿Y por qué no?-Sonrió, dándose la vuelta hacia mí.-Tal vez te engañaría pero... ¿Qué ganó con eso?-Volvió a caminar hacia aquí.-Tal vez te engañe, puede ser. Como tal vez puede que no.-Suspiré pesadamente y él río.-Preparare mis cosas, si quieres puedo ir a recoger tus cosas también.-Se dirigió a la puerta.

-¿Por qué estás tan confiado que iré contigo?-Musite cuando Edd abrió la puerta.

-No lo sé.-Responde antes de desaparecer.-Solo lo sé. Sé que iras conmigo.

Bostecé y me dirigí al baño.

Abrí la manilla de agua y me desvestí. Estuve unos minutos mirándome al espejo. Mirando ese cuerpo irreconocible. Era inevitable, no me gustaba mucho. No estaba mal, no era eso...Simplemente no me acostumbraba a él. Y ahora... Me palpe unos cuantos moratones, al costado de mi abdomen, aguantando el dolor. Eso me hacía sentir viva, por lo menos aún podía sentir. Y esto me haría recordar mi promesa. Quitaré esa sonrisa de la cara de Will tanto como la de Noah. Miré mi rostro, mis pómulos lucían unos colores verdes y morados, pero mis ojos me gustaban. Tenían un brillito que me llenaba de esperanza. De maldad. Cerré los ojos y deje de pensar en Will.

Al sentir el agua caliente en contacto con mi cuerpo, me relaje. Prometí comer para la próxima vez. Aunque no tuviera hambre obligarme a hacerlo. No me podía enfrentar a Will con ese aspecto de cadáver. Prometí disfrutar del aire fresco, o de una simple caricia. Quién sabe si fuese la última.  

Tardes De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora