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No sé cuánto tiempo me toma darme cuenta que no va a suceder, que ella se ha ido. Pero cuando lo hago, siento que la fuerza me abandona, y me caigo de rodillas al lado de la mesa y creo que lloro entonces, por lo menos quiero, y todo dentro de mi grita por sólo un beso más, una palabra más, una mirada más, uno más.                                                                                                             Verónica Roth Allegiant



Hubo un silencio antes de que alguien hablara. Las ramas de los arboles era las únicas que sonaban gracias al rose del viento.

-Por esta zona hay más cazadores.-Menciono acercándose y tirando lo que quedaba del cigarrillo al fuego.-Estos bosques son sagrados en el otro mundo, los cazadores deben suponer que criaturas especiales vengan a acampar por aquí.- Mire a Edd sin creer sus palabras.

-No estamos acampando.-Le contesto de mala gana Mark.

Edd Levanto una ceja y miró el lugar. Luego soltó una carcajada sarcástica.

-¿Y que es todo esto?-Pregunto sarcástico.

-Estos árboles son simples robles.-Solté yo también. Edd me miró fijamente.

-Lo que tú digas. A ti te creo todo.-Musitó.

Suspire y lo miré directamente a los ojos. Él, por su lado sonrió coqueto.

Me di la vuelta llevándome mi diestra a la cabeza, algo cansada por todo. Me senté en el frio suelo, y suspiré. Quizás, solo quizás... Podría despertar en cualquier momento y darme cuenta que esto no era nada más que un podrido sueño y más tarde me colocaría una polera Cool para salir con Noah.

Cerré los ojos y me concentre en alejar esos pensamientos de mi mente. Cuando volví a abrir los ojos, Camila estaba al otro lado del "camping". Me acerco al fuego lentamente. Mientras hacía eso, el silencio fue absoluto. Ella dijo algo sobre el color del cielo, y empezamos hablar sobre las estrellas, mientras los otros no sé qué hacían. Me parecía algo irreal estar ahí, como de vacaciones sabiendo la verdad.

Había estado viviendo toda mi vida en una mentira. El mundo no era como yo siempre creí que era. Algo aburrido que al final se convierte en una rutina.

-Podrías ser más útil que Camila, y ayudarnos a traer leña ¿Quieres?-Yo abrí la boca ofendida, pero una vez más, fui interrumpida.

-De eso se encargan tú y Matt. Ella no tiene fuerza, ¿Sabes?- Yo me gire mi cabeza hacia la dirección de Edd, que me sonreía. Sabía que yo debía descansar de toda la tensión que me daba esta situación. Yo no le devolví la sonrisa. Se lo agradecía, pero al mismo tiempo yo sabía defenderme sola y no necesitaba ningún "príncipe azul" que me ayudara. Aunque... En su caso, sería un príncipe naranjo. Solté una risita y me tape mi boca con mis manos.

Mark bufó. Yo dirigí mi vista hacia el fuego, y sonreí burlona.

-Es hartarte...Nunca nos toma atención, como si no fuera importante...-Alguien dijo.

-Anda pérdida en su mundo siempre.- Luego de ese comentario alguien se rio. Todo me sonaba muy lejano, esas voces eran de lejos... Apagadas... Lentas, como un eco proviniendo de otro lugar...

-Déjenla. ¿Solo tiene 17 y esperan que se tome bien esto?- Hubo un maulló a respuesta de eso.

-Está mirando tan fijamente el fuego...-Eso me saco de mi transe.

Tardes De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora