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Todo se hallaba en completo silencio, dejando de lado un extraño repiqueteo por los focos de luz amarilla en el lugar.

Bas sentía su corazón en la garganta y sentía una pequeña capa de sudor cubrirle todo el cuerpo. Permanecía en calma, tal y como solía hacerlo siempre, mas no sabía cuánto más podría aguantar.

No quería presionar a Yulian.

Pero tampoco lo iba a dejar tomarse su tiempo.

Necesitaba presionarlo. Tal vez. No como tal, más bien un poco de... chantaje.

-Es excelente- Alcanzo a decir. Se maldijo mentalmente pues nunca solía hablar sin haber pensado anteriormente cada palabra. – Es increíble que estés queriendo avanzar, no cualquiera puede hacerlo...-Vio como el chico frunció levente el entrecejo- Se que, contarme todo aquello que...- Titubeo pues no sabía cómo decirlo, no podía hacer una estupidez, no ahora que estaba tan cerca. - ...que te hizo ser así. Apuesto a que revivir aquello no es nada agradable. Pero piensa que es una manera de afrontar todo aquello y ...

-...Vas a juzgarme- Escucho el murmullo. Y ahí estaba, justo lo que necesitaba.

-Por supuesto que no- Rápidamente se acercó a Yulian, poniendo su rostro frente al del joven obligándolo a verlo. - No te juzgaría, eso sería lo último que quisiera ¿De acuerdo? Estoy aquí para apoyarte. Entiéndelo Yulian...- Con sus manos acuno el rostro del contario. Yulian dio un pequeño brinco, sus ojos se abrieron y pudo sentir su interior removerse; Había algo en esos ojos llenos de seguridad que hacía que su corazón retumbara en su pecho. - No me asustas Yulian... No creo que seas un monstruo y nada me hará cambiar de opinión.

>> ¿Quieres saber que veo en ti Yulian? - Dio una pausa premeditada esperando generar un poco de inquietud en Mikhailov- Veo a un chico que ha sufrido y que está harto de ello. No soy solo tu medico Yuls, quiero poder ser tu amigo, quiero que confíes y creas en mí, así como yo creo en ti...- Con el cuerpo entumecido por la adrenalina, comenzó a quitar una por una las correas de la camisa de fuerza del chico.

¿Qué si estaba seguro de lo que hacía?

Obviamente no, el tipo era un caníbal que de solo quererlo podría matarlo de una mordida en la yugular. Pero debía de convencerlo, no había más alternativa si es que planeaba ganarse su confianza. Seguía quitando las correas y los seguros. Hasta que finalmente los brazos que permanecían amarrados a sus costados se liberaron y cayeron presas de la gravedad.

- ¿Qué acabas de... hacer? - pregunto Yulian en medio de un jadeo por la sorpresa.

Su rostro estaba serio, e intentaba emanar aquella sensación de realismo; Cuando vio un par de lágrimas escapar de los ojos celestes no pudo evitar sonreír complacido.

Listo, lo tenía.

Ese chico era suyo.

- ¿...Que quieres saber?

- Cuéntame lo que creas conveniente. Sea lo que sea escuchare – Esbozo una calidad sonrisa- Podemos empezar con cosas tranquilas... No es necesario que me digas que fue exactamente lo que desato el problema... Puede que ni siquiera tú lo sepas. - Se sentó frene a él, mientras que yulian continuaba inmóvil. - Cuéntame lo que recuerdes, puede que las coas se vallan aclarando conforme avancemos. - Bas bajo un poco la mirada, fingiendo pensar.

Yulian no podía apartar la mirada de aquel hombre.

Aquel hombre que no conocía, pero que aun así sentía que confiaba.

Y lo pudo sentir, ahí estaba. Aquel sentimiento tan familiar para él. Aquel que lo había condenado.

Aquel que lo había matado.

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