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--Abre las piernas papito- Las manos rasposas tomaron sus piernas por las rodillas, abriéndolas con un movimiento brusco. - Justo así, muy bien...- Mascullo mientras daba unas cuantas caricias a los glúteos del preadolescente parado frente a él.

Para el señor Pávlov Yulian era uno de sus juguetitos favoritos, era obediente y silencioso. No importaba que le dijera, sabía que el chiquillo lo haría, acataba las instrucciones con facilidad y sin ninguna queja. Cada que tenía un poco más de dinero no dudaba ni un segundo en pagar para estar un rato con Yulian; Era más caro que una puta normal, pero por una mierda, vaya que valía la pena.

Pávlov se acostó en el suelo, en medio de las piernas delgadas de Yulian el cual estaba completamente desnudo, la piel del chico estaba erizada por el frio congelante de aquella noche; No le dio importancia, dirigió su mano hacia su pantalón y removiendo su ropa interior logro encontrar su miembro erecto, que, a los ojos de Yulian era pequeño y raro, como si de una salchicha vieja se tratase.

>>Vamos papito- Suplico mientras acariciaba su miembro con violencia- Hazlo de una puta vez- Volvió a decir, entre suspiros desesperados.

Yulian apretó los ojos, intentado no pensar en lo que sucedía en ese momento. No era la primera vez, pero no quitaba que fuera sumamente difícil y vergonzoso para él. Sabía que, si no lo hacía, aquel hombre lo golpearía hasta dejarlo medio muerto, se quejaría con Tasya y Alik para que después ellos lo volvieran a golpear, no hacerlo sería una estupidez además... En verdad deseaba orinar, no por nada Tasya lo había hecho tragar varios vasos de un extraño jarabe hacia una media hora.

Mordió su labio inferior y con una molesta sensación en su espalda libero su cuerpo...

Al liberar el líquido dorado, no pudo evitar sentirse momentáneamente relajado más esa sensación de bienestar se desvaneció apenas apareció, escucho los jadeos de Pávlov el cual se retorcía al sentir la cálida orina salpicar su rostro. Era como un gusano, abría grande la boca y sacaba la lengua buscando llenarla de aquel desecho líquido, sin apartar su mano de su erección, la masturbaba frenéticamente y al sentir la última gota resbalando por la piel de su rostro, Yulian escucho un tremendo grito, como si de un animal se tratase, aquel grito que anunciaba que el hombre había terminado. Yulian se apartó del tipo y rápidamente acerco su boca al miembro flácido, agradecía mentalmente que ese sujeto liberara tan poco semen, pues solo tenía que dar un par de lamidas para dejarlo limpio.

-Veo que aun recuerdas como me gusta- Hablo Pávlov mientras se ponía de pie y acomodaba su ropa completamente empapada- tranquilo papito, volveré la siguiente semana- Le guiño y salió de la habitación.

Yulian permaneció en el piso, pegando sus rodillas a su pecho. Odiaba hacerlo, odiaba aquello. Aunque, si tuviese que mencionar algo bueno del Señor Pávlov sería el hecho de que fuera tan viejo. Sus placeres eran fáciles de complacer y no tan laboriosos como otros que había tenido que apaciguar, otra cosa era que al hombre no parecía interesarle en absoluto su trasero, cosa que agradecía. El hombre siempre venía por lo mismo, deseaba que Yulian le orinase encima y que, al correrse, este limpiara los restos de semen... Ni siquiera pedía como tal que se la chupara.

-Yulian- Se puso de pie al escuchar su nombre, seguido de esto, la vieja puerta de madera se abrió. Vio el cabello rubio y largo, Tasya se veía igual que siempre. Al posar sus ojos en Yulian hizo una mueca de asco- Por dios... Te juro que, si Pávlov no pagara tan bien, dejaría de darle servicio – Tasya camino hacia Yulian y lo tomo del brazo con fuerza y jalándolo lo saco del cuarto- Límpiate y luego limpias tu porquería-Menciono refiriéndose al piso lleno de orina.

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