34

94 4 0
                                    

-¿Cuándo queda de viaje?-Pregunto. Si no me equivoco, llevamos más de 6 días viajando en auto en auto.

-Estamos cerca. ¿Dónde dices que queda el campo de Camila?

-17 kilómetros afuera de Anteiya. Hacia el sur.-Sonríe de oreja a oreja.

-Si nos para este camión, serian 4 horas.

Mi corazón se acelera un poco. No es nada lo que falta. Y es como si el tiempo nunca hubiese pasado. Aquí estamos, de nuevo, donde empezamos.

Llegamos a la pequeña ciudad del puente al anochecer. Es como si la noche fuera nuestra amiga. Estamos a 3 o 5 kilómetros de distancia del campo de Camila. Es en el pueblo donde muchas veces baje a comprar pan con Noah a caballo. Es el único pueblo cerca que teníamos. Tengo sueño, así que Edd se apresura a conseguir un lugar donde dormir. Mañana continuaremos nuestro camino, mañana llegaremos. Mañana sería un nuevo día.

Le pagamos por adelantado a la señora, solamente es una noche. Es un recinto grande con muchas cabañas. Estoy pegada a Edd mientras caminamos hacia la cabaña número 33. La señora es un amor, todo el mundo ha sido un amor con nosotros. Es como si solo existieran dos clases de personas en el mundo. Personas de buen corazón y personas como Will.

-Es aquí.-Nos dice cuando llegamos a la puerta. Nos pasa las llaves y nos invita a tomar desayuno a las 10. Eso va incluido con la cabaña, pero Edd niega, amablemente y le dice que nos vamos a ir más temprano.

Prendé las luces y yo me tiró a la cama con los brazos extendidos. El cuarto es pequeño y solo cuenta con una cama, un velador y una tele. Hay una puerta donde seguramente está el baño. Edd se encierra ahí. Cuando sale, minutos después, está con su piyama. La polera de iluminati y unos boxers. Yo por una razón ya no tengo sueño. Ignoro el hecho de que solo hay una cama y tomo la mochila para buscar la polera de Deadpool.

-Ele.-Murmura él cuando ve que estoy sacándome la polera que llevo ahí, sin importar que este con él en la habitación.

-No te preocupes, nosotras las mujeres sabemos cómo hacer esto.-Digo, sonriendo mientras me pongo la polera encima de mi sujetador. Eddd parece incomodo, trata de mirar hacia otro lado, pero cuando llevo mis manos a mi espalda, se acerca rápidamente a mí que apenas puedo reaccionar.

-Yo te ayudo.-Murmura, y se abalanza a mí, llevando sus labios a los míos. Me besa, vuelvo al lugar mis brazos y cierro los ojos despacio. Pero no es como el beso del baño, no. Es con más brusquedad, con una pisca de desesperación. Me besa hasta que me quita el aliento y luego de eso sigue besándome. Llevo mis manos a su polera, donde las aprieto contra él. Sus besos tienen tanta presión que lentamente va empujándome hacia atrás.


Estamos un rato besándonos, sin decir nada, tan solo respirando muy cerca que ya no sé si es mi exhalación la que se escucha o la suya. Esta arriba mío, su cuerpo presionado al mío de tan forma que estoy contra el colchón. Sus manos me acarician bajo la polera, esa polera de Deadpool que ya no me gusta para nada. Cierro los ojos fuertemente cuando sus dedos suben un poco más allá de mi abdomen. Puedo sentir el latido desenfrenado de su corazón, y como mi respiración se va acelerando. Me rio un poco, entre el beso y Edd se acomoda subiendo unos centímetros y apretándome más para poder llevar su boca a mi oreja. Siento su presión en mis caderas, y me doy cuenta de lo duro que está.

-Edd.-Musito, pero no suena como yo quería que saliera. Está mordiendo mi piel bajo la oreja y es una sensación tan satisfactoria que vuelvo a cerrar la boca. Sus dedos tocan el borde de mi sostén y su lengua baja lentamente hacia mi cuello. Podría explotar en cualquier momento. ¿Puede existir algo más suave y apasionante que las caricias de Edd? No lo creo.

Mete su mano adentro de mi sujetador y se detiene un segundo de besarme. Sus dedos están rozando levemente mi piel. Abro los ojos y me encuentro con sus ojos azules muy de cerca. Está rojo.

-No pares.-Digo, y él se ríe nervioso. Yo también comienzo a reír nerviosa. Vuelve a acomodarse arriba mío, apretando unos segundos más su cintura a la mía, y no sé si lo hace para provocarme, pero no me importa. Es cierto lo que le dije. No quiero que pare.

Vuelve a besarme y sus manos tocan mi piel. Me acaricia, y yo tengo que separar mis labios de los suyos para poder respirar bien. Ed se incorpora un poco, y baja. Siento su respiración haciéndome cosquillas en mi abdomen mientras me sube la polera. No puedo evitar estremecerme cuando sus labios tocan donde antes tocaban sus dedos.

Luego de un rato se detiene, levanta la cabeza y me mira fijamente a los ojos.

-¿Ele...?-Musita con la voz ronca. Cierro los ojos. Sé exactamente lo que va a decir.

-No...No tenemos protección.-Vuelvo a abrir los ojos y lo veo con una expresión rara en la cara. Aprieta los labios, frunzo el ceño sin entender.

-No te vayas a enojar conmigo, por favor.-Dice.-Pero si tengo.

Al principio pienso que es una broma, pero me doy cuenta que no lo es. Suelto una risita.

-Eres un pervertido, Edd.-Digo.


Estoy arriba suyo. Nos besamos por tanto tiempo que creo que ya han pasado horas. Nos miramos un rato, algo avergonzados y vuelvo a reír sin poder evitarlo. No tengo nada arriba y sus manos acarician mis pechos, pero todavía tengo algo de ropa puesta. Acabamos de poner una almohada entre el respaldo de la cama y la pared lo que nos hizo reír como estúpidos por mucho rato.

-Voy a darte todo lo que tengo.-Suelta entrecortadamente mientras yo me las arreglo para que la ropa ya no nos separe más.

-Ya me has dado todo lo que tienes Ed.-respondo. No sé muy bien el significado de su frase. Con Edd, nunca se sabe bien. Pero es verdad. Desde esa tarde cuando Noah y Will me encerraron dentro de una celda con él, ha estado siempre a mi lado. Me lo ha dado todo, todo lo que podía y todo lo que yo necesitaba.



-Creo que podremos desayunar aquí, al fin y al cabo.-Musito prendiendo la tele para ver la hora.

Ed se queja, tapándose la cara con la almohada. Sonrió y me tapo hasta el cuello. Hace frio.

-¿Qué hora es?-Farfulla Ed desde debajo de la almohada.

-Las 9 y media. El desayuno es a la diez.

-Mierda.-Maldice y se incorpora. Tiene su cabello muy alborotado.-se supone que deberíamos habernos ido a las 7.-Me mira avergonzado.-Buenos días.

Río un poco.

-Buenos días.-Contesto.

-Creo que quiero un poco de desayuno.-Musita, incorporándose.-Sip, nos hará bien comer antes de caminar más.

-Entonces tenemos que apurarnos.-Reflexiono.-Tenemos que... Ordenar un poco.

Me río, pero no digo nada porque se pone rojo.




Quizás la señora lo sospecha. Y odio que Edd le haya dicho que nos íbamos temprano, porque si nos íbamos temprano pero nos quedamos dormidos... ¿Por qué la gente se queda dormida? Porque se mantiene mucho tiempo despierta durante la noche. Y yo sé que la señora lo sabe, lo sabe. Sabe porque nos mantuvimos despiertos hasta tarde. O solo soy yo que estoy paranoica.

Quizás sea eso, y no lo sabe. Pero si lo sabe, no le importa porque nos trata bien. El desayuno es tostadas con mantequilla y mermelada y café.

A mi opinión es el mejor desayuno que he comido desde mil años luz atrás.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 15, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tardes De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora