CAPÍTULO EDITADO
ESTEBAN
La abstinencia y el mal humor están acabando conmigo. Estoy seguro que si le ofrezco a aquel chico ser mío, aceptaría de inmediato. Aunque las charlas con el terapeuta me pongan a pensar distinto.
—¿Estás teniendo fantasías con menores que tú, Esteban? —Dice él.
Estoy acostado en el diván, en el consultorio de Juan. Pasando mi mano por mi barbilla.
—Es inevitable, al igual que es inevitable imaginarlo siendo mi sumiso, todos esos juegos sexuales y pervertidos — me relamo los labios —La última vez que estuve con un chico termino mal, los dos teníamos mentes perversas, nuestros deseos, fantasías y demás eran muy riesgosos y eroticos. El temperamento, este también fue nuestro problema, los dos éramos muy explosivos — Tomó aire, pasando mi mano por los ojos — Pero este pequeño, me tiene prendido. Es menor, frágil, peligroso, eso me calienta demasiado.
— Podrías ir a la carcel , aunque en algunos lugares es Legal a partir de los 16 y con el consentimiento de las dos partes — Anota algo en su pequeña libreta — No eres pedofilo o pederasta, no al menos que tengas pensamientos sexuales para menores de 15. Ahí si tendremos serios problemas, tendríamos que aumentar las terapias. Si llegaras a tocar al chico con su consentimiento, con cariño a eso se le llama Efebofilia que consiste como ya te lo dije, en interés sexual o atracción hacia los y las adolescentes o jóvenes ubicados en el desarrollo sexual o adolescencia media y tardía, se extiende usualmente entre los 14 a 19 años de edad, la atracción que sienten los adultos hacia los jóvenes o adolescentes mayores que usualmente ya han desarrollado fisicamente, podría confundirse fácilmente con la pedofilia y la hebefilia. La efebofilia no tiene un estatuto legal o jurídico y, por consiguiente, sus prácticas son legales o no en función de la edad del adolescente o mejor dicho a la edad de consentimiento sexual que varía de país a país. Si no hay consentimiento, se convierte en violación y pederasta. Aunque también puede ser considerado Estreso — explica
—Eso es un gran problema—Pasó mi mano por mi pelo — antes el humor, ahora la Efebofilia. Ya no quiero tener estos pensamientos —Mi voz suena desesperada — No quiero volverme una clase de pedofilo. Primero la perversidad y la oscuridad qué hay en mi mente al tener sexo, sumándole mi mal humor, tengo problemas serios problemas.
Saliendo de la terapia decido dar una vuelta. Mi vida definitivamente va de mal en peor. Primero, mi mal temperamento desde pequeño , contestando, estando enojado la mayoría del tiempo, siendo un busca pleitos. Segundo, mi vida sexual tan enfermiza, descubrí lo que era el sexo perverso y me encantó, puedo sacar mi furia y me genera placer. Y ahora, como tercer punto, me gusta un chico seis años menor que yo, los romances entre profe y alumno se toman como algo perverso y fetichista.
Efebofilia. No me puedo sacar esa palabra de la cabeza. Estoy hecho una mierda.
Cuando por casualidad me encontré a Abraham en aquel local sentí el impulso, el pensamiento, de tomarlo por el cuello y cogermelo ahí mismo. Es tan Hermoso y tan estupido, con esos looks extraños y esa voz frágil. Quiero poseerlo cuando no hace nada y es tan rebelde, siento la necesidad de darle su merecida reprimienda.
Estoy Jodido. No es posible que esté impartiendo clases mientras tengo esa clase de pensamientos, no estoy estable psicólogicamente, lo sé. Necesito más terapias. No quiero ir a prisión por coger con un menor. Tal vez debería dejar de dar clases, al fin y al cabo soy socio en una pequeña empresa de paneles solares, incluso puedo volver de Ingeniero, o algo que me aleje de toda esta mierda perversa con la que cargo.
Si lo recuerdo... toda esta oscuridad viene desde mi infancia. Mis padres trabajando en la política jamás me ponían atención, cuando lo hacían era para maldecirme, pase toda mi infancia viendo cómo mi padre se acostaba con prostitutas y mi madre se tiraba a su jefe. Todos los intentos de mi padre de corregirme por ser homosexual o por hacer algo inapropiado, cuando no hacía tarea. Para él todo tenía que estar en orden. Mi infancia estuvo llena de golpes. Desde ahí aprendí a amar el orden,de ahí viene el mal humor. El no sentirme apreciado me hace sentir estupido.
Todo eso que reprimí en la infancia y parte de la adolescencia lo aprendí a sacar con el dolor, infringiendolo o que me lo infrinjan a mí durante el sexo, los látigos, esposas, golpes, fustas, sogas, máscaras de látex. El dolor es terapéutico. Es mi forma de calmar mi ira. Aunque sí, soy consciente de lo que conlleva eso, sé que soy un sádico y me odio por ello.
Maldigo el momento en que me llené de mierda.
Pasó al mismo local de ayer para tomarme un té, necesito respirar un poco. La terapia de hoy ( como las últimas) me han dejado muy exhausto. Irónicamente, si algo que me puede relajar y sacar un poco del mal ambiente, es dar clases, me relaja resolver y explicar las operaciones, me mantienen tranquilo porque me pierdo en los números, no pienso en nada más; aunque también es un trabajo estresante, pero puedo con ello. El caso es que esa es la razón por la que inisito en seguir enseñando a pesar de todo.
— ¿qué gusta tomar? — me pregunta una de las trabajadoras llamando mi atención y tomo mi orden.
Estoy sentado en un buen lugar, uno de y sillones individuales más tranquilos, así que aprovecho y saco un libro para distraerme. Estoy buscando la página donde quedé cuando un rostro muy familiar se posa frente a mi.
—No puedo estar sin ti Esteban, necesito de tus juegos, todo — su voz suena un poco suplicante.
— Ya terminó ¿no lo entiendes? No podemos seguir con ¡Nos estamos Jodiendo!
—Es muy difícil tenerte en la escuela y no poder disfrutarte — acerca más su asiento hasta donde estoy y pone una mano en mi pierna —. Te necesito, tú igual me necesitas ¿para qué engañarnos?
—Ya te dije que no — Retiro su mano rompiéndo el contacto —. Esto no va a acabar bien, nos destruíamos. Entiéndelo.
—No me digas eso. Tú eres el único que me hace sentir libre. Me cansa rechazarme ante esos cabrones, contigo no es así, puedo ser yo —dice desesperado —. Sólo contigo...
—Lo siento pero no, debemos dejar esta mierda enfermiza. También tienes que empezar a aceptarte, no sólo conmigo puedes buscar la libertad. Hay más chicos, puedes decirle al mundo que eres gay y eso acabará con tus problemas.
— ¡¿Cómo se te ocurre semejante estupidez?! ¿Sabes lo que eso causaría? Mis "amigos" me harían la vida imposible. Mis padres me matarían. Prefiero que piensen que soy un drogadicto de mierda a un Joto. Tú mejor que nadie sabes lo que es ser rechazado por tus padres.
—Deberías tomarlo en cuenta — Me levantó de mi asiento, recojo mi pedido y me voy de aquel lugar dejándolo solo y echando humos.
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Placer Entre Lineas:Guarda Silencio. #1 [EN EDICIÓN]
RomanceADVERTENCIA: contenido maduro y explícito como lenguaje fuerte y sexual Abraham es un chico de 18 años abiertamente gay, al que muchas veces le surgen inseguridades sobre el y su cuerpo, está a unos días de volver empezar una etapa en su vida; La P...