Insane

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Una semana había pasado desde aquello.

Yulian había vuelto a negarse a hablar, cosa que sacaba de quicio a cierto doctor de cabellos oscuros. Solo tenia tres semanas en las que Stephan no lo estaría interrumpiendo... Además, aquel maldito podía adjudicarse su avance y todo el tiempo que había invertido en Mikhailov se iría a la basura. Otra cosa que había pasado en aquellos días, había sido un conflicto que tuvo con algunos doctores pues al pedir que se retirara la medicación a Mikhailov fue regañado puesto que la medicina que él había impuesto se la podían quitar, mas las otras las había recetado Stephan y si Stephan no daba la orden, tenían prohibido interferir.

Quiso golpear a todos y cada uno de los tipos, pero no tuvo más alternativa que pedir una disculpa y retirarse de manera pacífica. Odiaba ese lugar, odiaba a esas personas. No tuvo más opción que decirle a Yulian que no tomara los medicamentos y suplicarle que hallara la manera de tirarlos sin que nadie se diera cuenta. Por su puesto que no esperaba una respuesta, y aun así la obtuvo; Yulian solo murmuro que tenia mucho tiempo que no tragaba las pastillas que le daban y eso logro que Bas sonriera de manera inconsciente.

Pero el chico no volvió a hablar.

No tenia tiempo para los caprichos de ese niño, y por mas que quisiera tomarlo de los hombros y azotarlo contra la pared para obligarlo a seguir... No lo haría, debía seguir con aquel cuento de entendimiento y cariño. Todos los días iba con comida para el chico, casi siempre la compraba pues cuando tenía la intención de cocinar recordaba que su nevera estaba vacía. Llego a darle dulces, chocolate, caramelo y, aun así, nada. Estaba comenzando a irritarse.

Agradecía que Mila estuviera ahí para ayudarlo a "Descargar presión" Si saben a lo que me refiero.

Todos los días sin falta, intentaba iniciar conversación. Todos los días fingía ser su amigo, fingía paciencia y entendimiento. Nada más lejos de la realidad. Así como todos los días estaba ahí, con aquella asquerosa sonrisa fingida que no hacia mas que hacerle querer arrancarse los labios, llegaba a casa y llenaba de agua su lavabo. Gritaba, golpeaba las almohadas, pateaba los muebles y no dejaba de escuchar aquella vocecita en su cabeza, irritante y molesta:

[Ríndete]

[Te lo dije]

Gritaba deseando que parara, le recriminaba que no era su culpa. Deseaba que se callara y lo dejara tranquilo de una vez por todas.

[Inútil]

Dormir no era una opción, las pesadillas que lo habían comenzado a atormentar no paraban. Esa semana fue lo peor que le pudo haber pasado, no podía dormir, no podía comer y aquella voz no lo dejaba tranquilo. Desde muy chico se había propuesto acallarla y un tiempo lo logro, pero ahora, después de años regresaba y juraba oírla mas fuerte y clara; Después de años su madre volvía a atormentarlo.

Era sábado por la mañana, estaba exhausto, tanto, que al subir al auto quedo profundamente dormido. El chofer agradeció mentalmente esto, pues la mirada gélida del doctor le ponía la carne de gallina. Bas durmió todo el camino y a pesar de no sentirse recuperado estaba feliz, puesto que era la primera vez en la semana que podía cerrar los ojos sin tener una pesadilla. Bajo del auto y sin mas entro a Dolina Sveta. No tardo mucho en divisar a Mila, ambos se lanzaron unas miradas subidas de tono, no pasaron mas de diez minutos cuando ya se hallaban en la oficina de Stephan quitándose presurosos la ropa, para cuando Bas lo noto, ya había empotrado a Mila contra el escritorio.

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¿Cuánto había pasado? ¿Una semana? No, tal vez un mes quizás dos, Yulian no lo sabía, el tiempo era demasiado confuso y difícil de medir estando encerrado en aquellas cuatro paredes; Al principio llevaba cuenta de las horas y los días usando como medida de tiempo sus medicinas y la hora de la comida, mas, lentamente presa de aquellas drogas su mente comenzó a confundirse cada vez más. Podían pasar meses y el no veía a ni una sola persona, la comida de repente aparecía y a veces simplemente ya no estaba.