Capítulo 8

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La campana que indicaba que las clases de hoy habían llegado a su fin resonaron por toda la escuela y junto a ella se escuchó bullicio por doquier. Yo recogí todas mis pertenencias para salir de ese lugar deprisa; aunque en realidad prefería estar en esta maloliente escuela que estar en mi maldita casa y soportar a mi madre y al estúpido de su novio.

Mi padre nunca lo conocí pero tengo recuerdos de una madre totalmente diferente a la que tengo hoy en día, ella siempre mostraba aquella sonrisa cálida en su bello rostro color perla con mejillas color fresa, su cabello castaño le caía por los hombros y al pegarle el sol parecía de oro, se agitaba ágilmente con el viento como a una princesa, y esos ojos color miel podían derretir a cualquiera de ternura, era una mujer simplemente hermosa, siempre positiva, comprensiva y atenta, la mejor madre que alguien pudiese tener en la vida. La ama y la admiraba tanto, deseaba ser como ella, pero en la actualidad, ella había cambiado mucho y yo también, no quisiese ser aquella mujer que se la pasa bebiendo, que no sabía en qué maldito día vivía, que soportaba abusos de cualquiera, que su rostro demacrado solo mostraba docilidad y depresión disfrazado con palabras tontas de embriagues y sonrisas falsas.

La familia había pasado por situaciones difíciles, habíamos sufrido mucho por cosas que ni siquiera quería recordar, pero no la culpaba por nada, no podía, no tenía el derecho, la vida nos había jugado una mala treta.

Pero aun así extrañaba aquellos días en el parqué o escuchar esas lindas palabras de buenas noches al dormir, ahora ella no se preocupa por mí, no le importa dónde estoy, que estoy haciendo o con quien me voy, para todas las cosas que llevo a cabo eso es muy beneficioso, puedo ir de allá para acá sin problema sin tener que darle explicación a nadie a menos que tenga la mala fortuna de encontrarme con el estúpido de Thom, el novio asqueroso de mi madre.

Un hombre que para cualquier persona que no viviera bajo esta casa era un encanto total, el mejor hombre del mundo, muy adulador y con un poder de palabra excepcional, pero era todo un sociópata, un controlador innato y un muy buen mentiroso. Maltrataba a mi querida madre como él quisiese, se aprovechaba de su vulnerabilidad para hacer con ella cosas inefables, y conmigo no se metía mientras yo no estuviese cerca de él -pero era casi el mismo cuento- cosa que trataba de llevar a cabo la mayor parte del tiempo; no puedo negar que él era el que mantenía la economía de mi casa y que no vivíamos mal, nada mal, era una persona que trabajaba mucho para tener lo mejor y alimentar su gran ego, pero aunque tuviésemos la mejor casa del mundo con las cosas más caras no creo que significara que tuviésemos que aguantar tales maltratos.

Tal vez si yo dijera algo al respecto a alguna persona para poder salir de esa situación las cosas fueran diferentes, pero desde la primera vez que lo intenté no lo volví a tratar.

Yo era más joven, le dije a mi pequeño vecino que Thom golpeaba a mi mamá y este le dijo a su padre, por lo que habló con mi padrastro y como siempre con su rostro encantador y linda voz lo convenció de todo lo contrario; al parecer solo era el encaprichamiento de una pequeña nena la cual lloraba por su "verdadero" papi y estaba reacia a aceptar al "nuevo hombre de la casa".

Claro, por supuesto que de esa no salí viva, me golpeo donde no era visible para nadie, me encerró en el sótano por una maldita semana (era temporada de invierno y estaba que te cagas) y todavía recuerdo claramente sus palabras antes de meterme a ese lugar:

"—Mi pequeña nena, te has portado MUY mal, papi tiene que castigarte, y si la bebé de papi vuelve a hacer algo que afecté mi impune imagen, te mato. ¿Escuchaste bien mi sweet-heart?

—Sí.

—No te escuche corazón. —me dijo con una sonrisa burlona. Y yo al borde del llanto le conteste.

Katherine [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora