VI: Rapto[Sin Editar]

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Aquel destello cegador de luz la hizo volver a la tranquilidad por unos momentos, más aun al ver que el sol comenzaba a salir, aun tirada en el suelo, con una simple camisola de seda y sus piernas junto con sus tobillos todo heridos, su estómago dolía aun por aquella dolorosa patada , su cuerpo todo mojado por la lluvia que extrañamente había desaparecido, intenta levantarse como puede pero se le es imposible hacerlo, le dolía todo y peor aún, no sabía que era lo que había pasado, un chico joven desatando toda su ira contra ella, una cicatriz que le cruzaba medio rostro unas...alas...sin explicación alguna, ¿Fumo algo? Pero eso no podía ser normal.

-Eso no es real...no es real...au...au-

Dice o mejor dicho intenta convencerse de que nada era verdad, pero ya era hora que vea más allá de sus ojos, había algo más con ella, algo no tenía explicación, todo desde que aparecía tal hombre del bosque, su vida se volvió un infierno desde que él se hizo presente.

-Vamos...ya...-

Se da alientos a sí misma, tomando la corteza de un árbol viejo pero firme, el cual le da resistencia suficiente para impulsarse y levantarse, pero ¿Cómo llegaría a su casa? Esta hora su madre ya estaría en casa, se encontraría con las puertas abiertas y todo lo demás, de seguro se asustara y mucho.

Con el estómago encogido y sus piernas todas heridas comienza a encaminarse hacia fuera pero se detiene en seco al ver que no tiene camino de salida, no recuerda de donde vino.

-Mierda y ahora... ¿Qué hago? Tienes dos opciones Kat, sigue tu instinto o la lógica del sol...-

Mueve la cabeza decidiendo que hacer en seguir su instinto nunca lo hizo porque es alguien de ciencias no de instintos ni nada de eso, y cuando seguía su lógica siempre terminaba mal, así que por última opción el instinto es su decisión.

-Instinto que nunca he usado... funciona por favor-

Cierra sus ojos he intenta concentrarse, su instinto le indicaba ir contra el sol, no sabía si estaba correcto, pero solo quería salir de aquel tenebroso lugar.

Emprende camino, dando leves zancadas haciendo que vuelva al suelo, quedando más sucia, destornuda, era seguro un resfriado, o aun peor, una neumonía.

-La luz...-

Susurra bajo, para caminar lo más rápido hacia fuera, notando la carretera a lo lejos, el sol comenzaba a dar en su rostro, haciendo que una sonrisa con dolor pero agradable saliera de sus facciones firmes pero tiernas a la vez.

-Vale...ya estoy fuera, ahora... ¿Dónde estoy?-

Dice, viendo con más claridad las heridas que tenía, eran realmente feas y estaban irritándose, comienza a caminar a la derecha donde su corazón decía que debía ir, donde algo le decía que hay debía estar.

Continúa caminando pero se detiene en seco al ver que un auto negro con una patente que creía recordar se acercaba.

-Esa patente...nooo...-

Al darse cuenta que era del mismo auto de aquel día en el bosque, se gira rápido e intenta correr, pero le es en vano hacer tal cosa, el auto se detiene en seco y sale un hombre de atrás, para tomarla por los brazos, mientras comenzaba a gritar fuertemente, como si eso funcionara de algo, en aquel solitario lugar no vale de nada.

La introducen dentro del auto, ella sin poder hacer nada, la fuerza que desprendían era enorme, su forcejeo no alcanzaba a ser ni siquiera cosquillas.

-Soltadme...ya no puedo más...solo...dejadme...tranquila...por favor...-

Dice sintiendo el pecho apretársele, solo se larga a llorar desconsoladamente, todo estaba saliéndose de su control, cosas inexplicables sucedían, ritos...raros, esquizofrénicos por la ciudad...un hombre con alas...que si no fuera porque no cree...juraría que era un ángel...pero medio oscuro y de luz.

LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora